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Os transmitimos la experta y documentada opinión sobre el peligro de la contaminación radiactiva del Dr. J. Gofman experto en química nuclear, cardiólogo, profesor emérito de biología molecular y celular que fue director médico del laboratorio Lawrence Livermorore, uno de los más importantes de EEUU en investigación nuclear que, consecuente consigo mismo, recientemente se ha sumado a los críticos de las nuevas armas radiactivas.

Reproducimos a continuación algunos de sus argumentos y uno de sus manifiestos antinucleares y antirradiactivos importantes firmado además por otros prestigiosos científicos de todo el mundo. "Centrales nucleares: el problema de contaminación que terminará con todos los problemas de contaminación".
JOHN W. GOFMAN, RALPH NADER y los catedráticos enumerados al final.

Introducción y notas de Alfredo Embid.

Introducción:

Gofman fue director médico de uno de los laboratorios oficiales de investigación nuclear Lab. Lawrence de Livermorore, uno de los más importantes de EEUU. Fue expulsado de su cargo en 1973 por manifestar sus advertencias sobre el riesgo que la creciente contaminación radiactiva representa para nuestra salud.

Recientemente el Dr. J. Gofman se ha unido a los científicos que critican la utilización de las nuevas armas radiactivas (mal llamadas de uranio empobrecido como hemos demostrado en anteriores boletines) en las recientes guerras y ha aprobado las investigaciones y la metodología del UMRC (Uranium Médical Research Center) dirigido por el coronel Durakovic sobre los veteranos de la guerra del Golfo y sobre la población de Afganistán que demuestran su contaminación radiactiva:
"la concentración de uranio de 150ng/L en los veteranos de la guerra del Golfo, y de 275ng/L en los civiles afganos enfermos, contrasta con el grupo testigo no expuesto que es 14 ng/L".
Lo ha hecho en una carta dirigida al director del Joint- Congressional Com. on Atomic Energy, senator Holifield.
Las investigaciones actualizadas del UMRC las hemos publicado también en anteriores boletines de armas contra las guerras, la última en el nº 29 y en nuestra revista desde hace años.

En una carta anterior escrita el 11 de mayo de 1999, este eminente científico afirmaba:

"Durante 1942, dirigí "The Plutonium Group" de la Universidad de California, Berkeley, que aisló el primer miligramo de plutonio a partir del uranio irradiado. El Plutonio-239 había sido previamente descubierto por Glenn Seaborg y Edwin McMillan."
"Durante las décadas siguientes, estudié los efectos biológicos de las radiaciones ionizantes, incluyendo las partículas alfa emitidas por la cascada (decay) del plutonio".

(Nota: el uranio mal llamado empobrecido es también emisor de partículas alfa y además se ha demostrado que incluye plutonio y otros elementos artificiales creados en las centrales nucleares como ya hemos informado anteriormente).

"La pruebas biomédicas demuestran que no existe dosis inocua, lo que significa que un solo átomo radiactivo puede producir mutaciones celulares permanentes en las moléculas genéticas de las células".
[Gofman 1990: "Radiation Induced Cancer from Low-Dose Exposure"].
"Esto es cierto para las partículas alfa, la lógica de que no existe dosis inocua fue confirmada experimentalmente en 1997 por Tom K. Hei y colaboradores en la Universidad de Columbia, Facultad de Medicina, New York".
[Proceedings of the National Academy of Sciences [USA] Vol. 94, pp. 3765-3770, April 1997, "Mutagenic Effects of A Single and an Exact Number of Alpha Particles in Mammilian Cells."]

(Añado que más recientemente su opinión fue confirmada por otras investigaciones como las del Medical Research Council de Harwell, Oxfordshire, del laboratorio de inestabilidad genómica que concluyen que "no existe una dosis mínima de exposición a la radiaciones alfa para crear un riesgo carcinogénico" 2001. Citadas en el nº 62 de Medicina Holística pgna 20).

"De ello se deduce que hay evidencias suficientes y fuertes bases biológicas para que los ciudadanos de todo el mundo se opongan a las actividades que produzcan un riesgo apreciable de exponer a los seres humanos y a otros al plutonio y otras poluciones radiactivas a cualquier nivel..."

