14 Diciembre 2010

Lo que no te cuentan de los últimos premios nobel y los gurus del “pacifismo”


 

 

 

 

 

 

 

El premio Nobel de la paz es una burla

Alfredo Embid

Muchas personas se merecerían un premio Nobel de la paz antes que el chino Liu Xiaobo al que se lo han concedido siguiendo la siniestra burla de regalárselos a quienes promocionan la guerra.

Muy destacable es el caso del anterior premio Nobel de la paz Obama que ha extendido la fraudulenta guerra contra el terrorismo a otros países como Pakistán y Yemen, ha seguido financiando el terrorismo internacional [1] [2], golpes de estado fracasados como en Irán[3] o existosos como en América latina[4] y los movimientos separatistas en China.[5] En todos los casos con un nutrido coste de vidas humanas arrasadas en nombre de la democracia.

Un padre afgano contempla a su hijo muerto gracias al premio Nobel de la paz Obama.[6]

Liu fue sentenciado a 11 años de prisión por participar en actividades encaminadas a derrocar al gobierno, así que no pudo recogerlo. En Oslo cientos de chinos se manifestaron con pancartas que decían:  "Liu Xiaobo es un criminal", "Premio de la Paz = Herramienta política" "Liu Xiaobo no ha hecho nada por la paz".[7]

Los que se escandalizan porque el chino no puede recogerlo ya que está en la cárcel deberían saber que el técnico nuclear israeli Mordechai Vanunu tampoco puede ir a Berlín a recoger el premio que le ha otorgado la Liga Internacional de los Derechos Humanos DDHH, como recordaba oportunamente Rafael Poch en un reciente artículo.[8] Sin embargo los dos casos son radicalmente diferentes y han recibido un tratamiento muy distinto en los medios.
 
El otorgamiento del premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo, ha sido cacareado en todos los medios de desinformación mientras ocultan las ideas que defiende este nostálgico de la colonización, partidario de la intervención de los ejércitos occidentales para aplastar a China. Un repaso a los últimos premios Nobel es instructivo sobre la función de este premio, creado por el inventor de la dinamita Alfred Nobel, como un mecanismo más de manipulación psicológica, cuyo más refinado ejemplo lo tenemos con el folletin de Wikileaks en curso.[9] [10]

Por el contrario el caso del técnico nuclear israelí que trabajó en la central de Dimona, Mordechai Vanunu, no ha recibido semejante cobertura como es comprensible.

Ya le dedicamos en el pasado varios boletines a este valiente personaje ignorado por los medios de desinformación masiva.

Boletín41 El tratamiento dado en los medios de comunicación a la noticia de la liberación del técnico nuclear Vanunu, secuestrado y encarcelado hace 18 años en Israel por revelar secretos sobre el programa nuclear militar israelí, encubre informaciones importantes: La participación de Francia y Estados Unidos en la bomba atómica israelí pone en evidencia la política de doble rasero practicada por los organismos internacionales. LA LIBERACIÓN DE MORDECHAI VANUNU VISTA POR LA PRENSA. Pierre Pierart

Y también publicamos un texto suyo:

Boletín101 Carta Abierta de Mordechai Vanunu, el técnico nuclear que denunció el programa secreto de armas nucleares de Israel.


Lo que en su día denunció era cierto como se ha demostrado posteriormente: Israel oculta que tiene un importante arsenal de armas atómicas y viola la legislación internacional en materia nuclear.[11]

Recuerda que Vanunu ha pasado 18 años en una cárcel israelí, once de ellos en régimen de aislamiento y sigue sin poder salir del país ni moverse o expresarse libremente ni mantener contactos con la prensa.
Es notable que ha sobrevivido a semejante agresión conservando su integridad psíquica y sin doblegarse intelectualmente. Como lo demuestra el hecho de que después de su liberación ha vuelto a ser procesado por seguir diciendo lo mismo que en 1986.

El periodista Gideon Spiro, fundador del  “Comité en favor de Mordechai Vanunu y por un Oriente medio libre de armas nucleares, químicas y biológicas”, declaró en Berlín cuando le fue otorgado el premio que no pudo recoger .”Mordechai es una personalidad muy interesante. Muy tenaz. Inquebrantable. Las autoridades no pueden perdonarle que tras 18 años de cárcel saliera de prisión con la misma idea con la que entró: la abolición de las armas nucleares. Su posición no se movió ni un centímetro. Eso les vuelve locos, y continúan molestando y abusando de él... Esencialmente Vanunu es una persona laica. Israel tampoco le perdona eso. Un judío que se ha convertido al cristianismo y que además tiene la historia de Dimona, se convierte en la persona más odiada. Es independiente, no se ha dejado lavar el cerebro, es provocativo...”  [12]

Vanunu si ha hecho algo importante por la paz mundial denunciando el mayor peligro actualmente, que es el arsenal secreto de bombas atómicas de Israel y su política criminal apoyada por la OTAN.
Pero claro, Vanunu está encarcelado en un país supuestamente democrático que maneja una buena parte del poder financiero multinacional y es el aliado de Estados Unidos que supuestamente es el paladín absoluto de la democracia.

Las declaraciones que acaba de hacer en Berlin Gideon Spiro,  sobre la política alemana e Isrrael, son esperanzadores si tienes en cuenta Gideon es israelí y vive en Israel:
“ Alemania, regala submarinos a Israel capaces de portar misiles nucleares, una locura que contribuye al próximo holocausto por vergüenza del anterior... están contribuyendo al próximo holocausto nuclear, armando con tecnología de destrucción masiva a la región más revuelta del mundo, en nombre del anterior. Y eso de los submarinos lo inició Joshka Fischer, un político del pacifista Partido Verde... Estamos a favor de una desnuclearización de Oriente Medio, porque es una cuestión de supervivencia para todos, incluidos los israelíes.”[13]

Estos comentarios podrían extenderse no solo a la actitud alemana hacia Israel si no a la de occidente en general, que representa el mayor peligro que nunca ha existido.
En este dossier hemos seleccionado varios artículos a propósito de esta nueva burla del premio nobel en los que Domenico Losurdo  denuncia los fraudes de este y otros premios nobel. Los dos últimos revelan  la imagen distorsionada que se ha conseguido implantar en las mentes de los occidentales sobre algunos de los mas respetables apóstoles del pacifismo presentes, como el Dalai Lama o pasados, como Gandhi.

