Contenido:
____________________________________________________________________________ Lo que no te cuentan sobre Chernóbil
26 de abril 1986 Los rusos siempre la llamaban planta Pripiat porque estaba situada muy cerca de Pripiat, una ciudad con 20 mil habitantes que creció con la central a 150 km de Kiev con 2 millones de habitantes. A 384 km se encuentra Minsk, la capital de Bielorrusia. Pero mucho más cerca a solo 16 km al norte está Bielorrusia y la provincia de Gomel. A solo 14 km está el río Pripiat, lugar de vacaciones, que se une al Nieper más abajo en la enorme presa de Kiev a 100 km al sur antes de desembocar en el mar Negro conectado con el Mediterráneo. La región circundante no está despoblada. En un radio de 14 a 30 Km había por lo menos 100 granjas de ganado vacuno, ovino y porcino donde unas 100.000 personas cultivaban patatas, maíz, nabos, remolachas, soja, lino, etc[2].
Es el comienzo de un fin de semana de primavera. Las familias suelen ir de excursión al río, al lado de la central. El reactor nº 4 de la central nuclear de Chernóbil explota a la 1 y 23 de la madrugada del sábado hora local en el curso de un experimento programado. Un fallo en el experimento
La nube se eleva a unos 1000 o 1600 m de altura (según las fuentes), no hay viento, solo una brisa del sur; se dirige hacia el norte. El tiempo es seco y muchas partículas radiactivas en suspensión son arrastradas por el aire. Se produce un grave incendio secundario que está fuera de control y que durará 10 días.
Muchos trabajadores se quedan intentando que el desastre no se extienda y contaminándose gravemente. Ingenieros y técnicos saben lo que les espera pero siguen allí. Algunos más de 48 h, como el ingeniero Vladimir Lyamets, para mantener los sistemas de refrigeración; o como Nicolai Gorbachenko técnico en radiación que saca a sus compañeros entrando varias veces y es el ultimo en abandonar el reactor nº 4.
Nunca estaremos suficientemente agradecidos a estos hombres que perdieron su salud (y en la mayoría de los casos la vida) para evitar que se produjese una contaminación todavía mayor. Dos horas después a las 4 h, el ejército está en el lugar y en plena noche bloquea todos los accesos a la ciudad cercana. 27 abril domingo
Mientras tanto llega una flota de helicópteros militares a la central. Hay que echar dentro boro (por su capacidad absorbente de neutrones), plomo (para disminuir las radiaciones) arena, arcilla y dolomita para ligar la mezcla y absorber los contaminantes). A través de la nube radiactiva que se escapa los aparatos sobrevuelan el reactor y lanzan materiales en el agujero del techo. La operación es difícil, debe hacerse en segundos debido a la radiactividad, evitando chocar con las altas chimeneas de los otros reactores y acertar con la bolsa en un pequeño hueco. Es difícil y arriesgada pero no imposible y se hace. Algún helicóptero se estrella, algunos pilotos muy contaminados tienen que ser evacuados a hospitales. 28 de abril Ese mismo día a las 21 horas se dio la noticia en la TV Rusa con un comunicado escueto del consejo de ministros de la URSS. A primeros de mayo, 7 - 9 días después del accidente se produce la evacuación de la ciudad de Chernóbil y una zona de 30 km alrededor de la central. Solo en Chernóbil se evacuan 30.000 personas además de las granjas colectivas circundantes. Ese mismo día la nube de Chernóbil llega a Polonia. El 2 de mayo llega a Gran Bretaña. El 8 de mayo Hans Blix que entonces era director general de la AIEA sobrevoló la zona a 800 m. de distancia. Sus ropas dan medidas de 350 mrem por hora. Señalemos que estas dosis se refieren solo a contaminación externa y que dan solo una pequeña idea de de las enormes dosis que recibieron los pilotos que se acercaron justo encima para tirar sus bolsas. 10 mayo la CEE prohíbe la importación de alimentos frescos de la URSS, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Yugoslavia, pero no de Alemania oriental ni de Austria. 14 de mayo. El presidente Mijail Gorbachov hace una larga intervención en la TV, reconoce la gravedad del incidente y aprovecha para extender unilateralmente la moratoria completa de pruebas nucleares invitando a los demás países a hacer lo mismo[4].