" El hecho de que la radiación ionizante sea mutágena (induce mutaciones genéticas) fue por primera vez demostrado por Herman Joseph Muller, en 1927, y siguientes evidencias han demostrado que es mutágena a cualquier dosis.
La mutación es la base no sólo de afecciones hereditarias, si no también del cáncer".

Goffman estima que "las muertes por cáncer debidas a la contaminación radiactiva de las centrales nucleares son responsables de unos 30.000 casos adicionales por año".
(Ver al respecto las estimaciones más recientes de la Comisión Europea para la Evaluación de Riesgos Radiactivos citadas en los boletines Armas Contra las Guerras nº 06, 19 y 28 y en la revista Medicina Holística nº 70).

Gofman es un valiente veterano luchador antinuclear que concluye muy acertadamente que:

"los riesgos de la contaminación radiactiva son tan grandes que ninguna sociedad en su sano juicio los toleraría".

Recalquemos que su conclusión implica que a nuestra sociedad le han hecho perder el sentido común, ya que nadie en su sano juicio aceptaría el deterioro del patrimonio genético de la humanidad para favorecer los intereses militar-industriales del lobby nuclear.
Con la excepción de los locos que lo promocionan.

Reproducimos, actualizándolo, su artículo que sigue y que da testimonio de que la lucha contra las armas radiactivas es indisoluble de la lucha contra la contaminación radiactiva que nos ha impuesto el lobby nuclear en todas sus formas,
incluso las presentadas como pacíficas, para su beneficio.
Es uno de sus manifiestos antinucleares y antiradiactivos importantes firmado además por prestigiosos científicos de todo el mundo.


"Centrales nucleares: el problema de contaminación que terminará con todos los problemas de contaminación. "
JOHN W. GOFMAN, RALPH NADER y los catedráticos enumerados al final.

"El quid de la cuestión es el siguiente:
Un puñado de personas están tomando decisiones que afectan profundamente a nuestras vidas, las de nuestros hijos y las de unos cuantos miles de generaciones venideras.
Llamar a las centrales nucleares "seguras y limpias", como hace la industria nuclear, es una parodia malsana de la realidad.
Las radiaciones mortales son sólo una parte del problema.

Al igual que viajar a las estrellas, los científicos han soñado con la energía atómica desde que descubrieron que existía.
Su sueño les condujo a lo de Hiroshima, donde se convirtió en una pesadilla; en cuanto a los demás, los que vivimos en "Ciudadanolandia", nos asustamos.
Luego, hace unos pocos años, la Comisión de Energía Atómica anunció que ya podíamos cerrar nuestros refugios antiatómicos caseros y dar la bienvenida al "átomo pacífico".
Después, la industria se gastó millones en publicidad, en la que el mensaje era claro: el átomo es vuestro amigo, no tengáis miedo, un poco más de radiación no os va a hacer daño, las centrales atómicas son "seguras y limpias", confiad en ellas.
A la mayoría de nosotros nos gusta creer que la gente que sabe más que nosotros tiene las cosas bajo control.
Pero, últimamente, nos hemos empezado a dar cuenta de que, en realidad, no es así.
Las personas que trabajan para la industria o el gobierno no necesariamente saben más, ni por fuerza son honradas.
Se pueden dejar impresionar por artilugios estrafalarios sin considerar las consecuencias de su utilización.
Y su percepción del "interés público", con frecuencia, tiene más que ver con la ambición, el poder, las ganancias y el ego personales que con nuestra vida.
De manera que, cuando se topan con un asunto que reporta grandes cantidades de dinero, como es el caso de la energía atómica, lo promocionan sin importar los hechos que rodean al asunto en cuestión.
Al final se proporciona un listado de los científicos más relevantes que son de la opinión de que la energía atómica podría ser desastrosa para el planeta.

Más adelante, enumeramos algunos de los peligros que amenazan la vida si se sigue el temerario programa de la industria.

No obstante, también hay cuestiones más sutiles.
La crisis energética reveló hasta qué punto nuestras vidas están sujetas a los antojos de un puñado de gigantes corporativos, cuya independencia del gobierno (de EE.UU.) es cada vez más imprecisa.
Por medio de miles de millones de dólares en publicidad y los negocios sucios de Washington, han empaquetado y vendido a una sociedad fundada en coches, autopistas, barrios exteriores y tecnología de fabricación en serie -trabajo, trabajo, trabajo, consumo, consumo, consumo, trabajo, trabajo-, lo que hace que la mayoría de nosotros estemos a merced de la gente que vende energía. Y otros se quedan totalmente excluidos.