Foto: Domenico Losurdo

Domenico Losurdo es un historiador  y  filósofo italiano nacido en 1941 en Sannicandro di Bari (Italia). Doctorado en la Universidad de Urbino (Italia) de la que es profesor y donde dirige el Instituto de Filosofía y Ciencias Pedagógicas "Salvucci Pasquale" de la misma Universidad.
Enseña historia de la filosofía en la Facultad de Educación. Es Presidente de la Sociedad Internacional Hegeliana (desde 1988), y miembro de la Sozietät Leibniz "(fundada en 1700).
Ha publicado numerosas obras libros y artículos  (ver bibliografía y contactos al final de este dossier).

 


 

Referencias:

[1] Boletín266 Primera parte Mientras Obama recibe el premio Nobel de la paz los grupos terroristas financiados por Estados Unidos e Inglaterra siguen asesinando en Irán. El atentado terrorista mas grave ocurrido en Irán durante una reunión para reconciliar a sunitas y chiítas. Quién esta detrás de los atentados de Jundullah. Alfredo Embid

[2] Boletín249 Mas pruebas de que Al Qaeda en Pakistán sigue siendo un montaje de la CIA. Breve historia del actual terrorista nº 1 Baitullah Mehsud denunciado por sus propios hombres. Los motivos ocultos de la actual “guerra contra el terrorismo” en Pakistán. Alfredo Embid.

[3] Boletín246 Lo que no te cuentan sobre las elecciones iraníes Alfredo Embid. Artículos de Thierry Meyssan, Eva Golinger y James Petras.

[4] Boletín248 Breve historia de Honduras en relación con el golpe de estado en curso. Los medios de desinformación y enlaces para estar mejor informado. Alfredo Embid. La técnica del golpe de Estado «por debajo» La «revolución de color» fracasa en Irán . Thierry Meyssan.

[5] Boletín251:Lo que no te cuentan sobre la matanza de Xingiang. 1ª parte.
La otra versión de los hechos. Los grupos que se encargan de la desestabilización de China: - La línea suave de intervención. Fomentar las revoluciones de colores.
- La línea dura de intervención. Fomentar el terrorismo. Alfredo Embid.

[6] Pentagon Lies and Afghan Civilian Deaths: The Unspoken Truth by Prof. Marc W. Herold
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=22327

[7] Chinos en Noruega protestan por decisión errada de Comité Nobel OSLO, 10 dic (Xinhua)

[8] Tras 18 años en una cárcel israelí, Mordechai Vanunu tampoco puede ir a Berlín a recoger el premio de la Liga Internacional de DDHH. Liu en Oslo, Vanunu en Berlín. Rafael Poch. La Vanguardia. Fuente: http://www.lavanguardia.es/internacional/20101210/54085387084/liu-en-oslo-vanunu-en-berlin.html

[9] Boletín nº334
PSIOPS (operaciones psicológicas)
Wikileaks ¿es otra maniobra distractora?

  • ¿A quién beneficia la información que difunde Wikileaks?
    Alfredo Embid.
    • A la apariencia de democracia USA
    • A la minimalización del genocidio en Irak
    • A las compañías de mercenarios
    • Refuerza la pantomima de que los criminales pueden auto investigarse
    • A la ocultación de las actividades mas sucias del gobierno
    • A la fraudulenta guerra contra la droga.
    • A la fraudulenta guerra contra el terrorismo
    • A Osama bin Laden, y a Al Qaeda
    • A la escalada guerrera en Pakistán.
    • A la versión oficial del 11S
  • Wikileaks: cortina de humo política. ¿Otra herramienta de control social al servicio del Imperio?
    Comunicado de la Red Voltaire
  • Afirma Gates que las «filtraciones» de Wikileaks no son importantes.
    Red Voltaire
  • Wikileaks hunde puertas abiertas.
    Red Voltaire.

Enlace para este boletín: http://ciaramc.org/ciar/boletines/cr_bol334.htm

[10] Boletín nº337 Irán y Corea del Norte amenazan Madrid. Otra operación de intoxicación mediática por gentileza de Wikileaks.
Alfredo Embid http://ciaramc.org/ciar/boletines/cr_bol337.htm

[11] Boletín233 Algunas mentiras sobre el genocidio de Israel en Gaza (14): Mentira nº 14 Israel no tiene armas atómicas y cumple la legislación internacional en materia nuclear. Alfredo Embid.

[12] Entrevista con Gideon Spiro, fundador del Comité israelí en favor de Mordechai Vanunu y por un Próximo Oriente sin armas nucleares. "La perseverancia de Vanunu les vuelve locos" Rafael Poch La Vanguardia. http://www.lavanguardia.es/internacional/20101212/54086628317/la-perseverancia-de-vanunu-les-vuelve-locos.html

[13] Entrevista con Gideon Spiro, fundador del Comité israelí en favor de Mordechai Vanunu y por un Próximo Oriente sin armas nucleares. "La perseverancia de Vanunu les vuelve locos" Rafael Poch La Vanguardia. http://www.lavanguardia.es/internacional/20101212/54086628317/la-perseverancia-de-vanunu-les-vuelve-locos.html

 

Un manifiesto de la guerra - El Premio Nobel de Liu Xiaobo

Domenico Losurdo

Transmitido en directo por todos los canales de televisión más importantes del mundo, el discurso del presidente del Comité Nobel pronunciado con ocasión de la adjudicación del Nobel de la Paz Liu Xiaobo se presenta como un verdadero manifiesto de guerra.
El concepto fundamental es tan claro como grosero y maniqueo: las democracias secundarios nunca  han hecho la guerra y no hacen la guerra entre ellas, y por lo tanto para hacer triunfar de una vez por todas la causa de la paz, debemos extender la democracia a nivel mundial.

