Boletín 530

21 Marzo 2014

UCRANIA:
La conspiración internacional para llevar el caos a Ucrania
CIAR

Selección de artículos publicados en medios internacionales:

  • Moscú invierte los papeles en Kiev
    Thierry Meyssan

  • Ucrania: Por qué se habla de estrategia de la tensión
    Artículo de Manlio Dinucci

  • Organizaciones nazis irrumpen en el escenario europeo
    Voltairenet.org

  • Brzezinski preludió crisis en Ucrania
    Global Research.

  • VIDEO: Estados Unidos a la conquista del Este.

 


EE.UU Y LA FALSA REVOLUCIÓN EN UCRANIA

Foto: Maidan ¿Revolución pacifica?

La oportunidad suele ser uno de los factores claves a la hora de desencadenar un conflicto, no solo cómo y con qué medios cuentas sino “cuando”. En Ucrania se desataron las hostilidades provocadas por mercenarios a las órdenes de EE.UU y sus aliados durante los JJ.OO de Sochi, esperando o bien que Rusia respondiera y la repercusión mundial fuera mucho más alta intentando crear un rechazo internacional que durante el evento hubiera sido muy dañino para Rusia.
Putin esperó pacientemente supongo que para no tomar decisiones precipitadas, probablemente sopesó la respuesta y el marco, lo cual le llevó a dejar que los hechos transcurrieran al igual que los JJ.OO. y cuando estos pusieron su punto y final (ahora se están disputando los JJ.OO paralímpicos pero su repercusión mundial es mucho menor) Rusia implemento sus propias acciones en respuesta a la toma del poder en Ucrania por “bandidos”, como han sido definidos por varios dirigentes de Rusia entre otros. Entre tanto salia a la luz la conversación entre la secretaria de Estado adjunta, Victoria Nuland, y el embajador de Estados Unidos en Kiev, Geoffrey R. Pyatt, en la cual queda evidenciada la conspiración occidental para cercar a Rusia.

Delta, jefe de la unidad israeli en la plaza Maidan

Hoy mediado marzo de 2014 sabemos que mercenarios entrenados por EE.UU. han sido introducidos a través de la región de Odesa, que en Maidán han actuado fuerzas especiales israelies, perfectamente entrenados para este tipo de combates cuerpo a cuerpo, que mercenarios terroristas yihadistas de Al Qaeda ubicados en Siria han sido trasladados a Ucrania. Tanto los anteriores como los grupos neonazis autóctonos del país han protagonizado la mayoría de los actos violentos de semanas atrás y sin embargo en los medios de los países autistas (occidentales) son presentados como la legítima respuesta del pueblo ante una élite oligárquica que ha saqueado Ucrania desde hace 20 años. Que curioso que en España y otros países como nosotros, los verdaderos descontentos con un sistema político o con una serie de decisiones económicas abiertamente lesivas para la ciudadanía son presentados como desalmados radicales, violentos y sin moral. Curioso ¿verdad?.
Así por tanto, EE.UU y la UE ahora que han llevado a cabo sus planes, tienen que resolver como solucionar el tema económico dada la situación de “default” en la que ha entrado el gobierno de Ucrania y que los promotores aseguraron que solucionarían aportando ingentes cantidades de dinero que en principio no tienen (EE.UU y UE).
En el siguiente artículo de Thierry Meyssan se analiza la situación en la que aporta los elementos claves de este golpe de estado “suave”.

Foto: Maidan ¿Revolución pacifica?

 

Moscú invierte los papeles en Kiev
Thierry Meyssan

Foto: Error 404 -  Democracia no encontrada

Durante los Juegos de Sochi, Rusia no reaccionó ante los acontecimientos ucranianos [1]. Mientras se producían los graves desórdenes registrados en Kiev y en otras capitales de provincias ucranianas, la prensa rusa siguió dedicando sus titulares a las hazañas de sus deportistas. El Kremlin consideraba, en efecto, que en cualquier momento los enemigos de Rusia podían tratar aún de convertir la fiesta deportiva en un baño de sangre.

Tal y como estaba previsto, para el momento de la clausura de los Juegos, el poder ya había cambiado de manos en Kiev. Ampliamente desinformada, la opinión pública occidental tuvo la impresión de que se había producido una revolución proeuropea.

