http://www.ciaramc.org/ciar/boletines/cr_bol330.htm
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9 Noviembre 2010


En 2003, el Comité Europeo de Riesgos de Radiación publicó sus recomendaciones por primera vez. En ese momento ya estaba claro que muchos tipos de exposición son mucho más peligrosos que lo que el consejo de la Comisión Internacional de Protección Radiológica ICPR sugiere.
Este tipo de exposiciones son todas internas, por inhalación, ingestión y absorción.
Las exposiciones que provocan una alta densidad de ionizaciones cerca de objetivos sensibles conducen a las mayores discrepancias entre el nuevo modelo y el del ICRP.
Ejemplos de ello son las partículas calientes y tibias, los elementos con una alta afinidad por el ADN, y los elementos que se desintegran de forma secuencial.
La razón de esta discrepancia es que el ICPR para fines de protección radiológica utiliza la cantidad de "dosis absorbida", un promedio de la energía transferida a grandes volúmenes de tejido, incluso cuando la energía se transmite a zonas muy localizadas.
Muchas autoridades, incluyendo de la CIPR han señalado las limitaciones de la dosis absorbida (Más información http://www.llrc.org/wobblyscience/subtopic/dosemeaningless.htm)
Conduce a una dilución conceptual de los efectos de altas dosis similar a imaginar que las seis balas del revólver de un pistolero pueden hacer poco daño si se disparan a un número suficientemente grande de personas.
Las recomendaciones del ECRR 2003 proporcionan factores de ponderación que se aplican a dichas exposiciones. En la nueva publicación de la Comisión señala que el uso de estos coeficientes correctores predijo correctamente el aumento de cáncer después de Chernobyl en Bielorrusia informado posteriormente por Okeanov. (Más información http://www.llrc.org/belarusokeanov.htm)

La presentación en 2003 del nuevo modelo de exposición a la radiación del Comité Europeo de Riesgos de Radiación causó una especie de revolución en el enfoque de los científicos y los políticos, sobre la adecuación de las anteriores teorías científicas de los efectos de la radiación en los sistemas vivos.
En realidad las pruebas ya estaban disponibles y desde hacía más de 40 años era evidente que no se podían seguir utilizando los estudios de la radiación aguda externa para estudiar el riesgo de exposición crónica a los radionucleidos.
Este cambio de paradigma científico no es fácil: el curso y la dirección de la máquina nuclear, militar, económica y política dedicada al desarrollo de la energía nuclear y sus aplicaciones militares es monolítico y tiene una inercia masiva.

Por lo tanto, es sorprendente y alentador que ECRR 2003 haya recibido tanta atención, y efectivamente haya provocado un nuevo e intenso interés en el fracaso de la filosofía vigente sobre el riesgo de radiación: el concepto basado en la física de la dosis absorbida. El apoyo y el aliento para el nuevo modelo, y su éxito en muchos casos judiciales (en el que se establece siempre en contra del modelo del ICRP) fue apoyado quizás por la creciente evidencia de la exposición y las  consecuencias de Chernobyl y el examen del uranio empobrecido, efectos que estaban surgiendo en el momento en que se redactó el ECRR 2003.
El éxito del modelo ECRR es que da la respuesta correcta a la pregunta sobre el número de cánceres y otras enfermedades que siguen a la exposición a los productos de fisión que se incorporan por vía interna. Esto está claro para cualquier persona: para los jurados y los jueces, así como para miembros ordinarios del público. Recibió un fuerte apoyo tras los informes de los aumentos del cáncer en Bielorrusia tras Chernobyl y también tras los estudios epidemiológicos de Martin Tondel de cáncer en el norte de Suecia, publicado en 2004: Los resultados de Tondel muestran un aumento estadísticamente significativo del 11% en el cáncer por 100 kBq/m2 Cs-137 tras la contaminación de Chernobyl que es casi exactamente el predicho por el modelo ECRR 2003.
También ha habido avances en la ciencia de laboratorio que se explican con el nuevo modelo, pero que son casi imposibles de explicar con el viejo modelo del ICRP.
Uno de ellos es el entendimiento de que los elementos de número atómico elevado, como el uranio (pero también elementos no radiactivos como el platino, oro, etc) tienen la capacidad de alterar las características de absorción de los tejidos en los que están inmersos. El uranio es el elemento central alrededor del cual gira el ciclo del combustible nuclear, y grandes cantidades de la sustancia han estado contaminando la biosfera desde mediados del siglo pasado. Por tanto, es necesario actualizar el modelo de riesgo ECRR e incluir la consideración de estos "efectos de la radiación fantasma '.
La dispersión generalizada de uranio de uso de armas ha hecho necesario añadir un capítulo sobre las armas de uranio.
Desde su fundación en Bruselas en 1998, al ECRR se le han unido muchos científicos eminentes expertos en la radiación de muchos países. Se desprende de esta nueva edición revisada, que la presión sobre los políticos y los científicos para cambiar su comprensión de los efectos sobre la salud de las radiaciones ionizantes es ahora demasiado grande para seguir ignoránose.

 

2010 Recommendations of the ECRR
The Health Effects of Ionising Radiation Exposure at Low Doses and Low Dose Rates for Radiation Protection Purposes:
Regulators’ Edition

Edited by Chris Busby with Rosalie Bertell, Inge Schmitz-Feuerhake, Molly Scott Cato and Alexei Yablokov
Published on Behalf of the European Committee on Radiation Risk
Comité Européen sur le Risque de l’Irradiation, Brussels
by Green Audit, Aberystwyth 2010.
ISBN: 978-1-897761-16-8

 
Introduccion
Esta es la edición inglesa de la recomedaciones del 2010.
La edición de las Recommendations del 2003 también está disponible en Francés, Ruso, Japonés y español.

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