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            |  |   24 noviembre 2009  |  Contenido: 
 Manifiesto: “Ayer Iraq, hoy Afganistán: Fuera las tropas  de ocupación” Fuera tropas de Afganistán
 
 A estas alturas de la historia ninguna persona medianamente informada duda ya  de que la llamada ‘Guerra de Afganistán’ es un episodio más de la ya larga  batalla que libran los países occidentales —con EE.UU. a la cabeza— por dominar  el Oriente Medio, tanto en términos geopolíticos como a causa de sus recursos  naturales, especialmente los energéticos.
 
 En esa macro-operación diseñada por las multinacionales norteamericanas y  ejecutada por los gobiernos de Estados Unidos a su servicio, se enmarca tanto  el conflicto de Afganistán como las dos invasiones de Iraq de 1991 y 2003,  además de servir de telón de fondo para entender las tensiones forzadas con  Irán o la interminable agresión israelí sobre el pueblo palestino. La carrera  por la hegemonía estratégica y el control de los recursos (gas y petróleo,  principalmente), en Oriente Próximo y Medio convierten todas estas batallas en  episodios de una larga guerra de corte netamente imperialista en la que  participan los gobiernos europeos, sumisos y cómplices de la estrategia  imperial norteamericana. Colonialismo y poder político unidos, dos de los  ingredientes del imperialismo tradicional.
 
 Justificar estas ocupaciones militares como lucha contra el terrorismo (como si  los pueblos en su totalidad fueran terroristas), misiones de paz, operaciones  de reconstrucción, implantación de la democracia… etc., son eufemismos  propagandísticos que a casi nadie convencen.
 
 La mayoría de la opinión pública en el Estado español sigue oponiéndose a la  actual presencia militar española en Afganistán. Sólo el 3% de la población (y  sólo el 1% de las mujeres) apoya la política del gobierno para enviar más  tropas. Un 41% defiende la retirada (subiendo a un 47% entre las mujeres), y  otro 19% favorece una reducción del contingente, según el Barómetro del Real  Instituto Elcano.
 
 A nivel internacional, crecen a diario las reacciones contra la participación  en esa ocupación militar: en Italia, cada vez que muere un soldado; en el Reino  Unido, con manifestaciones masivas; en Estados Unidos, el mismísimo presidente  Obama ya no se atreve a enviar los 40.000 soldados más que le reclama el mando  de la OTAN por las resistencias populares internas que le hacen perder  popularidad a gran escala.
 
 Como siempre, la ocupación sólo está teniendo un resultado claro: muerte y más  muerte, tanto entre la población afgana como entre las tropas ocupantes. Ni el  país se está reconstruyendo ni las condiciones de vida mejoran. La presencia de  las tropas imperialistas en Afganistán sólo supone terror en la vida cotidiana,  registro de casas, detenciones arbitrarias y, sobre todo, bombardeos de  civiles.
 
 La situación de las mujeres bajo el régimen talibán —que tanto escandalizó al  mundo— apenas ha variado. Un 60% de las mujeres todavía son obligadas a casarse  siendo niñas, a edades tan tempranas como los seis o los nueve años. Casi el último  acto del gobierno de Karzai antes de las elecciones fue aprobar una ley que  autoriza a los maridos chiítas a privar de alimentación a sus mujeres si no los  satisfacen sexualmente al menos una vez cada cuatro días. Lo que refleja que la  administración actual de Afganistán no depende de la propia población, sino de  las fuerzas de ocupación y de los sectores ultraconservadores que las apoyan,  por un precio.
 
 No se ha llevado la democracia a Afganistán. La administración actual de Karzai  está acusada de corrupción e incompetencia incluso por las autoridades estadounidenses  que la instalaron. Esto no debe sorprendernos si recordamos que Hamid Karzai  fue un ejecutivo de una empresa petrolera americana (Unlocal), y que su  gobierno incluye señores de la guerra y narcotraficantes. Las últimas  elecciones no han mejorado la situación; han sido tan claramente fraudulentas  que el gobierno afgano se plantea volver a convocarlas. Una democracia de  verdad no se puede construir bajo la ocupación militar.
 
 La debilidad e ineficacia de la administración afgana y los abusos de la  ocupación han permitido que los talibanes se recuperen del desprestigio que  sufrieron en 2001. De hecho, la resistencia ante las tropas invasoras no está  formada sólo por los talibanes, sino por buena parte del campesinado que ha  perdido familiares bajo las bombas de la OTAN, o ha visto sus campos arrasados  en la “guerra contra la droga”. No olvidemos que con la ocupación el opio ha  vuelto a ser el principal negocio del país.
 
 La participación en la ocupación de muchos países europeos, bajo mandato de la  OTAN, no mejora la situación en absoluto. Este fracaso militar está sirviendo  para poner en cuestión, una vez más, la utilidad y eficacia de una Alianza  militar para el intervencionismo y las ‘guerras preventivas’ que ha entrado en  crisis precisamente a causa de las resistencias populares que provoca en todo  el planeta. Los gobiernos europeos tienen ante sí el reto de desmarcarse de  esta estrategia imperialista retirando sus contingentes.
 