En cuanto a la pasada "escasez de petróleo", tanto si creemos que fue real como si creemos que fue una conspiración, parece que ha servido a un propósito: el miedo que infundió en la gente produjo una subida de los precios, más minas a cielo abierto, más perforaciones de costa afuera, un espantoso oleoducto en Alaska ("Alaska Pipeline") y, ahora, la última "bonanza" de miles de millones de dólares: la energía atómica.
Una vez se calmó el temporal, se hizo patente que las compañías petroleras, además del petróleo, tienen también el control de la energía nuclear, y cualquier conversión al átomo concentrará el poder aún más en el mismo puñado de manos.
Es como ver una película:
Observamos lo que pasa, pero no tenemos control sobre el desenlace.
Pagamos dinero y nos sentamos en la oscuridad.
Esa situación se aplica especialmente a la energía nuclear por la razón de que su tecnología es tan compleja que la gente se ve excluida de su debate.
¿Cómo discutimos cuántos milirems de radiación medioambiental son "aceptables", y cuántos provocan un millón de cánceres, o lesiones genéticas a niños.
Aparta a una persona corriente aún más de la participación en temas que afectan a su vida, y la deja en manos de la elite tecnológica, de los "Sacerdotes Nucleares", que trabajan para el gobierno y la industria.
"Retienen el control de las fuerzas tecnológicas y, por lo tanto, también de las sociales", afirma Ralph Nader, "lo que sólo se puede llamar de una manera: autocracia".
Y ya están configurando el futuro.
En Estados Unidos, ya están en funcionamiento decenas de centrales nucleares y muchas más están en proyecto y aún más en el extranjero.
En ningún momento la industria nuclear o la Comisión de Energía Atómica han explicado en detalle los peligros que esta energía encierra para la vida, el medioambiente y la democracia.
De hecho, nos han estado vendiendo fantasías y ocultando los peligros.
Sólo por medio de acciones de Nader, la "Union of Concerned Scientists" (Sindicato de Científicos Comprometidos), "Friends of the Earth" (Amigos de la Tierra) y otros hemos conseguido arrancar parte de la verdad a esta gente.
No obstante, se siguieron construyendo centrales.
Su arrogancia es apabullante.
Si las centrales generan 120.000 muertes anuales por cáncer de pulmón debido a las radiaciones, o un desastre nuclear de vez en cuando, en fin, es "inevitable".
Si suponen el envenenamiento de la Tierra durante miles de años con las sustancias más mortales de la historia, bueno, ya se ocuparán otros de eso algún día.
Ese tipo de mentalidad estrecha es la que conduce a la carrera de armamentos, la guerra de Vietnam y a "bombardear una aldea para salvarla".
Todo se trata de probabilidades, canjes; es una mentalidad de ordenador.
No hablamos de la vida.
No existen seres humanos, sólo números.
Pero, escuchen: no tenemos por qué aceptarlo.
Podemos encontrar la manera de retomar el control de los sistemas que dirigen nuestras vidas, e insistir en que se ajusten al objetivo de una vida segura, satisfactoria, fructífera para todos -libre del dominio corporativo- y en un planeta sano que pueda ser de más ayuda a nuestros hijos, y no menos, que a nosotros.

¿Qué se puede hacer ahora mismo?