Sin embargo, la divulgación de una conversación telefónica entre la secretaria de Estado adjunta, Victoria Nuland, y el embajador de Estados Unidos en Kiev, Geoffrey R. Pyatt, no deja lugar a dudas sobre la existencia del complot estadounidense [2]. A golpe de imágenes falsas, un gobierno de corruptos [3] fue presentado a la opinión como una banda de torturadores rusófilos [4]. Como en todas las demás «revoluciones de colores», misteriosos francotiradores posicionados en los techos dispararon contra la multitud y también contra la policía, y se responsabilizó al gobierno con esos hechos.
En medio de la confusión, la opinión pública occidental tuvo la impresión de que «el pueblo» se había apoderado de los palacios nacionales. La realidad es que, mientras los activistas –en su mayoría nazis– se batían en la plaza Maidan bajo los lentes de las cámaras de televisión, en otros lugares de la ciudad eran los politiqueros quienes penetraban discretamente en los palacios nacionales. Por ese lado, los europeos pueden dormir tranquilos: no fueron los nazis quienes se instalaron en el poder.

Los nazis ucranianos nada tienen que ver con la extrema derecha que se conoce en Europa occidental, por lo general abiertamente sionista (con excepción del Frente Nacional francés). Durante la guerra fría, los nazis ucranianos fueron incorporados a las redes stay-behind de la OTAN para sabotear la economía soviética. Posteriormente, Polonia [5] y Lituania se encargaron de arroparlos. Durante los pasados 3 meses de manifestaciones se les unieron islamistas tártaros especialmente traídos de regreso desde Siria, donde estaban en plena yihad [6]. Habitantes históricos de Crimea, a los que Stalin decidió dispersar por haberse unido a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, los tártaros viven hoy principalmente en Ucrania y Turquía. En la plaza Maidan demostraron la pericia adquirida en Siria: mutilando policías y sacándoles los ojos [7].

La revolución de la plaza Maidan sirve para enmascarar un golpe de Estado extremadamente clásico [8]. En presencia de «diplomáticos» estadounidenses, la Rada [parlamento ucraniano] violó la Constitución abrogándola sin referéndum. Destituyó, sin debate ni proceso, al presidente en ejercicio y puso los poderes legislativos y ejecutivos en manos del ex jefe de los servicios secretos, Alexander Turchinov.

Este nuevo dictador designó como primer ministro a Arseni Yatseniuk, lo cual coincide –¡Oh casualidad!– con los cálculos expresados desde mucho antes –en la conversación telefónica anteriormente mencionada– por la secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland. El nuevo primer ministro conformó un gabinete que fue presentado a los manifestantes en la plaza Maidan. Estos últimos, ahora mucho más numerosos y en una proporción en la que los nazis ya vienen siendo sólo una tercera parte, abuchearon a varios de miembros del nuevo gabinete porque son judíos.

En Crimea, donde está basada la flota rusa del Mar Negro y la mayoría de la población es rusa, el parlamento regional, también presa de una «inspiración revolucionaria», derrocó el gobierno local (fiel a Kiev) y nombró uno nuevo (pro-ruso). Simultáneamente, hombres uniformados, pero sin bandera ni insignias, tomaron el control de los edificios oficiales y del aeropuerto, impidiendo así la posible llegada de fuerzas enviadas por el nuevo gobierno de Kiev.

En Kiev, la Rada denunciaba un acto de injerencia rusa y llamaba a que se respete el Memorándum de Budapest. En 1994, Estados Unidos, el Reino Unido y Rusia firmaron un acuerdo sobre el congelamiento de las fronteras de Ucrania a cambio de su renuncia al arma nuclear [9]. Para Moscú, sin embargo, ese acuerdo perdió toda vigencia desde que fue violado por Washington y Londres en el momento de la «revolución naranja» de 2004 [10] y, con más razón aún, con el golpe de Estado de la semana pasada.

¿Qué va a pasar ahora? El 25 de mayo tendrá lugar la elección del Parlamento Europeo y Kiev organiza una elección presidencial mientras que Crimea realizará un referéndum de autodeterminación. Cuando Crimea sea independiente podrá optar por reintegrarse a la Federación Rusa, de la que formó parte hasta 1954.

Por su parte, la Unión Europea tendrá que ver cómo se las arregla para responder a las esperanzas que tanto se esforzó por suscitar en Ucrania, y tendrá por lo tanto que pagar –no se sabe con qué fondos– al menos una parte de los 35 000 millones de deuda ucraniana. Por su parte, los nazis de la plaza Maidan no regresarán a la clandestinidad sino que van a exigir formar parte del gobierno.

