El "Proyecto Ratoncito Pérez" no es ninguna nueva película
de la factoría Disney. Es un estudio realizado en el sudeste de
Florida que ha relacionado la contaminación radiactiva en dientes
de leche y el aumento de los casos de cáncer en niños (1)(2).
El estudio no fue evidentemente hecho por ninguna agencia gubernamental,
sino por el Proyecto de Radiación y Salud Pública (RPHP),
que es una organización independiente y sin ánimo de lucro
de los EEUU.
El Proyecto de Radiación y Salud Pública (RPHP por sus
siglas en inglés) incluye a prestigiosos científicos como
Gould, Mangano y Sternglass.
Los investigadores del RPHP (Sternglass y col.) han proporcionado anteriormente
evidencias de que el cáncer de mama está causado por el
estroncio-90 de la lluvia radiactiva y de instalaciones nucleares (3).
En el estudio los investigadores se pasaron cinco años (desde
mediados de 1980 a mediados de 1990) recogiendo unos 500 dientes de
leche de 18 condados de Florida.
Después midieron en ellos el nivel de Estroncio-90 (Sr-90).
El estroncio 90 es un elemento radiactivo que no existe en la naturaleza.
Proviene de las reacciones de fisión en centrales nucleares y
armas nucleares.
El estroncio es químicamente similar al calcio, y se almacena
preferentemente en los huesos y los dientes, por eso mismo se escogieron
éstos para realizar el estudio.
Pero, aunque esto se menciona más raramente, el estroncio también
tiene una afinidad particular por los fosfatos del ADN y causa desintegraciones
dentro del mismo material genético cuyas consecuencias veremos
al final.
El estroncio 90 tiene una vida media de 28 años, lo que quiere
decir, que pierde en ese tiempo la mitad de su radiactividad pero sigue
siendo radiactivo (y peligroso) durante miles de años.
El estroncio es uno de los 200 elementos radiactivos que emiten las
centrales nucleares cotidianamente durante su funcionamiento "normal".
El estroncio radiactivo (Sr-90) es un potente emisor beta, irradiando
los tejidos en los que se encuentra. Se desintegra en Itrio (Y-90),
lo que genera una segunda partícula beta, aumentando la probabilidad
de causar un daño a las estructuras celulares y el ADN.
El grupo de Green Audit en el Reino Unido, ha demostrado que exposiciones
acumulativas al estroncio-90 tienen una alta correlación con
la incidencia posterior del cáncer.
Pero los efectos del estroncio, al igual que el de los otros elementos
radiactivos, no se limitan al cáncer.
Un estudio de Busby mostró un alto grado de correlación
entre la mortalidad infantil por defectos cardiacos y circulatorios
y la contaminación por estroncio-90.
Niveles elevados de Sr-90 han sido relacionados además con pérdidas
fetales, muertes neonatales y otras enfermedades en niños y adultos
que habitaban cerca de alguna central nuclear.
El estudio "ratoncito Pérez" encontró un incremento
del 37% en el nivel promedio de estroncio-90 (Sr-90) en los dientes
de leche.
Resaltemos que los niveles de estroncio deberían ser 0 ya que
este elemento no existe en la naturaleza.
El hecho de que se hable de un nivel promedio indica que ya es un elemento
que está en todas partes.
El estudio demostró que los niveles de estroncio-90 encontrados
en los dientes de los niños diagnosticados con cáncer
eran casi del doble que los de los niños sin cáncer.
Recordemos que las tasas de cáncer de los niños menores
de 10 años se han incrementado un 32.5% desde los años
80.
¿ De dónde viene el estroncio-90 que ha penetrado en
el organismo?
El Dr. Ernest Sternglass, coautor del estudio y Profesor Emérito
de Física de Radiación de la Escuela Médica de
Pittsburg, dijo que:
"Aunque las emisiones radiactivas pueden penetrar en el aire, la
tierra y la dieta, la fuente más significativa del Sr-90 en los
dientes de los niños del sudeste de Florida es el agua del subsuelo,
la fuente principal de agua potable pública del sudeste de Florida".
Es destacable que la Comisión Gubernamental de Regulación
Nuclear dejó de publicar los resultados de medir los niveles
de Sr-90 en la leche, plantas, tierra y agua en 1990. Sin duda para
no alarmar a la población, que no tiene derecho a saber la causa
del aumento de los cánceres en sus hijos, los resultados son
considerados secretos. Un excelente ejemplo de democracia.
El primer sospechoso: las centrales nucleares.
La compañía Florida Power & Light (FP&L), dueña
de los dos reactores nucleares de Florida, a través de su portavoz,
Pat Davis, por supuesto ha negado la acusación, argumentando
que la fuente de los niveles elevados de Sr-90 fueron las pruebas nucleares
atmosféricas.
Uno de los sucesos más alarmantes que sucedieron en el periodo
de tiempo posterior al las pruebas fue el rápido incremento de
las leucemias y de los tumores cerebrales en niños, que juntos
forman los principales tipos de cáncer infantil.