En primer lugar, difundir el mensaje.
Este anuncio contribuye al proceso;
A medida que recaudemos dinero, lo iremos publicando por todo el país.
Leed todo lo que podáis. (Si queréis, os enviaremos más información que hará que esto parezca insípido).
Hablad del tema con vuestros amigos;
Sobre todo, oponeros a cualquier central nuclear que haya cerca de donde vivís.
En segundo lugar, os instamos a que respaldéis la iniciativa de una votación contra los pronucleares.
Si se consigue hacer la votación y es aprobada, ralentizaría de inmediato la industria nuclear y, con gran probabilidad, detendría su crecimiento.
Por ejemplo, la acción requeriría que:
1) Se garantice la indemnización total en caso de accidente. Pero un accidente importante costaría 40 mil millones de dólares en daños. Ni las compañías aseguradoras ni el gobierno podrán garantizar tal cosa.
2) Programas de evacuación. En caso de desastre, esos programas deben estar preparados y difundidos entre el público. Hasta la fecha, esto no se ha hecho porque si el público fuese consciente de los peligros que encierra la energía nuclear, no la tendríamos.
(¿Evacuar las grandes ciudades?, ¿En una hora?).
3) Los sistemas de seguridad deben ser revisados y debe encontrarse una forma segura de almacenar los desechos radiactivos, lo cual debe ser escrutado en vistas públicas en las que los ciudadanos participen interrogando a los testigos.
Incluso entonces se requerirá la aprobación del poder legislativo.
Esta iniciativa no prohibe de inmediato las centrales nucleares, si bien muchos de los que firman este anuncio esperan que sea ese el resultado.
Sin embargo, la iniciativa ha creado una coalición que tiene muchas probabilidades de vencer -incluyendo organizaciones principalmente preocupadas con la seguridad y/o cuestiones medioambientales.
En cualquier caso, los efectos deberían ser los siguientes:
- la población se familiarizará con los peligros reales de la energía atómica y la responsabilidad de tratar de ajustar sus monstruosas creaciones a las normas que dice cumplir en su publicidad, cuestionará la industria nuclear.
Lo cual será imposible.
Y, en nuestra opinión, ahí quedará todo.
Entonces, podremos, por fin, centrar nuestra atención en encontrar soluciones alternativas que no pongan en peligro a la humanidad y al resto de seres vivos; un paso positivo hacia la cordura y la paz.

Os presentamos a los "sacerdotes" nucleares

Las centrales nucleares producen una basura radiactiva tan nociva para toda forma de vida y tan duradera, que debe ser aislada de todo contacto durante períodos de tiempo tan largos que escapan a la comprensión humana.
Por ejemplo, en 24.000 años, pierde sólo la mitad de su veneno mortal. En otros 24.000 años pierde la otra mitad, ¡Y así durante 500.000 años!
Sin embargo, la Comisión de Energía Atómica no está preocupada y dice que se ocupará de todo. Para daros una idea de la medida de su compromiso, hemos preparado esta pequeña tabla.

Hace 24.000 años, la humanidad vivía inmersa en la última Era Glacial.
Inglaterra estaba unida al continente.
24.000 años suponen cuatro veces el tiempo transcurrido desde que inventamos la rueda (4.000 a.C.) o desde que se empezó a escribir la historia.
A esta escala de tiempo, las culturas que denominamos "la antigüedad" son, en realidad, muy recientes.
Por no hablar de Estados Unidos (1776 d.C.), que todavía están en pañales.
En 24.000 años, miles de sociedades han venido y se han ido, por lo que resulta arrogante y estúpido por parte de la AEC (siglas en inglés de la Comisión de Energía Atómica) (1954 d.C.) sugerir que será capaz de protegernos a nosotros, a nuestros hijos y a las miles de generaciones venideras del horror más incontrolable jamás creado.
Hasta la fecha, lo más que la AEC (Comisión de Energía Atómica) ha podido hacer es verter la "horrible sopa hirviente" en cubas, que encima tienen pérdidas.
Sus intentos por mejorar la situación parecen historias de ciencia ficción.

No hay forma de soslayar el problema:
Si escogemos fundar nuestras vidas en el átomo, condenaremos a miles de generaciones a bregar con la basura mortal que creamos en la nuestra; es como si el hombre de Cromagnon nos hubiese legado un veneno tan poderoso que hoy en día todavía tuviésemos que vigilarlo.
Pero, da igual, no somos nosotros los que decidimos.
¿Os ha preguntado alguien si queréis la energía nuclear?
A nadie le parece pertinente.
Un científico de la AEC (Comisión de Energía Atómica), el doctor Alvin Weinberg, admite que el cambio a la energía atómica podría determinar el futuro de la misma forma en que lo hizo el cambio a la agricultura en el año 7000 a.C.
Y James Schlessinger, anterior jefe de la AEC (Comisión de Energía Atómica), la CIA y ahora del Ministerio de Defensa de EE.UU., ha indicado que debido a los "problemas de seguridad" a plazo increíblemente largo, la energía nuclear va a requerir "vigilancia más o menos perpetua ... Y formas sociales acordes con esa "vigilancia perpetua".
¿Y cuáles serán esas formas sociales?, nos preguntamos.
Según Weinberg, la "vigilancia" la llevaría a cabo una especie de "sacerdocio" nuclear permanente (una elite tecnológica).
Todas las futuras opciones de sociedad tendrían que limitarse a lo que los "sacerdotes" consideren aceptable (es decir, muy probablemente un fascismo tecnocrático).
Para asegurar la supervivencia de la tecnología, es posible que haya que detener la dinámica de la historia (y los mas elementales principios democráticos).
Los cambios sociales serán vistos como algo peligroso (y los disidentes serán criminalizados como ya está ocurriendo en EEUU).