El que habla así ignora la historia, no tiene en cuenta, por ejemplo, la guerra que, desde 1812 hasta 1815, se desarrolló entre Gran Bretaña y los EE.UU.
Se trata de dos países "democráticos" y que, además, forman parte de la "pragmática" y "pacífica" cepa anglosajona.
Sin embargo, la furia de la guerra es tal que Thomas Jefferson compara al gobierno británico con "Satanás", y llega a declarar que Gran Bretaña y  EE.UU. han entablado una "guerra eterna"  destinada a concluir con el "exterminio" de una u otra parte".

Al identificar la causa de la paz y la causa de la democracia, el presidente del Comité Nobel embellece la historia del colonialismo, que a menudo vio a países "democráticos" promover el expansionismo, el recurso a la guerra, a la violencia más brutal y llegar a prácticas genocidas.

Pero no se trata sólo del pasado. Con su intervención, el presidente del Comité Nobel ha legitimado a posteriori la primera guerra del Golfo Pérsico, la guerra de Yugoslavia y la segunda Guerra del Golfo, todas realizadas por las principales "democracias" y en nombre de la "democracia".

Ahora el mayor obstáculo para la difusión universal de la democracia está representado por China, que por lo tanto constituye también el foco de guerra más peligroso; luchar por todos los medios para un "cambio de régimen" en Pekín es una noble empresa al servicio de la paz: este es el mensaje que se transmitió desde Oslo y con el que se ha bombardeado a todo el mundo, y que fue transmitido mientras que la flota militar de EE.UU. sigue bombardeando "entrenándose" a poca distancia de las costas chinas.

En su tiempo, un ilustre filósofo "democrático" y occidental, John Stuart Mill defendió las Guerras del Opio contra China, como contribución a la causa de la libertad: la libertad del "comprador" antes que la "del productor o del vendedor”.
 Es en la línea de esta funesta tradición colonialista en la que se han situado los señores de la guerra de Oslo.
 El manifiesto publicado por el presidente del Comité Nobel debe sonar como una campana de alarma para aquellos que realmente sienten la causa de la paz.

Fuente:
Domenico Losurdo. Sul Premio Nobel a Liu Xiaobo Un manifesto di guerra. Blog del autor. Viernes, 10 de diciembre 2010, Urbino
Traducción Alfredo Embid.
http://domenicolosurdo.blogspot.com/2010/12/sul-nobel-per-la-pace-liu-xiaobo.html

 

Lo que no dice el jurado del Premio Nóbel
¿Quién es Liu Xiaobo?

 Domenico Losurdo

Partidario de la recolonización de China por parte de los occidentales, Lui Xiaobo es el laureado del Premio Nóbel de la Paz correspondiente a 2010.

En 1988, Liu Xiaobo declaró en una entrevista que China tenía que mantenerse sometida a 300 años de dominación colonial para convertirse en un país decente, de corte evidentemente occidental.
En 2007, Liu Xiaobo reafirmó su tesis y se pronunció a favor de una privatización radical de toda la economía china.

No estoy haciendo más que repetir las informaciones provenientes de un artículo de Barry Sautman y Yan Hairong publicado en el South China Morning Post (Hong Kong) [1], que no es precisamente un diario favorable a las posiciones de Pekín. Por el contrario, en ese mismo artículo se critica al gobierno chino por haber castigado una opinión, por muy «ignoble» [juego de palabras intraducible entre el nombre del premio y el término inglés que designa algo vil, bajo o abjecto, NdT.] que fuera, con la cárcel y no con la crítica.

Quisiera, por mi parte, hacer aquí algunas observaciones. Los manuales de historia occidentales señalan que las guerras del opio abrieron el periodo más trágico de la historia de China. Un país que gozaba de una antiquísima civilización fue entonces literalmente «crucificado», escriben eminentes historiadores. A fines del siglo XIX, las muertes en masa por inanición se convierten en algo común y corriente. Pero, según Liu Xiaobo, aquel periodo colonial no fue lo bastante largo. ¡Tenía que haber durado tres veces más!

Lo menos que se puede decir es que nos encontramos ante una forma de «negacionismo». Occidente no vacila en mandar a la cárcel a los «negacionistas» cuando se trata de negar las infamias perpetradas contra el pueblo judío, ¡pero entrega el «Nobel de la Paz» a los «negacionistas» que niegan las infamias que cometió el colonialismo contra el pueblo chino! Por desgracia, la posición de la izquierda no es muy diferente.

Esa misma izquierda se cuidó mucho de condenar en su momento la detención de David Irving y de otros representantes de esa corriente, que aún están en prisión, pero ahora se dedica a cantar alabanzas a favor de Liu Xiaobo.

Este último no se ha limitado, por cierto, a expresar opiniones, por muy «ignobles» que sean, como reconoce el South China Morning Post). Luego de pronunciarse, en 1988, a favor de tres siglos de dominación colonial en China, al año siguiente volvió corriendo (¿por iniciativa propia?) de Estados Unidos a China para participar en la revuelta de la plaza Tiananmen y comprometerse a realizar su sueño [2].

Y sigue trabajando para realizar su sueño, como lo demuestra una entrevista concedida en 2006 a un periodista sueco, entrevista en la que celebra la guerra estadounidense contra Irak como medio de exportación de la democracia. O sea, estamos en presencia de un personaje que invoca directamente la dominación colonial contra su propio país y también, indirectamente, la guerra de agresión.

Un sueño que le ha valido tanto hallarse detenido en las prisiones chinas como recibir el «Premio Nóbel de la Paz».