Los primeros incrementos en el cáncer infantil en los años
50 fueron tan notables que mucha gente comenzó a preguntarse
si éstos estarían causados por la lluvia radiactiva de
las pruebas de armas nucleares, y especialmente por el isótopo
estroncio-90 que estaba convirtiéndose en un contaminante significativo
de la leche.
En el Reino Unido, el Consejo de la Investigaciones Científicas,
descartó la relación aconsejado por el "prestigioso"
epidemiólogo Sir Richard Doll, siempre al servicio de sus amos
de la industria nuclear y química. Doll sostuvo que "los
hallazgos de Hiroshima la descartaban en base a que las dosis eran demasiado
bajas" (4).
Es curioso que ahora los pronucleares utilicen para defenderse el mismo
argumento que combatieron entonces. Al parecer les falla la memoria.
Sus declaraciones confirman que las pruebas nucleares contaminaron persistentemente
todo el planeta y que esta contaminación que entonces se consideró
"demasiado baja" es ahora responsable, entre otras cosas,
del aumento de cánceres en niños.
Pero este argumento es falso. Y esto por varios motivos.
La radiactividad acumulativa interna debido a la lluvia radiactiva en
el hemisferio norte durante el período de 1955-65 mostró
una tendencia con un pico entre los años 1958 y 1963 debido al
aumento de las pruebas de bombas de fusión, tras lo que la curva
descendió poco a poco sin llegar a desaparecer.
Cuando las pruebas nucleares atmosféricas cesaron, la contaminación
por estroncio y otros elementos radiactivos liberados en ellas descendió.
Parte de esos isótopos pueden encontrarse aún en los dientes
pero eso no explica que los niños que viven cerca de las centrales
nucleares tengan más. Y eso es justamente lo que demuestra el
estudio "ratoncito Pérez".
Los niveles más altos de Sr-90 se encontraron en los seis condados
del sudeste de Florida más cercanos a los reactores nucleares
de Turkey Point y St. Lucie.
El proyecto "dientes de leche" demostró también
que cuando 7 centrales nucleares cerraron, el estado de salud de los
niños que vivían cerca mejoró.
EL Dr. Samuel Epstein, experto en radiación y cáncer,
escribió que "debido a las evidencias previas de la relación
entre el cáncer infantil y las emisiones radiactivas de 103 centrales
nucleares viejas de EEUU y los riesgos biológicos bien establecidos
del Sr-90, es ahora crítico el reconocer que las emisiones radiactivas
provenientes de las centrales nucleares comerciales suponen una gran
amenaza para la salud pública en el sudeste de Florida, y en
el resto de la nación".
El estudio concluye que los bebés y los niños son especialmente
vulnerables al cáncer y otros efectos adversos sobre la salud,
causados por las emisiones de radiación, federalmente permitidas,
provenientes de los reactores nucleares.
Los autores del estudio recomendaron que EEUU congelara el desarrollo
de la energía nuclear y reevaluara las regulaciones federales
para las emisiones radiactivas de bajo nivel, justo lo contrario de
lo que propone la demencial política de la administración
Bush.
La compañía Florida Power & Light (FP&L), ya
ha sido acusada ante los tribunales de ser responsable de cánceres
infantiles.
Está actualmente demandada por los padres de Zachary Finestone,
de 9 años de edad, que fue diagnosticado de cáncer en
marzo de 2000. Uno de los más de 30 niños del condado
de St. Lucie diagnosticados con un raro cáncer cerebral en la
última década, según el Departamento de Estadística
Sanitaria del Condado de St. Lucie.
Los científicos hallaron una concentración anormalmente
elevada de Sr-90 en sus dientes. La demanda acusa a FP&L de negligencia
en controlar y detectar niveles peligrosos de emisiones radiactivas
de sus reactores. FP&L se enfrentará con otras demandas debido
a las conclusiones del estudio "ratoncito Pérez".
Sin embargo, las posibilidades de que las familias ganen es remota,
ya que el lobby nuclear tiene una coartada consistente.
Desde los años 50, basándose en los fraudulentos estudios
realizados por ellos mismos sobre los supervivientes del crimen perpetrado
en Hiroshima y Nagasaki, ha decidido que las bajas dosis de contaminación
radiactiva no son peligrosas.
Para convencer de ello a todo el mundo cuenta con los "expertos"
de su Agencia Internacional de Energía Atómica, de la
Comisión Internacional de Protección Radiológica,
y en los organismos internacionales que controla empezando por la Organización
Mundial de la Salud.
Por supuesto, la cadena de instituciones corruptas llega a los organismos
oficiales nacionales en los ministerios de sanidad, medioambiente, energía
y de justicia de todos los países.
Pero la autoridad de estos organismos es puesta cada vez más
en tela de juicio por la creciente difusión de estudios científicos
que demuestran que mienten, a pesar de la censura en las publicaciones
de la ciencia oficial y del bloqueo de los grandes medios de comunicación.