No obstante, ¿Cómo podemos adivinar las preferencias de la gente en el futuro?.
Dentro de miles de años, Estados Unidos sin duda parecerá tan remoto como lo es Babilonia para nosotros.
Las generaciones futuras podrían querer para sí una existencia más pastoral;
Quizás la tecnología de fabricación en serie se considere un experimento que no funcionó.
Quizás la competitividad dé paso a la equidad y la superproducción ya no sea necesaria.
Quizás el materialismo se abandone algún día junto con los grandes poderes centralizados.
Y a los "sacerdotes nucleares" ¿Les parecerá bien todo eso?
De cualquier manera, una cosa es cierta: todo aquel que esté vivo dentro de 24.000 años, todavía tendrá que vigilar la basura mortal que en su día generó algo llamado el programa nuclear pacífico.

La energía atómica: lo que su cordial compañía nuclear local no le cuenta.

Se nos dice que la energía atómica es "segura y limpia".
Nos lo dicen en comunicados de prensa gubernamentales, discursos presidenciales, y anuncios en los que las compañías petroleras y nucleares se han gastado millones.
A continuación exponemos algunos de los problemas que no han mencionado.

El "síndrome de China"
El centro, o núcleo de las centrales nucleares está tan caliente que debe "bañarse" continuamente en refrigerante para que no se funda todo -acero, hormigón, todo...- y comience a emitir radiactividad.
El agua circula a través de un laberinto de tuberías, válvulas y bombas, que nunca deben tener fugas.
Si alguno de estos componentes empieza a perder, las varillas del núcleo comienzan a "gotear" como el vidrio candente.
A esto se le llama "fusión".
Por mucha agua o sustancia química que se le eche, nada puede parar ya el proceso.
A su paso, va fundiendo el edificio, y perfora la tierra en dirección a China (de ahí el nombre que le ha dado la AEC (Comisión de Energía Atómica): "Síndrome de China").
Para nosotros se trata de un desastre nuclear.
No es que la central estalle, aunque como si así fuese, porque la emisión de radiactividad equivaldría a miles de bombas de Hiroshima; eso sí, silenciosas.
Todos los edificios de las poblaciones circundantes permanecerían intactos.
Sólo los seres vivos morirían; algunos rápidamente, de envenenamiento radiactivo; otros lentamente, de cáncer de pulmón. También los que aún no habían nacido se verían afectados por lesiones genéticas.
El doctor Henry Kendall del Sindicato de Científicos Comprometidos advierte que el viento sería letal para todas las formas de vida en 160 kms. a la redonda.
Y el Informe Brookhaven de la AEC (Comisión de Energía Atómica), oculto durante largo tiempo, advierte de que probablemente sería necesaria la inmediata evacuación en 64.000 kilómetros cuadrados, lo cual nadie tiene idea de como se puede hacer.
La AEC (Comisión de Energía Atómica) no está preocupada: ha instalado una cosa llamada "El Sistema de Emergencia de Refrigeración del Núcleo".
Lo que la AEC (Comisión de Energía Atómica) no dice es que en seis pruebas de modelos a escala pequeña, el sistema falló seis veces.
Da igual, la AEC (Comisión de Energía Atómica) asegura que las posibilidades de que tal accidente tenga lugar son de "una entre un millón", pero muchos científicos (muchos de ellos figuran en el cuadro) dicen que las posibilidades son de "una entre mil", y les sorprende que todavía no haya pasado.

