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El ejército ocultó los riesgos radiactivos a sus propias tropas e incluso a sus mandos.

El comandante médico forense Dr. Doug Rokke, es especialista en guerra nuclear, biológica, química y en situaciones de urgencia. Fue profesor de la Universidad Estatal de Jacksonville, Alabama. Veterano de las guerras de Vietnam y del Golfo, recibió medallas y distinciones por las responsabilidades asumidas durante la guerra no solamente por parte por el general Pagonis sino también del propio Norman Schwarzkopf. Durante la Guerra del Golfo tenía responsabilidad absoluta de coordinar la medicina preventiva y fue el máximo experto en descontaminación del ejército estadounidense.

Tras servir en el ejército durante 35 años, hoy es un activo militante contra la guerra y para la abolición de las armas de uranio empobrecido (ver contacto al final del boletín).

Doug corrobora (lo que llevamos años denunciando) en una entrevista reciente que "el uranio empobrecido está contaminado con plutonio, neptunio, americio ... que sus consecuencias permanecerán eternamente... no sólo para los veteranos de la Guerra del Golfo, si no para los residentes en Irak, Kosovo, Afganistán, Okinawa, Escocia, Vieques, Maryland, Indiana, etc" y concluye "que su utilización es un crimen contra la humanidad"... (1) En 1992 Doug dio cursos a más de 1.500 miembros del personal de salud y del mando sobre lo que se sabía de los riesgos ligados a una posible contaminación de las tropas, pero sus vídeos didácticos sobre el peligro del UE no fueron difundidos a las tropas.
Más adelante hacia el final de la guerra se le encargó ocuparse del uranio empobrecido y coordinar un equipo para limpiar los restos.
Doug, señaló que "había óxido de uranio por todas partes, especialmente importante en los tanques" y que "la contaminación terrestre se extendía a unos veinticinco metros alrededor de los tanques. No cabe duda de que nadie habría debido acercarse a menos de veinticinco metros sin trajes protectores y máscaras adecuadas".
Las máscaras de gas que se distribuyeron durante la Guerra del Golfo no se mantenían bien sobre la cara y su impermeabilidad no era perfecta lo que producía un riesgo de inhalación de las partículas de uranio o de contacto epidérmico con ellas. La única solución son los trajes NBC donde la máscara está completamente soldada a una capucha que a su vez está integrada con el resto del traje.
Las máscaras de protección que se distribuyeron estaban mal concebidas. "Observamos un gran número de disfuncionamientos de éstas máscaras y reportamos estos déficits hasta lo más alto de la cadena jerárquica. Pedimos que se resolvieran pero no hubo ninguna reacción".
En febrero de 1992 informó al Secretario de la Conferencia sobre Higiene Industrial en la base de Wright Patterson del Ejército del Aire, en Ohio, de que había riesgos y de que había que dar tratamientos médicos y que habría que limpiar los lugares afectados.
Lo dijo y no dejó de decirlo desde entonces. Fue como predicar en el desierto...

Todos los afectados coinciden en que no recibieron información sobre los riesgos que corrían.

Dean Fahey es autor de un libro publicado a finales de 2000 que se llama "No busques no encuentres". Actualmente trabaja en el Military Toxic Project, una asociación militante que estudia los efectos del uranio empobrecido. Cuenta cómo se enteró de la existencia del uranio empobrecido. "En otoño de 1990, estaba en la Marina y me entrenaban en la utilización del Phalanx. Se nos dijo que las balas contenían uranio empobrecido, pero enseguida nos tranquilizaron: "sí, hay uranio, pero está empobrecido, no es peligroso, no tenéis nada que temer".(2)