 En el caso español, la ocupación de Afganistán exige que el Gobierno: a)  reconozca la participación española en una guerra tan real e injustificable  como injusta; b) abandone la falsa retórica de las “misiones de paz” o de  “reconstrucción de un país”; c) renuncie a la tentación de ser otro alevín del  imperialismo norteamericano, desmontando las bases militares españolas en  Afganistán y en Asia Central (Manás en Tayikistán o los actuales intentos en  Kirguistán); d) acepte que la intervención en Afganistán no es esencialmente  diferente de la participación en Iraq, de donde el actual gobierno retiró las  tropas; e) promueva un plan de reconstrucción de Afganistán, sobre la base del  reconocimiento de la soberanía afgana.
 
 Hoy, cuando la población trabajadora sufre los peores efectos de la crisis  —cuando más de un millón de familias sin trabajo han perdido toda protección  social—, dedicar 51 millones de euros diarios a gastos militares es simplemente  una inmoralidad que no podemos soportar. La situación actual exige reorientar  las prioridades del Gasto Público y dedicar los gastos militares a gastos  sociales.
 
 Por todo ello, el movimiento anti-guerra del Estado español convoca a la  población a movilizarse —igual que lo hizo en 2003— ahora contra la guerra en  Afganistán, y a participar en las protestas que se organizan el sábado 28 de  noviembre en todo el Estado y, concretamente, acudir a la manifestación en  Madrid que partirá a las 18:00 horas desde la Glorieta de Atocha hasta la  Puerta del Sol.
 
 POR LA RETIRADA DE LAS TROPAS DE AFGANISTÁN • OTAN, NO • NO A LA GUERRA
 
 Plataforma contra la Guerra de Afganistán • Madrid
 Adhesiones: plataforma.afganistan@yahoo.es
 Fuente: Madrid, 28 de noviembre. Manifestación “Ayer Iraq,  hoy Afganistán: Fuera las tropas de ocupación” Rebelión: http://rebelion.org/noticia.php?id=95532 
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 /ciar/boletines/cr_bol159.htm
 Boletín 155. Afganistán hoy. Genocidio invisible y muerte silenciosa de la que no  sé puede escapar.
 Aumento de la mortalidad infantil y de la miseria.
 Afganistán tras la democracia, un libro del Dr. Mohammed Daud  Miraki.
 Contaminación radiactiva.
 Más mentiras del ejército USA:
 Se  ocultan muertes de mandos militares a manos de sus propias tropas.
 Censura de Internet para los militares USA.
 Otra invasión empantanada y otra guerra perdida.
 Sigue la campaña de demonización de Irán ahora con relación a  Afganistán. Alfredo Embid.
 /ciar/boletines/cr_bol155.htm
 
 Boletín 89.
 Las tropas que ocupan Afganistán se enfrentan a un peligro mucho  mayor  que los accidentes: La población  afgana tiene el privilegio de ostentar el récord mundial de contaminación  radiactiva. La contaminación de Afganistán llegará a todas partes.
 La contaminación no es debida a armas sucias ni a uranio  empobrecido. El Pentágono reconoce la contaminación radiactiva y acusa a las  víctimas.  De dos a diez veces más  contaminación radiactiva que en la guerra del Golfo. A los militares también se  les ha ocultado los motivos por los que están allí,  entre otros probar las nuevas armas y  restablecer la fabricación de heroína.
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 Boletín 55 La   Concentración y cociente de los isótopos de uranio en  orina  de civiles de la región de Bibi  Mahro tras las recientes operaciones militares en la zona este de Afganistán.  Coronel A. Durakovic , A. Gerdes , R. Parrish , I. Zimmerman , S. Gresham.
 /ciar/boletines/cr_bol55.htm
 Boletín 49El Tribunal Internacional de los Pueblos celebrado en Japón ha  condenado al gobierno norteamericano por crímenes de guerra y contra la  humanidad en Afganistán. Anuncio del próximo tribunal sobre los crímenes en  Iraq. N. York. Agosto 2004.
 /ciar/boletines/cr_bol49.htm
 Boletín 48 Testimonio de Leuren Moret (que trabajó en los más importantes  laboratorios nucleares de los EEUU) para el Tribunal Internacional por crímenes  en Afganistán. Impacto humano: Exposición externa, interna. Efectos químicos y  radiactivos de las nuevas armas de uranio empobrecido.
 /ciar/boletines/cr_bol48.htm
 Boletín 47.Los españoles que serán enviados próximamente a Afganistán no saben  lo que les espera. Declaraciones del Coronel Dr. Asaf Durakovic, médico experto  en radiactividad del Pentágono sobre la contaminación radiactiva.
 El Pentágono admite que el uranio empobrecido no lo es.
 Existen pruebas de la utilización de nuevas armas de destrucción masiva en  Afganistán. Testimonios de las víctimas de la guerra de Afganistán y contactos  para ayudar. Algunas cosas que no dicen los manuales de área (Iraq, Afganistán)  del ejército español.
 /ciar/boletines/cr_bol47.htm
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