 

Domenico Losurdo
Filósofo e historiador comunista, profesor en la universidad de Urbino (Italia). Última obra publicada en francés: "Nietzsche philosophe réactionnaire: Pour une biographie politique".

Los artículos de esta autor en Red Voltaire

Referencias:

[1] «Medal contention», par Barry Sautman et Yan Hairong, South China Morning Post, 12 octobre 2010.
[2] Sur le sens des événements de Tienanmen, lire « Tienanmen, 20 ans après », par Domenico Losurdo, Réseau Voltaire, 9 juin 2009.

Fuente: Lo que no dice el jurado del Premio Nóbel
¿Quién es Liu Xiaobo?
por Domenico Losurdo. Voltaire. 19 de octubre de 2010
Original en francés:
http://www.voltairenet.org/article167289.html

 

El premio Nobel de la Paz al servicio del imperialismo

Red Voltaire

El filósofo italiano Domenico Losurdo ha denunciado en nuestras columnas el uso manipulador que hace el jurado del premio Nobel de la Paz para apoyar la agenda ideológica del imperialismo. Un simple vistazo a los últimos ganadores laureados de este premio permite de darnos cuenta el carácter sistemático de esta manipulación.

Los laureados del premio Nobel de la Paz después del 11 de Septiembre

2003

Shirine Ebadi
Para hacer subir la presión contra Irán
2004

Wangari Muta Maathai
Para hacer subir la presión contra Kenia y otros países africanos que buscan vínculos o se acercan de China
2005

AIEA et Mohamed ElBaradei
Por haber neutralizado Hans Blix y haber permitido la guerra contra Irak
2006

Muhammad Yunus y la Grameen Bank
Por haber financiarizado la pobreza prestando dinero a los extremadamente pobres y otras personas no solventes a una tasa de cambio dos veces más alta que la del mercado
2007

GIEC y Al Gore
Por haber inventadodefecto de software del año 2000 y para justificar el financiamiento de la ecología y la Bolsa de Valores y el negociado que resulta de los derechos de emisión de gases CO2
2008 Por haber hecho fracasar las negociaciones con la República de Serbia y haber justificado la guerra del Kosovo
2009

Barack Obama
Por haber dado un nuevo look a los EEUU continuando al mismo tiempo las guerras imperiales
2010

Liu Xiaobo
Por haber hecho subir la presión contra China

 

Fuente: El premio Nobel de la Paz al servicio del imperialismo. Voltaire 15 de octubre de 2010.
http://www.voltairenet.org/article167221.html

Original en francés:
http://www.voltairenet.org/article167313.html

 

Nobel de la guerra para los señores del «Nobel de la Paz»

Domenico Losurdo

Ignorando las instrucciones que dejara el propio Alfred Nobel, el jurado del premio Nobel ya no está recompensando el coraje en el trabajo por la paz sino la utilidad mediática al servicio del imperialismo. La lista de los más recientes laureados con ese premio no es más que una enumeración de personalidades que sirven de coartada a la aplicación de políticas coercitivas y de pretexto para justificar las guerras. El más reciente es el premio Nobel de la Paz de 2010, concedido a un «disidente» chino como medio de justificar la política de containement en contra de China, señala el filósofo Domenico Losurdo.

 

Un recio debate se ha desatado en Australia en las últimas semanas.
En un artículo publicado en Quartely Essay y del que se adelantaron algunos aspectos en el The Australian, Hugh White lanzó un llamado de advertencia sobre una serie de inquietantes procesos actualmente en marcha:
ante el ascenso de China, Washington está respondiendo con la tradicional política de containment (se puede traducir como política de contención), mediante el amenazante fortalecimiento de su potencial y sus alianzas militares.

En respuesta, Pekín no se deja intimidar ni «contener». Todo lo anterior puede provocar en Asia una polarización de alianzas adversarias y dar lugar al surgimiento de «un riesgo real y creciente de guerra de grandes proporciones e incluso de guerra nuclear».
El autor de esta advertencia está lejos de ser un don Nadie. Tiene en su aval una larga carrera como analista en cuestiones de defensa y de política exterior y forma parte, en cierta forma, del establishment intelectual. No por casualidad su artículo ha desatado un debate nacional, en el que también ha participado la primera ministra, Julia Gillard, quien ha reafirmado la necesidad del vínculo privilegiado con Estados Unidos.

Pero los sectores extremistas australianos han ido mucho más lejos al afirmar que hay que comprometerse a fondo con una Gran Alianza de las democracias contra los déspotas de Pekín. No queda duda alguna. La ideología de la guerra contra China se basa en una ideología existente desde hace mucho que justifica y hasta celebra las agresiones militares y las guerras de Occidente en nombre de la «democracia» y de los «derechos humanos».

Y ahora resulta que se otorga el «Premio Nobel de la Paz» al «disidente» chino Liu Xiaobo. Esa maniobra no podía producirse en momento más oportuno, sobre todo teniendo en cuenta la amenaza de guerra comercial esgrimida contra China, ahora de manera abierta y solemne, por el Congreso de Estados Unidos.

China, Irán y Palestina

Entre los primeros en felicitarse por la selección de los señores de Oslo estuvo la señora Shirin Ebadi, quien inmediatamente añadió aún más sal a la sopa:
«China no sólo es un país que viola los derechos humanos. Es también un país que apoya y ayuda a numerosos regímenes que los violan, como los que están en el poder en Sudán, en Birmania, Corea del Norte, Irán…»
Agregó además que es un país responsable de la «gran explotación de los obreros». Por lo tanto, hay que boicotear «los productos chinos» y «limitar al máximo los intercambios económicos y comerciales con China» [1].