El caso de Doha, Kuwait 1991.
Algunas municiones no explotan en el momento del impacto, pero se queman y se vuelven muy inestables, basta a veces tocarlas para que exploten. Es lo que sucedió en Doha.
Los hombres del equipo de limpieza del capitán Doug Rokke estaban intentando proceder a la descontaminación de los materiales acumulados cuando tras una falsa maniobra hubo una explosión y todos murieron.
4 carros de combate Abrahams M1A1 cargados de munición de UE, así como 660 obuses de 10 mm y 9 720 de 25 mm, se quemaron. Eso representa unas 5 toneladas de UE.(3)

Dan Fahey, asesor legal y funcionario de ayuda social en "Swords to Plowshares", una organización de veteranos de San Francisco describe el incidente durante el cual las tropas fueron expuestas al uranio empobrecido sin saberlo:
"Hubo un incendio en 1991 en Doha, Kuwait, en el que varios miles de cartuchos de uranio empobrecido se quemaron. Hubo varias explosiones durante seis horas y el fuego arreció hasta el día siguiente.
Debido al Acta de Libertad de Información, nos enteramos de que mientras el fuego tuvo lugar, un equipo de destrucción de artillería se introdujo en el lugar del incendio.
Pero antes de llegar, avisaron a los comandantes de la base de Doha de que los cartuchos de uranio empobrecido estaban quemándose, así que debía mantener a la gente alejada del área que estaba a favor del viento y usar protección respiratoria. Y ahora sabemos que este mensaje nunca se transmitió a las tropas. Como resultado, mucha gente estuvo expuesta durante el incendio".
Fahey sigue explicando que las tropas también fueron expuestas después del fuego, ya que no hubo ningún aviso sobre la presencia de contaminación por uranio empobrecido; a las tropas se les ordenó limpiar el recinto con escobas, palas y sus propias manos sin ningún tipo de protección.
Según el Proyecto de Educación sobre el Uranio Empobrecido, "El incendio en la base estadounidense de la Armada Negra en Doha, Kuwait, destruyó más de 660 balas de tanque de gran calibre con uranio empobrecido, 9.720 cartuchos de pequeño calibre con uranio y cuatro tanques M1A1 con munición de uranio empobrecido también. Alrededor de 9.000 libras de penetradores de uranio empobrecido se perdieron en el incendio, exponiendo miles de combatientes a los óxidos de uranio existentes en el aire".(4)

Las concentraciones de polvo de uranio nunca fueron medidas afirma el capitán Doug(5). Probablemente porque ya se suponían sus resultados catastróficos que era preciso ocultar.
A pesar de los ya conocidos problemas de salud de los veteranos, el informe de la Armada de los Estados Unidos sobre las exposiciones al uranio empobrecido en Doha no ha sido publicado ni comunicado al Comité del Consejo Presidencial de la Enfermedad de la Guerra del Golfo, y las tropas siguen estando apostadas en este territorio altamente contaminado y peligroso como Doha.

El caso de Doha no es una excepción. Por ejemplo, el cementerio de Udairi en el oeste de Kuwait contiene una gran parte de los desechos de vehiculos destruidos en la Guerra del Golfo. En el norte hay una zona de entrenamiento militar.
En noviembre de 1994 los controles estadounidensese mostraron dosis de radiactividad hasta de 24 veces la dosis fraudulentamente calficada como admisible. Pero en ningún momento (tampoco en 1998), se hicieron mediciones en el terreno de entrenamiento y de pruebas(6).
Es preciso resaltar que en estos terrenos es donde, desde hace 9 años, varios miles de soldados estadounidenses se han entrenado y han sido contaminados por el UE.