La zona de exclusión de 30 kilómetros alrededor de Chernóbil, hoy sólo está habitada por 556 ancianos que no tienen otro lugar a donde ir o no han querido irse, y por los trabajadores de la central. Las medidas que se tomaron después de apagar el incendio: enterrar el corazón de la central y perforar un túnel bajo el reactor para estabilizarlo, consiguieron que la catástrofe no alcanzase proporciones mucho mayores[5]. El incendio no se extendió a las otras 3 plantas, no hubo nuevas explosiones y el corazón del reactor no llegó a fundirse, así que escapamos al llamado síndrome de China.
En realidad escapamos a 3 catástrofes mucho mayores, pero no de milagro, si no gracias a casi un millón de bomberos, liquidadores, soldados y trabajadores de la central que recibieron dosis de radiactividad tremendas y que heroicamente comprometieron sus vidas para evitarla. Pero no escapamos completamente. La radiactividad que se liberó de Chernóbil se difundió por todo el planeta. Alcanzó especialmente una gran parte del hemisferio norte y muy especialmente las regiones del norte de Ucrania, el sudeste de Rusia y el conjunto de Bielorrusia.
La nube de Chernóbil pasó sobre Europa continental y Gran Bretaña. Las zonas con alta precipitación que se contaminaron en particular son -aparte de Rusia, Bielorrusia y Ucrania, todas las cercanas a la planta en lo que entonces era la Unión Soviética- Alemania, Austria, Eslovenia, norte de Grecia, el sur de Finlandia, partes de Noruega y Suecia, Cumbria, al norte de Gales y partes de Escocia. La explosión lanzó 1.000 toneladas de materiales altamente radiactivos a más de 7 km.de altura en la atmósfera[7]. En resumen no se sabe, y probablemente nunca se sabrá, cuanto material radiactivo escapó, ni cuanto queda enterrado dentro del sarcófago. Para hacerse una idea más gráfica de lo que esto representa, algunos autores han hecho comparaciones con la radiactividad liberada por las bombas de Hiroshima y Nagasaki. El presidente ruso Gorbachov reconoció sobre Chernóbil que "este accidente sin precedentes cuyas consecuencias equivalen a diez veces Hiroshima y que han contaminado a millones de víctimas”[10]… Un artículo reciente de la Agencia oficial rusa de noticias, RIA Novosti va mas lejos afirmando que equivalía a 500 bombas arrojadas sobre Hiroshima[15]. El comandante Maurice Eugène André, experto de las fuerzas aéreas belgas en guerra NBQ retirado comenta que "la masa radiactiva en el corazón del reactor era muy superior a la pequeña bomba de Hiroshima y tenía capacidad para contaminar toda Europa... Lo que dice André es cierto, pero hay que precisar que también una parte de los radionúclidos de Chernóbil se distribuyeron en la atmosfera a un kilómetro de altura por un efecto chimenea creada por el calor del incendio, pero naturalmente esta fue mucho menor que la creada por las bombas atómicas donde las partículas llegaron a la estratosfera. Es lógico ya que la temperatura en Chernóbil era de 2.500 grados, menor que en Hiroshima. Recordemos que los reactores del tipo de Chernóbil pueden usarse para producir plutonio militar y de hecho por este motivo la URSS no los exportaba al contrario de los PWR[16]. Lo demuestra por ejemplo el hecho de que se detectase plutonio en la lluvia que caía en la costa este de Suecia[17]. Lo demostró en un trabajo que publicamos hace años en la revista de Medicina Holística[18].