Digámoslo una vez más: la contribución a la ideología de la guerra emprendida en nombre de la «democracia» y de los «derechos humanos» no puede ser más clara, y la declaración de guerra comercial es evidente.
Entonces, ¿por qué se le otorgó el «Premio Nobel de la Paz» en 2003 a Shirin Ebadi? Se le dio ese premio a una señora cuya visión de las relaciones internacionales es maniquea. En su lista de violaciones de los derechos humanos no hay cabida para Abu Ghraib ni para Guantánamo, ni para los bombardeos y guerras desatados con pretextos falsos y mentiras, ni para el uranio empobrecido, ni para los embargos con características genocidas que desafían a la aplastante mayoría de los miembros de la ONU y de la comunidad internacional…

En cuanto a la «gran explotación de los obreros» en China, es indudable que Shirin Ebadi habla a tontas y a locas. El gran país asiático ha salvado a cientos de miles de mujeres y hombres del hambre a la que habían sido condenados, en primer lugar, por la agresión y por el embargo que había proclamado Occidente.

En estos días se puede leer en todos los órganos de prensa que los salarios de los obreros están progresando a un ritmo bastante rápido. En todo caso, si bien el bloqueo contra Cuba afecta exclusivamente a los habitantes de esa isla, un posible embargo contra China provocaría una crisis económica planetaria, con consecuencias devastadoras incluso para las masas populares occidentales, y habría que decirle adiós a los derechos humanos (o por lo menos a los derechos económicos y sociales).

No cabe duda. La señora que recibió el «Premio Nobel de la Paz» en 2003 es una ideóloga de la guerra, mediocre y provinciana.
¿Quisieron acaso recompensar así a una activista que, no en el plano internacional pero sí al menos dentro de Irán, afirma ser una defensora de los derechos humanos?
De ser esa la intención de los señores de Oslo, habrían tenido que darle el premio Nobel a Mohamed Mosadegh, el hombre que, a principios de los años 1950, se comprometió a construir un Irán democrático pero que, por atreverse a nacionalizar la industria petrolera, fue derrocado mediante un golpe de Estado organizado por Gran Bretaña y Estados Unidos, los mismos países que hoy se erigen en campeones de la «democracia» y de los «derechos humanos».

¿Acaso trataron los señores de Oslo de recompensar a algún valiente opositor de la feroz dictadura del chah, que contó con el apoyo de los habituales pero improbables campeones de la causa de la «democracia» y de los «derechos humanos»?
¿Por qué le dieron entonces el «Premio Nobel de la Paz» a Shirin Ebadi en 2003?

En aquel momento, mientras el interminable martirio del pueblo palestino se recrudecía aún más, ya se perfilaba claramente la cruzada contra Irán.
Atribuir un reconocimiento a una militante palestina hubiese sido una verdadera contribución a la causa de la distensión y de la paz en el Medio Oriente.

¿No hay acaso militantes palestinos «no violentos»?
Es difícil calificar de «no violento» a Obama, el líder de un país que está metido en varias guerras a la vez y que gasta en armamento, él sólo, tanto dinero como todos los demás países del mundo juntos.
En todo caso, en Palestina no escasean los «no violentos», y son no violentos todos los militantes que desde todo el mundo llegan a Palestina para defender a sus habitantes contra una abrumadora violencia y que han sido incluso aplastados por los tanques o los buldózeres del ejército ocupante.

Sin embargo, los señores de Oslo prefirieron recompensar a una militante que desde entonces no ha dejado de atizar el fuego de la guerra contra Irán, en primer lugar, y que ahora hace lo mismo contra China.
Luego de la consagración y la transfiguración de Liu Xiaobo, el presidente estadounidense intervino rápidamente, y pidió la liberación inmediata del «disidente».

¿Por qué no libera, mientras tanto, a los detenidos sin juicio que se encuentran en Guantánamo?
¿O por qué no presiona al menos a favor de la liberación de los innumerables palestinos, que a veces son apenas adolescentes, encarcelados por Israel, como reconoce incluso la prensa occidental, en espantosos complejos carcelarios?

Los señores de Oslo, Estados Unidos y China

Obama es otro caso de «Premio Nobel de la Paz» que reúne características bastante singulares. Cuando lo recibió, el año pasado, había declarado que tenía intenciones de reforzar la presencia militar de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán y de impulsar las operaciones de guerra.

Ya después de recibir el espaldarazo que constituye el prestigioso reconocimiento que había recibido en Oslo, Obama fue fiel a su palabra. Son ahora más numerosos que en la época de Bush los escuadrones de la muerte que, desde el cielo, «eliminan» «terroristas», potenciales «terroristas» y sospechosos de «terrorismo».

Los helicópteros y aviones sin piloto que se desempeñan como escuadrones de la muerte son también numerosos en Pakistán, como también son numerosas las víctimas «colaterales» que provocan. La indignación popular es tan grande y se extiende tanto que hasta los propios gobernantes de Kabul e Islamabad se sienten obligados a protestar ante Washington. Pero Obama no se deja impresionar. ¡Y sigue exhibiendo su «Premio Nobel de la Paz»!

En estos últimos días se filtró una noticia escalofriante. Hay en Afganistán militares estadounidenses que matan civiles inocentes por diversión y que conservan alguna parte del cuerpo de sus víctimas como recuerdo de caza.
La administración estadounidense se apresuró inmediatamente a bloquear la difusión de más detalles y, sobre todo, de las fotos.

Conmocionada, la opinión pública estadounidense e internacional hubiese podido decidirse a presionar por el fin de la guerra en Afganistán. Para poder continuar esa guerra, y hacerla aún más dura, el «Premio Nobel de la Paz» prefirió asestar también un golpe a la libertad de prensa.

También podemos hacer aquí una observación de carácter general. Durante el siglo 20, Estados Unidos es el país que más repetidamente ha visto a sus estadistas recibir el «Premio Nobel de la Paz»:

Veamos ahora, por otro lado, cómo se posicionan los señores de Oslo cuando se trata de China. Ese país, que representa a una cuarta parte de la humanidad, no se ha visto implicado en ninguna guerra en los últimos 30 años y ha promovido un desarrollo económico que al liberar de la miseria y el hambre a cientos de millones de hombres y mujeres les ha dado acceso, en todo caso, a los derechos económicos y sociales.