Pero la historia no parará ahí porque todavía quedarán por resolver, para el Kremlin, los problemas de la parte oriental de Ucrania –con una numerosa población rusa y una importante industria de defensa– y también de Transnitria (la antigua Besarabia, que sirvió en el pasado de centro de investigación para la cohetería soviética). Este pequeño país, de población rusa, que no aparece en los mapas porque no es miembro de la ONU–, proclamó su independencia en el momento de la disolución de la URSS pero aún está considerado como parte de Moldavia. Resistió valientemente a la guerra que contra él desataron en 1992 Moldavia, la fuerza aérea rumana y los consejeros de la OTAN [11]. Logró conservar el modelo social soviético, adoptando a la vez instituciones democráticas, y hoy en día una «fuerza de paz» rusa garantiza su seguridad [12]. Como mínimo, una veintena de kilómetros cuadrados de territorio ucraniano podrían sublevarse y unirse a Transnitria, ofreciéndole así una salida al Mar Negro, pero Ucrania se vería entonces separada de su apéndice occidental. En el mejor de los casos, para unir territorialmente la península de Crimea con el territorio de Transnitria habría que tomar varios cientos de kilómetros de costa, incluyendo la ciudad de Odesa.

Por lo tanto, continuarán los desórdenes en Ucrania. Con la diferencia de que Estados Unidos y la Unión Europea se verán ahora en la situación del «cazador cazado» y será su turno de enfrentar el caos. Además de la pesada carga financiera, ¿cómo van a arreglárselas para controlar a sus victoriosos aliados nazis y yihadistas? La demostración de fuerza orquestada por Washington se halla ahora a punto de convertirse en un fiasco [13].

Thierry Meyssan
Extracto de artículo publicado en voltairenet.org el 2/3/2014

Gracias a Rusia se evitó el ataque a Siria.


 
¿RUSIA AMENAZA LA PAZ?

Los acontecimientos se suceden uno tras otro y el caso de Ucrania no es muy diferente a los que ya hemos vivido anteriormente en el otros lugares como Irak, Libia, Siria o Túnez entre otros.

Lo que es obvio, que Ucrania es solo un primer paso para hacer daño a una Rusia, que tras la caída del pacto de Varsovia y de su propio colapso, se ha recuperado económicamente y su influencia internacional es cada día más notable como se pudo comprobar en la crisis Siria cuando trazo la línea que los países OTAN no debían cruzar, y tuvo éxito pues las ansias bélicas de occidente acercaban cada vez más la posibilidad de un ataque militar contra el gobierno Sirio de Bashar al-Asad. Eso no sucedió gracias a Rusia.

EEUU y sus lacayos llevan años planificando y ejecutando la expansión de la OTAN hacia el este, es decir, a los países antiguos aliados de Rusia e integrados en el extinto Pacto de Varsovia. Ahora le toca a Ucrania.

Presidente Bashar al-Asad con el apoyo de la mayoría del pueblo Sirio.

 

 

Un mapa clarificador


¿Es Rusia la que amenaza a la paz? ¿Es Rusia la que es imperialista? ¿Rusia actúa en defensa propia o está invadiendo un inocente país? Una imagen puede poner las cosas en contexto. Las flechas rojas representan misiles, armas, tropas y equipo militar colocado por los Estados Unidos y la OTAN dirigido a Rusia, con el fin de rodearla y amenazarla.

De un artículo publicado en elespiadigital.com el 3/3/2014
Las Fuerzas Aéreas de Ucrania empiezan a pasarse al lado ruso y los reservistas no acuden a las llamadas del gobierno golpista. China declara públicamente su apoyo a Putin

RUSIA QUIERE ANEXIONAR CRIMEA, NO, LA OTAN QUIERE ANEXIONAR UCRANIA

Pese a que se está acusando a Rusia como si ellos hubieran originado el conflicto, hay que entender este episodio dentro una larga secuencia de actos que persiguen un objetivo último que es debilitar y finalmente acabar con Rusia y China.

Ambos forman parte de de las asociaciones internacionales  : OCS - BRICS

Ucrania: Por qué se habla de estrategia de la tensión
Manlio Dinucci

La guerra por el control de Ucrania ha comenzado con una potente PsyOp (operación de guerra sicológica), en la que se recurre a las armas de distracción masiva ya utilizadas anteriormente. La televisión nos bombardea con imágenes de militares rusos que ocupan Crimea, así que no cabe duda de quién es el agresor.

Pero nos esconden otras imágenes, como la del secretario del Partido Comunista Ucraniano de Leopoli, Rotislav Vasilko, torturado por los neonazis que agitan una cruz de madera [1]. Son los mismos individuos que asaltan sinagogas al grito de «¡Heil Hitler!», resucitando el pogromo de 1941. Son también los mismos que recibieron durante años financiamiento y entrenamiento a través de los servicios de inteligencia y las «ONGs» de Estados Unidos y la OTAN.