¿Qué elementos radiactivos se escaparon en Chernóbil? Todos medios de comunicación se centraron en el yodo porque tiene una vida media corta y eso parecía suponer erróneamente que era menos peligroso. Pero aparte del yodo radiactivo, se escaparon de Chernóbil otros elementos radiactivos mucho más peligrosos y duraderos. Entre otros elementos radiactivos se escaparon 27 kgs de cesio. En general no se habló de estos elementos, fueron sistemáticamente ocultados por los medios ya que su semivida radiactiva es más larga: Y hay que recordar que la semivida o vida media o período es una medida engañosa. Se ha manipulado a la opinión pública con los periodos que duran los elementos radiactivos. Así se ha dicho que el yodo 131 tiene un periodo de 8 días, lo cual es cierto y significa que pierde la mitad de su radiactividad en 8 días, pero esto no implica como la gente supone que en 16 días haya desaparecido. Hay un consenso entre los físicos para admitir que un elemento radiactivo pierde su radiactividad al cabo de 10 períodos. Según esto, el yodo pierde su radiactividad al cabo de diez periodos es decir 80 días, el cesio en 300 años, etc. El plutonio pierde la mitad de su radiactividad en 24.000 años y en los siguientes 24.000 años no la pierde toda, como podría creerse, sino solamente la mitad de la mitad restante y así sucesivamente hasta diez periodos es decir 240.000 años. Pero incluso esto es cuestionable ya que al ser la pérdida por periodo la mitad de la mitad nunca llega a cero y siempre queda algo. Después de 800 años seguirá existiendo yodo 131 de la central de Chernóbil en la biosfera y su radiactividad aún no se habrá agotado, será concretamente para este elemento de 0,009%. En el caso del cesio la situación es más grave. Existe un cesio 137 que tiene un período de 60 días y un cesio 134 que tiene un período de 2,3 años. En este último caso al cabo de 800 años la radiactividad del cesio seguirá siendo de un 0,96%. ¿Qué dosis recibió la gente? En los primeros días la contaminación radiactiva fue miles de veces mayor que ahora. El baile de las dosis admisibles: Mayo 1986. Se fijan dosis temporales admisibles de radiactividad para el agua potable y los alimentos que irán variando. En realidad todas son arbitrarias. Dosis “admisible” para el límite de irradiación, en la población por año en situación de emergencia: Nótese que actualmente las normas europeas en situaciones de emergencia son de 1 mSv por año. Las dosis admisibles son inadmisibles además porque los elementos radiactivos una vez han penetrado en el organismo no se reparten de forma homogénea. El director del complejo "Radón" de Moscú ha confesado que: "El desarrollo de normas de protección radiológica ha demostrado desde el principio ser una forma de reverencia a la industria nuclear". Todo el sistema de dosis admisibles en realidad es un inmenso fraude como hemos explicado en numerosos trabajos anteriores. 1986 julio. Publicación del primer mapa oficial de la contaminación radiactiva. Terminación del primer sarcófago que cubre la central. 1986 agosto. El Morris Rosen, director de la seguridad nuclear de la AIEA 4 meses después de la catástrofe tuvo la desvergüenza de declarar a uno de los principales diarios franceses que: “dada la importancia de la energía atómica, el mundo podría soportar un accidente comparable al de Chernóbil por año"[20]. Desinformación El ministro ucraniano de energía Víctor Sklydarov en un artículo publicado por la revista Soviet Life dos meses antes en febrero de 1986 afirmaba categóricamente: Los medios de comunicación hablaron parcialmente y con gran retraso sobre la realidad de la contaminación[22]. Desde los primeros momentos de la explosión del reactor, hubo retrasos omisiones y falsedades por parte de las autoridades como se ocuparon inmediatamente de resaltar los medios occidentales[23] [24]. El 9 de enero de 1958 Radio Moscú dio una descripción detallada de medidas preventivas contra la radiactividad, pero