Pero los señores de Oslo sólo se han dignado a tomar en cuenta a ese país para otorgar tres premios a tres «disidentes»:
en 1989, le entregaron el «Premio Nobel de la Paz» al 14º Dalai Lama, quien abandonó China hace ya 30 años;

Aún hoy en día, ese personaje habla de su pueblo de la siguiente manera:
«Nosotros los chinos, tan brutales» [3]. O sea, para los señores de Oslo la causa de la paz está representada por un país (Estados Unidos) que se cree a menudo investido de la divina misión de guiar el mundo, que ha instalado y sigue instalando amenazadoras bases militares a través de todo el planeta.

Pero en China, que no tiene ninguna base militar en el extranjero, país con una civilización milenaria y que al cabo de un siglo de humillaciones y de miseria impuestos por el capitalismo está recuperando su antiguo esplendor, los representantes de la causa de la paz –y de la cultura– son sólo tres «disidentes» que ya no tienen mucho que ver con el pueblo chino y que ven a Occidente como el único faro que ilumina el mundo.

Es indudable que estamos viendo, en la política de los señores de Oslo, el resurgimiento de la antigua arrogancia colonialista e imperialista.

Mientras resuenan en Australia voces inquietas ante los riesgos de guerra, en Oslo se da un nuevo brillo a una ideología de guerra de funesta recordación:
recordemos que las guerras del opio fueron elogiadas en su época por J. S. Mill como una contribución a la causa de la «libertad» y del «comprador» además de la del vendedor (de opio), mientras que Tocqueville la presentaba como una contribución a la causa de la lucha contra el «inmovilismo» chino.

No son muy diferentes las consignas que hoy agita la prensa occidental, prensa que –dicho sea de paso– no se cansa de denunciar el eterno despotismo oriental.
Por muy nobles que sean sus intenciones, el comportamiento real de los señores del «Premio Nobel de la Paz» sólo merece hoy en día el Nóbel de la guerra.


Domenico Losurdo
Filósofo e historiador comunista, profesor en la universidad de Urbino (Italia). Última obra publicada en francés: "Nietzsche philosophe réactionnaire: Pour une biographie politique".

Los artículos de esta autor en Red Voltaire

Fuente: Nobel de la guerra para los señores del «Nobel de la Paz» Domenico Losurdo * Voltaire.14 de octubre de 2010http://www.voltairenet.org/article167303.html
Original: http://www.voltairenet.org/article167219.html

 

El Dalai Lama y Obama: encuentro entre dos Premios Nóbel de la mentira

Domenico Losurdo

Atrás ha quedado el tiempo en que Obama hablaba de un G2 (USA-China) para dirigir el mundo. En pocos días, la administración Obama ha multiplicado las provocaciones antichinas: venta de armas a Taiwán, anuncio de una inminente ciberguerra contra Pekín por parte del director nacional de inteligencia y anuncio de una visita del jefe de los separatistas tibetanos a la Casa Blanca. El profesor Domenico Losurdo analiza la intención estadounidense de desmantelar China.

Ya es oficial. El presidente Obama recibirá próximamente al Dalai Lama en la Casa Blanca. Era inevitable el encuentro entre estas dos almas gemelas. Con 20 años de intervalo (1989 y 2009), los dos obtuvieron el Premio Nóbel de la Paz, y los dos lo obtuvieron ad maiorem Dei gloriam [1], o, para ser más exactos, para la mayor gloria de la «nación elegida» de Dios. 1980 fue el año en que Estados Unidos, después de haber ganado la guerra fría, se preparaba para desmantelar la Unión Soviética, Yugoslavia y –al menos eso creían en Washington– también China.

En tales circunstancias, la corona de campeón de la paz no podía ser otorgada a otro que no fuera aquel monje intrigante que, respaldado y financiado desde hacia ya 30 años por la CIA, podía ayudar a arrebatarle a China la cuarta parte de su territorio (el Gran Tibet). En 2009, la situación había cambiado de forma radical. Los dirigentes de Pekín habían logrado evitar la tragedia que se estaba cocinando para China.

En vez de volver a las terribles décadas de la China oprimida, humillada y condenada en masa a morir de hambre, de la «China crucificada» que mencionan los historiadores, este país –cuya población es la quinta parte de la población mundial– había registrado un prodigioso desarrollo, mientras que se hacían cada vez más evidentes el descrédito y la decadencia de la superpotencia que en 1989 creyó tener el mundo en sus manos. En las condiciones de 2009, el Premio Nóbel de la Paz coronaba a aquel que, gracias a su habilidad oratoria y a su capacidad para presentarse a sí mismo como un hombre nuevo que venía “de abajo”, estaba llamado redorar en algo el imperialismo estadounidense.

En realidad, el verdadero significado está a la vista de todos. No hay una región del mundo que no haya conocido un recrudecimiento del militarismo y de la política belicista estadounidenses. Una flota, equipada para neutralizar la posible respuesta de Irán a los bombardeos indiscriminados que Israel viene preparando frenéticamente gracias al armamento proporcionado con Estados Unidos, ha sido enviada al Golfo Arábigo-Pérsico.

En América Latina, después de promover y apoyar el golpe de Estado en Honduras, Obama está instalando 7 bases militares en Colombia, reactiva la presencia de la 4ª Flota estadounidense, explota la catástrofe humanitaria en Haití (cuya gravedad es además resultado de la dominación neocolonial que Estados Unidos ha venido ejerciendo durante 2 siglos) para implementar una ocupación masiva de ese país, con un despliegue de fuerzas militares que constituye además una evidente advertencia para las demás naciones latinoamericanas.