Se han publicado cientos de artículos de investigación
sobre los efectos nocivos de los elementos radiactivos. Un buen ejemplo
de ello es la reciente publicación del informe de 47 científicos
independientes del Comité Europeo sobre los Riesgos de la Radiación
(ECRR) que documenta bien el riesgo causado por las radiaciones provenientes
de centrales nucleares y de las armas radiactivas sobre los seres humanos
(3).
El Comité Europeo sobre los Riesgos de la Radiación ha
demostrado de manera científica que los efectos adversos de la
radiación nuclear de bajo nivel sobre la salud han sido minimizados
por los organismos oficiales.
A bajos niveles de radiación se daña la maquinaria de
la célula, posibilitando una reparación distorsionada
y el desarrollo de alteraciones inmunitarias, cánceres y otras
enfermedades con perjuicios de la salud de humanos, animales y plantas.
Pero además producen alteraciones genéticas que afectan
a la herencia.
Existen varios trabajos publicados que examinan los efectos genéticos
del estroncio-90 en múltiples animales y plantas(3). Por ejemplo,
Ehrenberg mostró mutaciones genéticas en el trigo a muy
bajas dosis de Sr-90.
En 1963, Luning y Frolen mostraron que los descendientes de ratones
macho expuestos a estroncio-90 sufrían daños genéticos
significativos, que se reflejaban como muertes fetales debidas a efectos
de desarrollo. El daño genético afectó a dos generaciones
más allá de la exposición.
Un estudio ruso de Smirnova y col. empleó ratas utilizando el
mismo sistema y confirmó el efecto; en los fetos las muertes
fueron causadas por defectos de desarrollo cardiacos.
Nótese que la patología cardiaca no se asocia oficialmente
con la contaminación radiactiva, lo que es falso, como demostré
en el simposium "al corazón" el año pasado (5).
Ya se había encontrado un efecto similar en la leucemia por
Setsuda y col. en 1962 tras administrar Sr-90 a ratas y examinar la
descendencia.
Todos los estudios muestran que la contaminación por bajas dosis
de radiactividad (no sólo de estroncio) produce un efecto transgeneracional
(6).
Seguir contaminando con elementos radiactivos el planeta y encubrir
sus efectos sobre la salud es pues un crimen contra la humanidad.
Referencias:
Resultados del estudio "Proyecto Ratoncito Pérez"
revelados en abril 2003 ref. en 1-2 :
1- Niveles elevados de estroncio-90 en niños cerca de reactores
nucleares.
Molly Mechtenberg-Berrigan.
Newsweek Pathfinder, verano 2003.
2- Dr. Janette D. Sherman. Medicina Interna y Toxicología, Alexandria,
VA.
Asbury Park Press 1/09/05.
3- Recomendaciones del Comité Europeo sobre los Riesgos de la
Radiación (ECRR). Los efectos de la exposición a radiación
ionizante a bajas dosis sobre la salud con aplicaciones sobre la protección
radiactiva. AMC Madrid 2004.
Ver boletines "Armas contra las guerras":
nº 19 RECOMENDACIONES DEL ECRR, 2003. LOS EFECTOS DE LA EXPOSICIÓN
A RADIACIÓN IONIZANTE A BAJAS DOSIS SOBRE LA SALUD CON APLICACIÓN
A LA PROTECCIÓN RADIACTIVA.
Presentación del informe realizado por más de 30 científicos
de la Comisión Europea de Riesgos Radiológicos, ERC, que
demuestra que los efectos de la contaminación radiactiva de bajas
dosis sobre la salud planetaria han sido ampliamente infravalorados
por los organismos oficiales. Un arma muy poderosa contra la utilización
civil y militar de elementos radiactivos.
nº 58 Publicación en español del libro RECOMENDACIONES
DEL ECRR, 2003. LOS EFECTOS DE LA EXPOSICIÓN A RADIACIÓN
IONIZANTE A BAJAS DOSIS SOBRE LA SALUD CON APLICACIÓN A LA PROTECCIÓN
RADIACTIVA.
Comité Europeo sobre los Riesgos de la Radiación (ECRR).
Editado por AMC/Asociación de Medicinas Complementarias.
4- Martin Walker. Artículos en la revista de Medicina Holística
:
- "Sir Richard Doll un pilar en la industria del cáncer"
nº 52.
- "Agente naranja" nº 49-50.
5- "Efectos cardiovasculares de la contaminación radiactiva".
Simposium al corazón. Facultad de Medicina de Zaragoza, 2004.
Un resumen de mi exposición figura en el número 73 de
la revista Medicina Holística y está disponible en el
boletín Armas contra las guerras:
33 El profesor Youri Bandajevski, doctor en anatomopatología,
ex director del Laboratorio Central de Investigación Científica
de Bielorrusia y Rector de la Facultad de Medicina de Gomel sigue en
prisión por haber descubierto y denunciado el impacto de la contaminación
radiactiva sobre el corazón especialmente en niños.
6- Ver boletines anteriores y artículos disponibles en la sección
de CIAR de nuestra nueva WEB.