Lo mismo sucedió en Libia y lo mismo está sucediendo en Siria, donde recurren a grupos islamistas hasta ahora clasificados como terroristas. Hace 10 años nosotros mismos documentábamos en Il Manifesto [2] cómo financió y organizó Washington la «revolución naranja» y el ascenso a la presidencia de Viktor Yuschenko, quien quería meter a Ucrania en la OTAN. Hace 6 años, al describir la maniobra militar Sea Breeze, realizada en Ucrania bajo el estandarte de la «Asociación para la Paz», escribíamos que «la “Brisa Marina” que sopla sobre el Mar Negro anuncia vientos de guerra» [3].

Para entender lo que está sucediendo en Ucrania no basta con detenerse a mirar el panorama de hoy, hay que ver toda la película.

Es fundamental la secuencia de la expansión de la OTAN hacia el este. En 10 años (de 1999 a 2009), la OTAN abarcó a todos los países del antiguo Pacto de Varsovia, anteriormente aliados de la URSS, 3 repúblicas ex soviéticas y 2 de la ex Yugoslavia; y desplazó sus bases y fuerzas militares, incluyendo las que tenían capacidad nuclear, acercándolas cada vez más a Rusia, y armándolas con un «escudo» antimisiles –que no constituye un elemento defensivo sino ofensivo. Todo esto se concretó a pesar de las repetidas advertencias de Moscú, ignoradas o ridiculizadas como «estereotipos obsoletos de la guerra fría».

Lo que realmente está en juego en esta escalada no es la incorporación de Ucrania a la Unión Europea sino la anexión de Ucrania por parte de la OTAN. Esta forma de actuar de Estados Unidos y la OTAN es una verdadera estrategia de la tensión que, más allá de Europa, busca contrarrestar la creciente influencia de la potencia que conservó la mayor parte del territorio y los recursos de la URSS, potencia que ha logrado recuperarse de la crisis económica que enfrentó al término de la guerra fría, que logró reactivar su política exterior –como lo demuestra el papel que ha desempeñado en Siria– y que se ha acercado a China creando así una posible alianza capaz de hacer frente a la superpotencia estadounidense. A través de esa estrategia se empuja a Rusia, como se hizo en el pasado con la URSS, hacia una carrera armamentista cada vez más costosa, para tratar de desgastarla acentuando las dificultades económicas internas que afectan a la mayoría de la población, tratando de arrinconarla para llevarla a reaccionar en el plano militar y aislarla así de las «grandes democracias», lo cual explica la actual amenaza de excluirla del G8.

La representante de Estados Unidos ante la ONU, Samantha Power, campeona de una «responsabilidad de proteger» que Estados Unidos parece ostentar por derecho divino, ha solicitado el envío a Ucrania de observadores de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa).

Se recurre así nuevamente a los mismos observadores que, bajo la dirección de William Walker –quien dirigió también los servicios secretos estadounidenses en Salvador– sirvieron de pantalla a la CIA en Kosovo, proporcionando al UCK [4] instrucciones y teléfonos satelitales con vista a la guerra que la OTAN estaba a punto de desatar. Durante 78 días, y despegando principalmente de bases aéreas italianas, 1 100 aviones de guerra realizaron 38 000 misiones aéreas en las que utilizaron 23 000 bombas y misiles.

Esa guerra se terminó con los acuerdos de Kumanovo, que preveían un Kosovo ampliamente autónomo, con una guarnición de la OTAN, pero que habría de mantenerse bajo la soberanía de Belgrado. Acuerdos que fueron simple y llanamente desechados en 2008 con la independencia autoproclamada de Kosovo, rápidamente reconocida por la OTAN a pesar de las divergencias que ello ha provocado en el seno mismo de la Unión Europea, donde España, Grecia, Eslovaquia, Rumania y Chipre aún se niegan hoy en día a reconocer esa independencia.

Esa es la OTAN que, en este momento y por boca de Rasmussen, acusa a Rusia de violar en Ucrania el derecho internacional.

Ártículo publicado en Il manifesto, voltairenet.org el 5/3/2014
Ucrania: Por qué se habla de estrategia de la tensión | «El arte de la guerra»

Foto: Maidan ¿Revolución pacifica?

Lo cierto es que no está pasando desapercibido para la opinión pública la irrupción en el escenario de neonazis financiados durante años por los servicios de inteligencia de los países OTAN. Rápidamente se apresuraron a reconocer a los cabecillas del golpe de estado como los legítimos sucesores en el poder de Ucrania. Pero occidente debe saber quien son estos personajes que han protagonizado escenas de una violencia extrema y que mirando sus conexiones nos encontramos con Al-Qaeda

Foto: Maidan ¿Revolución pacifica?