En África, valiéndose del pretexto de la «lucha contra el terrorismo», Estados Unidos refuerza su dispositivo militar, cuando su verdadero objetivo es en realidad obstaculizar la obtención de los recursos energéticos y de las materias primas que China necesita, para poder estrangularla después en el momento oportuno. En la propia Europa, Obama no ha renunciado en lo absoluto a la expansión de la OTAN hacia el este ni a las maniobras tendientes a debilitar a Rusia. Las concesiones son solamente de carácter formal y no tienen más objetivo que aislar lo más posible a China, el país que pudiera cuestionar la hegemonía planetaria de Washington.

En efecto, es en Asia donde más claramente se manifiesta el carácter agresivo de la nueva presidencia estadounidense. No sólo se trata de la extensión de la guerra de Afganistán al territorio de Pakistán, mediante un uso de los aviones sin piloto (y de los consiguientes «daños colaterales») sensiblemente más acentuado que en la época de la administración de Bush Jr. Lo más significativo es lo que está sucediendo con Taiwán.

La situación había mejorada sensiblemente, los contactos e intercambios entre la China continental y Taiwán se habían restablecido y se estaban desarrollando, también se habían restablecido las relaciones entre el Partido Comunista Chino y el Kuomindang. Con la nueva venta de armas, Obama trata de alcanzar un objetivo bien definido: si no se logra desmantelar el gran país asiático, por lo menos hay que impedir la reunificación pacífica.

Y es en este preciso momento que un viejo conocido de la política del containment y del desmantelamiento de China anuncia su próxima llegada a Washington. Incluso antes de poner un pie en territorio estadounidense, el Dalai Lama bendice por control remoto al mercader de la guerra que actualmente ocupa la Casa Blanca. Pero, ¿no es acaso el Dalai Lama un símbolo universal de la no violencia? Permítanme abordar esa refinada manipulación a través de un capítulo de mi libro La no violencia.
La historia más allá del mito (Laterza, Bari-Roma. NdT.), que saldrá a la venta el 4 de marzo próximo. Me limitaré, por el momento, a anticipar un solo aspecto de la cuestión. Varios libros entre cuyos autores o coautores se encuentran ex funcionarios de la CIA revelan una verdad que nunca podemos perder de vista: la no violencia es una «pantalla» (screen) que inventaron los servicios secretos estadounidenses mayoritariamente inmersos en la «guerra sicológica».

Esa «pantalla» ha permitido fabricado alrededor de Su Santidad una aureola sagrada cuando la realidad es que, desde que huyó de China en 1959, el Dalai Lama nunca ha cesado de promover en el Tibet una revuelta armada, alimentada por los enormes recursos financieros de la poderosa máquina organizativa y multimediática de Estados Unidos y por el gigantesco arsenal de ese mismo país, revuelta que a pesar de todo ha fracasado porque no ha encontrado apoyo entre la población tibetana.

Se trataba de una revuelta armada –señalan también los ex funcionarios de la CIA– que ha permitido a Estados Unidos acumular valiosas experiencias para las guerras en Indochina, o sea –observo yo– para las guerras coloniales, catalogadas como las más bárbaras del siglo 20. Y ahora se anuncia un encuentro entre el Dalai Lama y Obama.
Era de esperar. Este encuentro entre los dos Premios Nóbel de la mentira será probablemente amistoso, como corresponde a un encuentro entre dos personalidades vinculadas entre sí por afinidades electivas. Pero lo cierto es que no augura nada bueno para la causa de la paz.


Domenico Losurdo
Filósofo e historiador comunista, profesor en la universidad de Urbino (Italia). Última obra publicada en francés: "Nietzsche philosophe réactionnaire: Pour une biographie politique".

Los artículos de esta autor en Red Voltaire

 

Referencias:

[1] Expresión latina y divisa de la Compañía de Jesús. Su traducción literal sería «A la mayor gloria de Dios».

Fuente: El Dalai Lama y Obama: encuentro entre dos Premios Nóbel de la mentira por Domenico Losurdo * 8 de febrero de 2010.
Traducido
al español por la Red Voltaire a partir de la traducción al francés de Marie-Ange Patrizio. http://www.voltairenet.org/article163936.html#article163936
Original en francés : http://www.voltairenet.org/article163892.html

Ver también:

 

La no violencia: mito y realidades

Domenico Losurdo

Con motivo de la publicación de su libro en Italia, «La non-violenza. Una storia fuori dal mito», del profesor Domenico Losurdo explora el concepto de no violencia y su uso en la historia contemporánea. Dejando de lado las ideas preconcebidas, muestra también sus ambigüedades. Lo que a menudo ha sido una exigencia de carácter pacifista, también puede ser una manera de huir de las responsabilidades y se convierte hoy en un disfraz de la propaganda para justificar todo tipo de injerencias. El profesor Domenico Losurdo responde a las preguntas de Marie-Ange Patrizio sobre este tema.


Mohandas Karamchand Gandhi

 

Marie-Ange Patrizio: El concepto de no violencia nos hace pensar inmediatamente en Gandhi. ¿Qué piensa usted de esa gran personalidad histórica?

Domenico Losurdo: Hay que separar la evolución de Gandhi en dos fases. Durante la primera fase, Gandhi no tiene para nada en mente la emancipación general de los pueblos colonizados. Por el contrario, lo que hace es exhortar a la potencia colonial, Gran Bretaña, a no confundir el pueblo indio –que, al igual que los ingleses, proviene de una antigua civilización y cuyos orígenes raciales son «arios»– con los negros, ni tampoco con «los rústicos cafres, quienes tienen la caza como ocupación y cuya única ambición consiste en reunir cierta cantidad de cabezas de ganado para conquistar una mujer y llevar posteriormente una existencia de indolencia y desnudez» (sic).
En aras de obtener la aceptación de la raza dominante, del pueblo de señores (arios y blancos), a principios del siglo 20 Gandhi llama a sus compatriotas a ponerse al servicio del ejército imperial, que había emprendido por aquel entonces una feroz campaña de represión contra los zulúes.
Lo más importante es que, durante la Primera Guerra Mundial, el presunto campeón de la no violencia decide reclutar 500 000 hombres para el ejército británico. Pone tanto celo en esa tarea que incluso envía una carta al secretario personal del virrey: «Me parece que si me convirtiera en reclutador en jefe, yo sería capaz de sumergirlo de hombres». Al dirigirse a sus compatriotas y al virrey, Gandhi insiste de manera casi obsesiva en su propia disposición a asumir el sacrificio del que todo un pueblo está llamado a dar prueba: hay que «ofrecer al Imperio nuestro apoyo total y decidido»; la India debe estar dispuesta a «ofrecer, en el momento crítico, sus hijos sanos para que se sacrifiquen por el Imperio», a «ofrecer en este momento crítico todos sus hijos aptos para el combate como ofrenda al Imperio»; «en defensa del Imperio debemos dar todos los hombres de que dispongamos».
Dando muestra de una coherencia de acero, Gandhi expresa el deseo de que sus propios hijos se enrolen y participen en la guerra.