El capitán David Keefer era responsable de todas las municiones empleadas en la operación Tempestad del Desierto incluyendo las de uranio empobrecido. Su trabajo consistía en comprobar el almacenamiento y el transporte hacia las unidades. Trabajó con el capitán Doug Rokke enterrando los vehículos en el fondo de un agujero en Arabia Saudita envueltos en materiales aislantes.
Es preciso plantearse ¿aislantes por cuánto tiempo comparado con los miles de millones de años que dura su radiactividad?. Lo que fraudulentamente se llamó descontaminación.
Sus hombres no llevaban protección sencillamente porque no las tenían, no se les había proporcionado a pesar de que iban a trabajar con materiales altamente contaminados.
A pesar de que él no estuvo en contacto directo con los desechos y que su papel consistía en coordinar las operaciones, enfermó.
Lo primero que tuvo fueron terribles dolores de estómago seguidos de diarreas violentas que podían durar desde algunas horas a quince días, luego dolores articulares, migrañas violentas, problemas gastrointestinales, erupciones cutáneas.
Su personal tuvo toda clase de enfermedades. Por ejemplo, menciona el caso de su superior que sangraba por la boca, tenía graves problemas pulmonares. Los test de diagnóstico de tuberculosis y de hepatitis B eran positivos sin que estuviese afectado por estas enfermedades, su piel se decoloraba por placas enteras, se encontraba débil, fatigado y tenía dolores articulares. Los médicos se encontraron totalmente sobrepasados y fueron incapaces de decirle qué es lo que le pasaba(7)...

No se dieron cuidados médicos a ninguno de los que trabajaron en la recuperación, civiles o militares, que manipularon materiales contaminados durante dos años.
Los civiles y militares miembros del equipo de Doug no se beneficiaron de tratamiento ni de examen alguno. La mayoría de ellos están enfermos o muertos.
A él mismo no se le dio tratamiento médico a pesar de que se encontraba enfermo. Incluso durante dos años se le ocultaron los resultados de sus análisis, disponibles en el Ministerio de la Energía desde marzo de 1995, que se le habían hecho por tener problemas renales y respiratorios.
Tuvo que intervenir un general para que finalmente se los dieran el 30 de junio de 1997, dos años y medio después. El informe decía:
"Como el uranio en su cuerpo es cinco mil veces la dosis admisible, usted podría tener necesidad de ayuda. -"
.- Cuando pregunté ¿qué ayuda podrían darme?, me respondieron
.- ninguna...
Increíble", comenta Doug.

"En Noviembre de 1994 mi excrección urinaria era de 1.500 microgramos por día... pero pasaron 2 años antes de que me lo dijeran... A pesar de que según las directrices del Departamento de Defensa de 1992, si eliminas más de 15 microgramos por día hay qe hacer tests inmediatamente y si es más de 250 microgramos por día debes tener asistencia médica continua y ser hospitalizado."

"eso es lo que hicieron a un especialista de su equipo encargado de los problemas de uranio empobrecido, al director del proyecto que conocía los hechos y que había planteado preguntas.
Podemos plantearnos ¿qué es lo que hicieron con el soldado medio, qué es lo que hicieron con las mujeres y los niños" (8)...

La respuesta es: absolutamente nada, sino chantajearles para que no declararan su enfermedad ni se enfrentasen a las autoridades (ver próximos boletines).

Contacto con el comandante D.Rokke : Dlind49@aol.com

Así que:

Soldadito, soldadito
antes de ir a la guerra
piénsatelo un poquito ...

1 The war against ourselves, interview with major Doug Rokke. www.yesmagazine.org
2 Entrevista con Dean Fahey en Maisonnier y col.: Frederic Loore, Roger Thilling "uranium appauvri. La guerre invisible". Robert Laffont. Paris. 2001
3 Christine Abdelkrim - Delanne. Guerre du Golfe. La salle guerre propre. Cherche midi editeur. París 2001.
4 Entrevista de Gary Null con Dan Fahel 23 Julio 1997. Citado en "The Gulf War´s troubling legacy" Townsend letter for doctors números de Agosto, Septiembre Octubre 1988.
5 Entrevista en Meisonnier op cit 2
6 Christine Abdelkrim - Delanne. Op cit 3
7 Maisonnier y col.: op cit 2.
8 Entrevista en el video reportaje de Maisonnier emitido por canal plus España en febrero del 2000 en documania cesurado con 11 mn. menos que el original emitido en Francia y en Bélgica " uranium appauvri. La guerre invisible".

 


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