Organizaciones nazis irrumpen en el escenario europeo

El 22 de febrero de 2014, pasaron a la acción los activistas y los matones de Euromaidan. Recurriendo a la violencia armada, infringiendo todas las disposiciones constitucionales, violando las leyes internacionales y pisoteando los valores europeos, perpetraron un golpe de Estado neonazi. Con tal de hacer prevalecer los intereses geopolíticos de Occidente, Washington y Bruselas –que tanto proclamaron al mundo entero que Euromaidan era la expresión pacífica de las aspiraciones del pueblo ucraniano– fomentaron un golpe de Estado nazi, cuya realización se vio grandemente facilitada por la cobardía de Viktor Yanukovich y su gobierno.

Después de la conclusión oficial en Kiev –el viernes– de un acuerdo para salir de la crisis desprovisto de toda credibilidad, la situación en el país escapó rápidamente al control de los firmantes y sus «testigos». No se aplicó ninguna de las clausulas del acuerdo. Los representantes del poder legal huyeron al extranjero, o trataron de hacerlo. En Kiev, los amotinados tomaron por asalto los edificios oficiales. Y son los elementos más radicales los que imponen sus reglas a los «jefes de pacotilla», que tratan desesperadamente de tomar las riendas de Maidan.

Lo sucedido en Ucrania el 22 de febrero de 2014 no es otra cosa que un golpe de Estado, ejecutado por grupos radicales armados, anarquistas y nazis que han gozado, durante las dos últimas décadas, de apoyo militar y diplomático, y hasta de la ayuda de la religión para el alivio espiritual y la exhortación al combate. Numerosas ciudades de Ucrania están siendo escenario de escenas de saqueo, de agresiones, de actos de violencia y de represión política desatados por los amotinados y se hunden en el caos.

Rápidamente aparecieron los indicios que permitían presagiar el caos a través de las dilaciones de las autoridades ucranianas durante los 3 meses de asedio que impusieron a Kiev las brigadas de elementos radicales que llegaron de la región de Galitzia para desatar la guerrilla urbana, con la cooperación de bandas de delincuentes. Los representantes del Estado permanecieron mudos mientras las hordas de fanáticos quemaban vivos a agentes desarmados de las fuerzas antimotines (Berkuts) o los molían a golpes y les sacaban los ojos. Nada hicieron por detener a los rabiosos «combatientes de la libertad» que tomaban por asalto los centros administrativos de las regiones, humillaban a las autoridades locales, saqueaban los arsenales de la policía y del ejército en el oeste del país. No movieron un dedo cuando francotiradores no identificados, apostados en lo alto de los edificios de Kiev, asesinaban fría e indiscriminadamente a policías, manifestantes y todo el que pasaba por allí. Llegaron incluso a proclamar una amnistía, y luego otra más, a favor de quienes se habían hecho culpables de actos de violencia criminal contra los policías y de gravísimas violaciones del orden público.

Con esa actitud, el régimen de Yanukovich abrió él mismo las puertas de Ucrania al amenazador espectro del desmantelamiento y de los desastres que aparecieron con la guerra contra Libia.

¿Son los grupos que desataron esa guerra urbana la expresión de un movimiento popular responsable de su organización y su discurso? Nada más lejos de la realidad.

Desde el derrumbe de la Unión Soviética, los lobbies internacionales han dedicado miles de millones de dólares a incentivar asociaciones y políticos ucranianos comprados para la «causa de la democracia». Cuando estimulaban a los ucranianos «a volverse resueltamente hacia Europa y sus valores democráticos», lo hacían a pesar de que sabían perfectamente de la imposibilidad histórica de alcanzar a corto plazo el evidente objetivo final de la política global que los occidentales están aplicando hacia el este: convertir a Ucrania en enemiga de Rusia. Por eso han apostado por los grupos nacionalistas extremistas y por la Iglesia uniata [1] (iglesia greco-católica de rito oriental creada por la Santa Sede en el siglo XVI) en un intento desesperado por sabotear los estrechos lazos de los cristianos ortodoxos con Moscú, vínculos heredados de la difunta República de las Dos Naciones (Rzeczpospolita) [2].