el accidente no fue reconocido y solo se supo de él en Occidente tras un artículo donde era mencionado en una revista científica en 1976[26]. Teniendo en cuenta que los pros nucleares de todo el mundo tienen horror a que se demuestre que los residuos radiactivos sellados y por supuesto “absolutamente seguros” pueden explotar, cosa que siempre han negado, no se hicieron averiguaciones. La prensa habló de un accidente en una central de plutonio militar soviética secreta alimentando de paso el espantapájaros de moda del peligro rojo como hoy se alimenta el del terrorismo. En el caso de Chernóbil la prensa occidental aprovechó para permitirse decir auténticos disparates. Por ejemplo la TV NBC en USA dijo que se seguía jugando al futbol en los terrenos a menos de un kilómetro y medio de la central de Chernóbil tras el accidente, según “demostraban” fotos de satélites USA. Pero los medios se olvidaron de decir que en Occidente en otros casos similares había sucedido lo mismo o peor aún. Por ejemplo en el accidente de Windscale en Gran Bretaña sucedido 9 años antes. Es decir que tardaron 5 días en informar y en empezar a evacuar a la gente mientras que en el caso de Chernóbil empezaron a hacerlo en cuestión de horas. Hoy el reactor yace enterrado en su propio sarcófago, donde deberá seguir siendo vigilado para siempre, como siniestro regalo a nuestras generaciones futuras. Otro ejemplo fue el de la Central de las 3 millas en Estados Unidos. Nótese que solo en 10 años de 1969 a 1979 incluso un estudio del gobierno reconoció que se habían producido 169 accidentes en centrales norteamericanas que podían haber llevado a la fundición del núcleo. Los norteamericanos podrían así haber disfrutado del síndrome de China no ya en el cine, sino en vivo. En el caso de Chernóbil dos cosas son especialmente graves:
El profesor Vasily Nesterenko, académico, director del Instituto de Energía Nuclear de la Academia de Ciencias de Bielorrusia, fue destituido de su cargo en julio de 1987 por advertir de los riesgos desde el primer momento, recomendar de evacuación en un radio no de 30 km. si no de 100 km. y otras medidas paliativas que hubieran podido salvar a millones de personas. En parte la medida de evacuar solo 30 km se justificaba por el pánico que se hubiese creado y porque hubiese afectado a ciudades mucho más grandes que parecía difícil evacuar. Pero no imposible como se hizo con Chernóbil 9 días después. Los motivos para no hacerlo fueron además otros: Pero las autoridades de la URSS no fueron las únicas en mentir. ¿Nos contaron todo los medios de comunicación en los países “democráticos”? En España los titulares de los periódicos fueron una auténtica antología de disparates: "Los Alpes y los Pirineos protegen a España, la radiación se ha estabilizado, la radiación desciende en Europa, escasa similitud con las centrales nucleares españolas, el Consejo de Seguridad Nuclear asegura que no hay peligro para España, nuestras centrales son más seguras que las rusas, etc." Hemos asistido también a un circo ridículo de los representantes de la Comunidad Económica Europea en el cual las mismas lechugas han sido reconocidas peligrosas en Alemania y comestibles en Francia, en el cual se ha regateado cuanta dosis de radiactividad podían contener los alimentos, etc... Como puedes ver no hay que preocuparse, aquí no ha pasado nada, podemos dormir tranquilos...