(Nota : este artículo estaba escrito antes del accidente de Tchernobyl, donde estuvo a punto de producirse "el síndrome de China". La contaminación radiactiva afectó a todo el planeta.
Fue detectada en Japón y a más de 9.000m de altura. Pero según nuestros "científicos" responsables a los que les pagamos en España para protegernos, España estaba protegida por los Pirineos, que como todo el mundo sabe tienen más de 9.000 metros de altura...
Hoy los afectados franceses por la duplicación de los problemas de tiroides están intentando procesar a su gobierno por haberles ocultado la importancia del accidente.
Actualmente hay científicos rusos encarcelados por haber denunciado las consecuencias ocultadas del accidente, con la complicidad de la OMS y de todos los organismos internacionales corruptos por el lobby nuclear, como hemos denunciado en anteriores números de la revista de Medicina Holística. A.E.)

Cementerios atómicos

Aun suponiendo que todo vaya a la perfección y no tengamos que evacuar una gran parte de nuestro país, existe otro problema.
Los "desechos" radiactivos son una de las sustancias más mortales del planeta y siguen siendo mortales después de cientos de miles de años, durante mucho más tiempo que la "historia de las civilizaciones".
De acuerdo con la AEC (Comisión de Energía Atómica), están tomando todas las precauciones posibles, pero el triste hecho es que no podemos eliminar esa porquería de nuestro medio ambiente.
Para darnos una idea de la situación, lo que están haciendo ahora con la basura radiactiva es transportarla en trenes de mercancías (lo que en sí mismo es muy peligroso) hasta "cementerios atómicos", donde se pone en cubas gigantescas.
Pero la basura está tan caliente, es tan corrosiva y borbotea tanto que, a los pocos años, ya ha corroído los contenedores; y aún no se ha inventado la tecnología que permita contener estos desechos durante más tiempo.
En uno de estos "cementerios", en Hanford, Washington, miles de litros de desechos radiactivos ya se han vertido a la tierra y se están colando a la capa freática y al río Columbia. Nadie sabe cuando parará.
La AEC (Comisión de Energía Atómica) está buscando alternativas.
He aquí algunas de las lindezas que se le han ocurrido últimamente:
a) Enterrarlo todo en el océano, lo que, al final, terminaría con la vida marina;
b) Almacenarlo en minas de sal, lo que, al final, envenenaría la capa freática;
c) verterlo en el hielo , lo que, una vez más, envenenaría el océano;
d) enviarlo en cohetes al sol desde cabo Kennedyç, muchos cohetes se estrellan ¿Evacuar Florida?.

¿Comprendéis la magnitud del problema?
Pronunciamientos oficiales aparte, esta gente no tiene ni idea de lo que está haciendo.

Cáncer.

El plutonio 239 es tan mortal que una única partícula, del tamaño de una mota de polvo, puede provocar cáncer de pulmón a una persona.
Si la industria nuclear se sale con la suya, construirá miles de centrales dentro de los próximos años, lo que producirá cientos de toneladas métricas de porquería, que habrá que procesar, transportar y almacenar.
Durante este ciclo, no se puede verter nada, nada debe ser robado o emitido de alguna forma al aire, el agua o la tierra.

Dos médicos, los doctores Arthur Tamplin y Tom Cochrane, han escrito que si la AEC (Comisión de Energía Atómica) permite que se escape tan sólo una partícula entre un millón, esa fuga resultaría en 120 millones de casos de cáncer de pulmón.

La AEC (Comisión de Energía Atómica) dice suavemente que no será para tanto -puede que perdiendo sólo una partícula entre mil millones, se provocasen sólo 120.000 cánceres-.
A la AEC (Comisión de Energía Atómica) le satisface esa cifra. ¿Y a usted?.
Sin embargo, el asunto se pone aún más feo.
Para protegernos de estas partículas calientes, la AEC (Comisión de Energía Atómica) hace revisiones constantes para ver si se ha perdido algo, lo cual siempre ocurre.
Hasta la fecha, ya se ha perdido bastante, tanto es así que se ha puesto nombre a esas pérdidas: "Material Desaparecido" ("Material Unaccounted For": MUF). En torno a un 1% del total manipulado ya se ha perdido, y nadie sabe si se ha quedado atrapado en una tubería, ha volado por ahí, se ha mezclado con otros desechos o salió al exterior en el contenedor de comida de algún trabajador.