Desde 1990, los uniatos gozaron del discreto respaldo de las nuevas autoridades de Kiev. La táctica adoptada para debilitar la influencia de Rusia fue la ocupación por la fuerza de las iglesias ortodoxas oficialmente vinculadas al Patriarcado de Moscú. Predicar la penitencia y la paz está muy lejos de ser lo que se hizo en las iglesias así asaltadas y ocupadas por los uniatos durante todos estos años. Se lanzaron, por el contrario, llamados a una cruzada contra los ortodoxos, estimulando y justificando las agresiones de carácter racial e incluso los asesinatos.

¿Existe entonces alguna diferencia con las arengas de los predicadores yihadistas radicales que se justifican descaradamente invocando el islam? Para saberlo basta con asistir a uno de los sermones de Mijailo Arsenich, cura de la iglesia uniata de la región de Ivano-Frankovsk y oír su prédica:

«Ahora estamos listos para la revolución. ¡Los únicos métodos eficaces de combate son el asesinato y el terror! Queremos estar seguros de que mañana no venga un solo chino, ni un negro, ni un judío ni un moscovita a confiscarnos nuestra tierra.»

Los resultados de ese adoctrinamiento no se hicieron esperar. En 2004 se abrieron varios centros de entrenamiento de la OTAN, en los territorios de los países del Báltico, para entrenar a los militantes nacionalistas extremistas ucranianos. El lector puede consultar aquí un reportaje fotográfico (textos originales en ruso), realizado en 2006, sobre un curso de técnicas de acción subversiva seguido por un grupo ucraniano en un centro de entrenamiento de la OTAN en Estonia.

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Alexander Muzychko. Hoy, en Kiev, y en 1994, en Chechenia

No se escatimó el respaldo financiero, ni la cantidad de hombres movilizados, para reforzar las unidades paramilitares de los grupos radicales ucranianos UNA-UNOS, Svoboda [3] y otras organizaciones nacionalistas extremistas implantadas en el país. A partir de los años 1990, esos matones participaron en la guerra de Chechenia y en las guerras de los Balcanes, junto a los combatientes wahabitas y perpetrando crímenes de guerra contra los soldados serbios y rusos capturados y contra los civiles.

Uno de los más abyectos combatientes de Chechenia, Alexander Muzychko (también conocido como jefe de una pandilla de delincuentes que encabezó bajo el nombre de «Sasha Biliy»), dirige hoy en día una de las brigadas del «Pravyi Sector» [4], el grupo radical que más a la vista estuvo en la organización del golpe de Estado de Kiev.

Según su biografía oficial (ver aquí el vínculo en ruso), Alexander Muzychko recibió en 1994 la Orden de Héroe de la Nación, concedida por Djokhar Dudaev, quien por entonces comandaba los terroristas chechenos en el enclave de Ichkeria [5], en reconocimiento por «sus brillantes victorias militares contra las tropas rusas». Sus talentos militares eran muy especiales: montaba operaciones de guerrilla, atrayendo a sus emboscadas las unidades rusas que operaban en zonas apartadas de Chechenia, y después participaba personalmente en la tortura y decapitación de los soldados rusos que lograba capturar. Al regresar a Ucrania, en 1995, se puso a la cabeza de una pandilla de criminales en Rovno. Fue finalmente juzgado y condenado a 8 años de cárcel por el secuestro y asesinato de un hombre de negocios ucraniano. Se dedicó a la política desde que salió de la cárcel, a finales de los años 2000.

Al terminar las guerras de Chechenia y los Balcanes, los contratistas que realizaban operaciones militares por cuenta de Estados Unidos y Gran Bretaña se acostumbraron a reclutar mercenarios ucranianos para llevar a cabo sus operaciones en Afganistán, Irak y Siria, entre otros países. El escándalo que estalló en Gran Bretaña alrededor de las actividades en Siria de una de esas empresas, Britam Defense [6], sacó a la luz la utilización de combatientes clandestinos reclutados en Ucrania para la realización de acciones encubiertas a favor de los objetivos políticos de los occidentales en el Medio Oriente. Muchos de aquellos elementos fueron enviados a Kiev para realizar allí el tipo de trabajo que ya saben hacer y por el que se les paga: disparar simultáneamente contra policías y manifestantes en la plaza Maidan desde los techos de los edificios colindantes.

Los verdaderos dirigentes del movimiento de protesta ucraniano se expresaron repetidamente en la prensa europea, revelando sin la menor ambigüedad sus concepciones radicales. En ese sentido, resulta muy útil la lectura de la entrevista de Dimitri Yarosh, el líder del ya mencionado Pravyi Sector, y de diversos ecos publicados sobre el mismo tema en el diario británico The Guardian, fácilmente consultables aquí y aquí.