[30] En Finlandia no se dio información a la población a pesar de ser un país fuertemente afectado desde los primeros días. El ministro del interior dijo: “no hay motivos para dar información, solo produciría ansiedad.” Prohibió que los funcionarios del gobierno hicieran declaraciones a la prensa y “consiguió” que ésta se moderase[31]. En Alemania, mientras se detectaba en Berlín Oeste y Baviera una duplicación de la radiactividad, en los medidores aéreos, los especialistas anunciaron rápidamente que “esto no presentaba un peligro para la salud”[32]. En Suiza a pesar de que se había detectado un aumento de 10 veces más radiación en el cantón de Ticino, el gobierno dijo que “la salud pública no estaba en peligro”[33]. En Francia, el país más nuclearizado de Europa, el bloqueo de la información fue férreo a pesar de que se detectó 400 veces más radiación de los niveles normales. Así se dieron situaciones surrealistas: mientras en la ribera alemana del Rin en Kehl las lechugas no se cosechaban, unos kilómetros al otro lado del Rin en Estrasburgo eran declaradas aptas para el consumo. En Inglaterra, cuando la nube llegó el 2 de mayo, el director médico del Departamento de Salud aseguró que la población no correría ningún peligro. Este caso revela uno de los trucos utilizados habitualmente para minimizar las consecuencias de los accidentes. Se dan los valores promedio con lo cual los puntos más peligrosos se diluyen. En general estos puntos calientes están en relación con la mayor intensidad de lluvia ya que esta arrastra las partículas que se encuentran en suspensión atmosférica. En Estados Unidos se advirtió al personal de los laboratorios nucleares estatales y se les prohibió “facilitar información de los estudios sobre energía nuclear, ni siquiera los relativos a accidentes[36]”. Aquí no habría pasado En la prensa occidental unánimemente se repitió el mantra recitado por los expertos pro nucleares: “ese accidente aquí es imposible, nuestras centrales son mejores, son más seguras”. En Estados Unidos existían al menos 5 centrales parecidas a las de Chernóbil que no disponían de vasija de retención. Se trata de centrales destinadas a la producción de plutonio gestionadas por el Departamento de Energía. Esas plantas para producir plutonio estaban en Savannah, Carolina del Sur y Hanford, Washington. Esta última ya había contaminado el río Columbia[38]. Por si esto fuera poco, un informe confidencial de la Comisión Nuclear reguladora (CRN) demostró que el reactor de Chernóbil sí tenía un dispositivo contenedor. Y no solo uno si no dos. Un estudio del NRC reveló que uno era de hormigón y otro de acero, que podían soportar presiones de 2 y más de 4 kgs/ cm2 mientras que algunas plantas USA solo soportaban 900grs./cm 2[39]. Es decir que la mentira era doble: ni los reactores rusos carecían de dispositivos de contención, ni todos los occidentales los tenían y eso era sabido y admitido por los máximos organismos reguladores nucleares que extendieron la mentira de los recintos de contención. Así que es comprensible que en Estados Unidos se advirtiese a los empleados federales que “evitaran hablar de Chernóbil con la prensa y en especial que evitaran hablar de comparaciones entre los reactores americanos y soviéticos”[40]. Además los reactores del tipo de Chernóbil refrigerados con agua ligera y moderados con grafito (RBMK) desde algunos puntos de vista son más seguros que los de agua a presión (PWR), según reconoció el director del departamento de seguridad nuclear en la AIEA. De hecho había en ese momento funcionando 28 centrales de este tipo en la URSS sin mayores problemas[41]. Y precisamente uno de esos puntos de vista tocaba el tema más sensible: la mayor dificultad de que se produjese el accidente máximo, es decir el síndrome de China. “La red de circuitos refrigerantes primarios individuales disminuye la posibilidad de una pérdida grave...la separación del combustible en una mirada de circuitos diferentes imposibilita la fundición del reactor... los PVR son más vulnerables a una fusión completa”[42]. Pero de todos modos los técnicos soviéticos no estaban tan seguros de esta imposibilidad, en consecuencia trabajaron arriesgando incluso sus vidas por evitarla y lo consiguieron. El golpe a la industria nuclear La industria nuclear recibió un fuerte impacto pero no es cierto que se detuviese por ello, de hecho nunca lo ha hecho. El ejemplo de Estados Unidos demuestra que la industria nuclear ya tenía problemas bastante antes de Chernóbil. Continuar - siguiente página → Notas:
|