Una cosa más, el doctor Theodore Taylor ha señalado que un buen ingeniero con un taller casero y unos 6.5 kg de plutonio "podría fabricar una bomba casera, lo suficientemente pequeña para ser transportada en un coche, pero capaz de matar a decenas de miles de personas".
Como ven, la energía atómica requiere que la "seguridad" sea 100% perfecta, lo que sólo se podría conseguir en un estado policial, y probablemente ni aún así.
¿A eso se refieren cuando dicen "Sacerdocio Nuclear" y "vigilancia perpetua"?.
El tema asusta cada vez más.
El problema no es la "seguridad", sino la propia tecnología nuclear. Sin energía nuclear, no necesitaríamos seguridad.
Todo el asunto resulta retrógrado.
Podríamos seguir con el tema y hablar de riesgo de terremotos, sabotajes, ataques de misiles, sin mencionar los descubrimientos del doctor John Gofman sobre el "aumento de malformaciones, nacimiento de niños muertos y cánceres" a nivel nacional, sólo con el funcionamiento normal de las centrales.
Así de "limpia y segura" es nuestra energía nuclear."

CUADRO
Advertencias de los científicos con respecto a la energía nuclear

A continuación, damos una lista parcial de los médicos y colaboradores más importantes que han advertido a la población sobre los terribles peligros que encierran las centrales atómicas. Para obtener un listado más completo, así como copias de su postura de cara al público, rogamos utilicen el contacto posterior.

- Dean Abrahamson, Ph.D., Escuela de Salud Pública, Minn. U.
- Hannes Alfven, Ph.D., U.C.S.D., Premio Nobel 1970.
- Anne Carter, Ph.D., Univ. Brandeis.
- Oliver Cope. M.D., Univ. Harvard.
- John Edsall, Ph.D., Univ. Harvard.
- Bernard Feld, Ph.D., M.I.T.
- Ian Forbes, Ph.D., Lowell Tech.
- John Gofman, M.D., Ph.D., Univ. California - Berkeley (co-descubridor del plutonio).
- William Heronemus, Ph.D., Univ. de Mass.
- John Holdren, Ph.D., Univ. California - Berkeley.
- David. R. Inglis, Univ. de Mass.
- Henry Kendall, Ph.D., M.I.T. ("Union of Concerned Scientists").
- Linus Pauling, Ph.D., Univ. de Stanford, Premio Nobel 1954, 1962.
- Joel Primack, Ph.D., ("Union of Concerned Scientists").
- Arthur Tamplin, Ph.D., (anteriormente de la AEC).
- Harold Urey, Ph.D., LL.D., Caltech, Nobel Prize 1934.
- James Watson, Ph.D., LL.D., Univ. de Harvard, (co-descubridor del ADN), Premio Nobel 1962.

Coalición para la Restricción de la Energía Nuclear.

DAN SU APROBACIÓN A ESTA INICIATIVA LAS SIGUIENTES ORGANIZACIONES:

The Sierra Club, Friends of the Earth, The Ecology Center, Another Mother for Peace, Orange County Environmental Coalition, Friends´ Legislative Committee, Black Women Organized for Action, U.C. Irvin Ecology Action, S.F. Consumer Action, Ralph Nader Organization, Women for Legislative Action, Zero Population Growth, Projecto Jonah, Scenic Shoreline Preservation Committee, Women´s Gathering of Energy Conference.

DAN SU APROBACIÓN A ESTA INICIATIVA LAS SIGUIENTES PERSONAS:

Dr. Donald Aitken, Dr. Charles Aronberg, Gil Bailie, Dr. Irving Bengelsdorf, William Brinton, David Brower, Philip Condit, Lee Cooper, Mark Dayton, L. Douglas DeNile, Alvin Dunkin, Dr. Paul Ehrlich, Patricia Farrington, Dr. John Gofman, Jim Harding, Alfred Hetler, Dorothy Jones, Elsie Koesche, Jeremy Larner, Jack Lemmon, Ann McConnell, Joan McIntyre, Ralph Nader, Donna Reed Owen, Connie Parrish, Dr. Linus Pauling, David Pesonen, Michael Singer, Rhonda Payne, Nancy Pearlman, Richard Spohn, Alan Tratner, Robert S. Vogel, Jerry Voorhis, Mike Timko, Cynthia Wayburn, Daniel H. Weinstein.

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Coalición para Restringir la Energía Nuclear, 2 Rowland Pl., San Francisco 94133, Estados Unidos. Tel: +1 415 392-7092. A la atención de: Patricia Farrington, coordinadora.


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