Esos son los individuos con los que los políticos europeos se disponen a cooperar. Son esos los fanáticos que actualmente detentan el poder en Kiev. Aún antes de que se secara la tinta de las firmas, estos individuos ya estaban pisoteando los acuerdos firmados el viernes por 4 «dirigentes» ucranianos y 3 representantes oficiales de la Unión Europea. La forma en que se comportaron con Yulia Timochenko, luego del patético discurso que esta pronunció en la noche del sábado en Maidan, mostró claramente que ellos tenían en sus manos su posible entronización como jefe del fallido Estado ucraniano.

Los pedidos de respaldo financiero lanzados a la Unión Europea y al FMI y la escucha que han obtenido hacen pensar que se ha decidido comprar la docilidad de los nacionalistas extremistas por el tiempo que dure el periodo de transición. Es evidente que la tolerancia de los occidentales hacia los sublevados radicales de Kiev en nada difiere de la complicidad de estadounidenses y británicos con la llegada de Hitler al poder, en 1933, y con el posterior advenimiento del III Reich.

Pero se engañan los mandarines occidentales si creen poder controlar políticamente el proyecto neonazi ucraniano que ellos mismos amamantaron y lograr utilizarlo contra Rusia. Cuando la ola nazi, ahora envalentonada por sus éxitos en Kiev, se vea ante la resistencia, la contraofensiva y la respuesta de los ucranianos del este y del sur, acabará desbordando las fronteras e irrumpiendo en el decadente paisaje político europeo, donde varios nazis y hooligans ya constituyen actualmente un importante elemento desestabilizador. Los vínculos que mantienen esas bandas con los grupos islamistas radicales que ya se mueven en las sombras en territorio europeo probablemente no contribuirán a aclarar un horizonte ya bastante inquietante.

¿Es ese el precio que los europeos están dispuestos a pagar para meter a sus vecinos del este en «la gran familia de las naciones civilizadas»?

Ártículo publicado en voltairenet.org el 6/3/2014
Organizaciones nazis irrumpen en el escenario europeo

Fuente: Oriental Review

Más información en: ¿Quiénes son los nazis en el gobierno ucraniano? por Thierry Meyssan

Foto: Zbigniew Brzezinski

 

Brzezinski preludió crisis en Ucrania
Global Research

Los acontecimientos que hoy sacuden a Ucrania pudieran entenderse si se analizan los vaticinios del politólogo estadounidense Zbigniew Brzezinski, quien abogó por la desestabilización del país para evitar el fortalecimiento de Rusia, comentó el sitio digital Global Research.
En 1997, en su libro El gran tablero mundial, Brzezinski advirtió que si Washington quería mantener la supremacía como única superpotencia mundial y evitar el ascenso de Moscú como rival, debía posicionarse en la nación europea "sin complejos" para evitar que emerja en Eurasia cualquier poder capaz de desafiar a Estados Unidos.

Para el exasesor de seguridad nacional del presidente James Carter (1977-1981) y máximo asesor de política exterior del mandatario Barack Obama, Ucrania constituye un "pivote geopolítico" cuya ubicación sensible permite disponer de acceso a zonas importantes, a la vez que negar recursos a un contendiente, destacó la publicación canadiense.

Según Brzezinski, Estados Unidos debe impedir que Rusia ejerza su influencia sobre Ucrania, con sus 52 millones de personas y grandes recursos, así como el acceso al mar Negro, lo cual le facilitaría los medios para convertirse en un poderoso estado que abarque Europa y Asia.

Entender la visión a largo plazo de Brzezinski permite comprender con mayor facilidad por qué el Gobierno de Estados Unidos ha facilitado a Ucrania unos cinco mil millones de dólares desde 1991 y su inusitado desvelo para que Kiev permanezca en su esfera de influencia, argumentó la fuente.

También puede ayudar a explicar por qué muchos medios de comunicación norteamericanos han satanizado febrilmente al presidente ruso, Vladimir Putin, al punto de compararlo con Adolf Hitler, agregó.

Se trata de mantener la posición de Washington como única superpotencia global, incluso al punto de correr el riesgo de respaldar un gobierno antisemita y neonazi como el que ha tomado el poder en Ucrania, añadió Global Research.

En los últimos días, la administración estadounidense aprobó un conjunto de medidas dirigidas a presionar a Rusia, lo cual incrementa el riesgo de un conflicto de dimensiones incalculables teniendo en cuenta que ambos países disponen de los mayores arsenales nucleares del planeta.

Estados Unidos, Canadá y otras potencias occidentales rompieron relaciones militares con Rusia, debido al apoyo de Moscú al plan secesionista de la república autónoma de Crimea, la cual aloja la flota rusa del mar del Norte.

Moscú considera ilegítimo el nuevo gabinete ucraniano, mientras acusa a gobiernos occidentales de estar detrás de los disturbios protagonizados por grupos ultraderechistas que provocaron la caída del gobierno de Víktor Yanukovich.

Fuente: Brzezinski preludió crisis en Ucrania, Global Research. Washington, 17 mar (PL)
Prensa latina viernes 21 marzo
http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=2484641&Itemid=1

 

Mapa de autopistas energéticas de la zona.

 

Desde que en noviembre de 2013 empezaron los desordenes en Ucrania inmediatamente después de que el gobierno legítimo se opuso a firmar el acuerdo de asociación con UE el goteo de muertos, heridos y extorsión a los que no opinaban o favorecían sus posiciones ha sido constante, mas de 100 muertos, centenares de heridos.

El 21de febrero de 2014 Yanukóvich y su gobierno aceptaron buena parte de las exigencias de la oposición, pero eso resultó ser insuficiente para las ansias de poder y de control que desde las potencias extranjeras alentaban a las ordas de mercenarios y terroristas de diferente índole y procedencia que aterrorizaban a un país. Por entonces Rusia enfrascada en los JJ.OO. no respondió a las provocaciones que hasta sus fronteras llevarán el futuro escudo antimisiles de la OTAN.

En cuanto Rusia quedó libre, no se interpuso para que las llamadas Brigadas de autodefensa de Crimea (oficialmente Rusia no tiene tropas en Crimea) se hicieran con el control de los lugares estratégicos de esa península con mayoría rusofona.

Las amenazas contra Rusia se multiplican cada día, las resoluciones del consejo de seguridad de la ONU, no prosperan justamente por el veto de Rusia. La concentración de tropas entorno a Ucrania y Bielorrusia es notable, siguen entrando barcos de guerra de EE.UU. al mar negro. Se están desplazando aviones de guerra de EE.UU. residentes en bases europeas de la OTAN a Polonia. Rusia muestra músculo en maniobras cerca de la frontera de Ucrania.
¿A qué nos puede conducir esta situación? en mi opinión a un mundo multipolar que hasta fechas recientes no existía. Un mundo en el que teníamos a una potencia militar y económica como EE.UU. haciendo y deshaciendo, derrocando y colocando títeres donde sus intereses militares, geoestratégicos y energéticos les ha llevado, guerras en las que han muerto gracias a Dios y a la libertad cientos de miles de personas, nadie les ha opuesto oposición.

Ahora sobre todo EE.UU. y en menor medida sus acólitos europeos se encuentran en la situación de aceptar una Crimea rusa o... nada. No hay nada que puedan hacer desde la OTAN  para impedir ni el referéndum, ni la incorporación de Crimea a Rusia, a pesar de que Rusia niega su interés en quedarse con la península.

Entramos por tanto en un escenario en el puede darse la situación en la que EE.UU. se vea obligada a dar marcha atrás por segunda vez en unos meses, gracias a la vuelta de un mundo multipolar en el que Putin de momento a retirado los galones de policías del mundo a sus socios de EE.UU.

Mapa de gaseoductos  de la zona.

 

 


VIDEO: Estados Unidos a la conquista del Este



Documental de Manon Laizeau
Traducción: VTV (Venezolana de TV)
Documental francés dónde revela y pone al descubierto las llamadas "revoluciones de colores" o "el golpe suave" promovido por EE.UU. para derrocar a gobiernos que no son de su agrado, se habla de golpes de estado y se nos viene a la mente lo ocurrido en chile en 1973 o en Honduras en 2008. Ahora Estados Unidos ha perfeccionado los métodos para derrocar gobiernos. CIAR.

 


La situación que se da actualmente en Ucrania no es nueva, y es preciso conocer la historia para entenderla. Este importante vídeo analiza no solo el caso de Ucrania en su anterior “revolución” si no el de otros países del este que sufrieron las revoluciones de colores. Lejos de ayudarles a conseguir “la democracia” el objetivo siempre ha sido desestabilizarlos, llevándolos a someterse a las multinacionales que los EEUU defienden. Por otro lado, apartarlos de la esfera de influencia rusa e impedir que formen alianzas, como actualmente está sucediendo con la Organización de Cooperación de Shanghai OCS o los BRICS, asociaciones internacionales que agrupan a la mayoría de la población mundial en las que Rusia y China participan. El documental Incluye nombres de las principales organizaciones de injerencia con entrevistas de sus dirigentes en muchos países. Alfredo Embid

 


Países que componen la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en recuadro azul y países observadores en verde.