Marie-Ange Patrizio: En ese sentido, usted contrasta la actitud de Gandhi con la del movimiento antimilitarista de inspiración socialista y marxista y el que sale mejor parado [en la comparación] es precisamente este último.

Cuadro de texto:     Karl Liebknech.   Domenico Losurdo: Sí. Yo refuto el mito de que el marxismo es sinónimo de culto a la violencia. Como ejemplo cito en particular a Karl Liebknecht, quien fue posteriormente uno de los fundadores del Partido Comunista alemán, antes de ser asesinado con Rosa Luxemburgo. Después de haber luchado durante mucho tiempo contra el rearme y contra los preparativos para la guerra, al ser llamado a partir para el frente, antes de su arresto por pacifista, Liebknecht envía a su esposa y sus hijos una serie de cartas: «No voy a disparar […] Yo no voy a disparar aunque me lo ordenen. Podrán fusilarme por eso».

Marie-Ange Patrizio: Queda el hecho de que Liebknecht acaba por saludar la violencia de la Revolución de Octubre, dirigida por Lenin.

Domenico Losurdo: No hay que perder de vista que al principio de la Primera Guerra Mundial, Lenin, lejos de celebrar como Gandhi el valor de la vida militar y de la lucha en el frente, expresa su «profunda amargura».
La esperanza, que reviste un carácter moral antes de ser de carácter político, renace en él gracias a un fenómeno que pudiera quizás frenar la infernal máquina de la violencia: se trata de la «fraternización entre los soldados de las naciones beligerantes, incluso en las trincheras». Lenin escribe: «Está bien que los soldados maldigan la guerra. Está bien que exijan la paz. La fraternización puede y debe convertirse en fraternización en todos los frentes. El armisticio de hecho en un frente puede y debe convertirse en armisticio de hecho en todos los frentes».
Desgraciadamente, esa esperanza no se cumple. Los gobiernos beligerantes tratan la fraternización como una traición. Es en ese momento que se plantea la necesidad de escoger, no ya entre la violencia y la no violencia, sino más bien entre la violencia a través de la continuación de la guerra o la violencia de la revolución llamada a poner fin a una carnicería carente de sentido.
No existe diferencia alguna entre los dilemas morales de Lenin y los dilemas morales que enfrentan, en Estados Unidos, los pacifistas cristianos de las primeras décadas del siglo 19 (mi libro parte de ese momento de la historia). Contrarios a cualquier forma de violencia así como a la esclavitud de los negros (que constituye en sí misma una forma de violencia) en momentos en que se perfila y finalmente estalla la guerra de Secesión, los pacifistas cristianos se ven ante una trágica disyuntiva: ¿dar su apoyo directo o indirecto a la continuación de la forma particularmente horrible de violencia que es la institución esclavista o unirse a esa especie de revolución abolicionista que acaba siendo la guerra de la Unión? Los pacifistas más maduros escogen la segunda solución. Adoptan una posición similar a la que más tarde habrá de caracterizar a Lenin, Liebknecht y los bolcheviques en su conjunto.

Marie-Ange Patrizio: Dejamos a Gandhi en su papel de reclutador al servicio del ejército británico. Usted mencionó una segunda fase. ¿Cuándo y cómo se produce?

Domenico Losurdo: Dos acontecimientos lo condujeron a ella: uno de carácter internacional y otro nacional. La Revolución de Octubre y la difusión de la agitación comunista en las colonias y en la propia India imprimen un formidable impulso a la ideología de la pirámide racial y convierte en algo obsoleto la aspiración a obtener la aceptación de la raza blanca o aria, que se verá entonces ante la rebelión generalizada de los pueblos de color.
Pero el factor decisivo es una experiencia directa y dolorosa para el pueblo indio. Este último esperaba mejorar su condición luchando valientemente en las filas del ejército británico durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, apenas terminadas las celebraciones por la victoria, el poder colonial comete la masacre de Amritsar, durante la primavera de 1919.
Esa represión no sólo cuesta la vida a cientos de indios desarmados sino que constituye además una terrible humillación nacional y racial ya que se obliga a los habitantes de las ciudades rebeldes a arrastrarse a cuatro patas para regresar a sus casas o salir de ellas. Como dice el propio Gandhi, «hombres y mujeres inocentes fueron obligados a arrastrarse como gusanos, sobre el vientre».
El resultado es una ola de indignación provocada por las humillaciones, por la explotación y la represión impuestas por el Imperio británico. Su comportamiento es un «crimen contra la humanidad, posiblemente sin paralelo en la historia». Todo eso hace que desaparezca entre los indios el deseo de ser aceptados como miembros de una raza dominante que ahora les parece odiosa y capaz de cualquier infamia.

Marie-Ange Patrizio: ¿A partir de qué momento toma Gandhi realmente en serio su compromiso con la no violencia?

Domenico Losurdo: En realidad, en el segundo Gandhi la disposición a llamar a sus compatriotas a lanzarse a los campos de batalla al lado de Gran Bretaña no ha desaparecido en lo absoluto, sólo que ahora pone la independencia de la India como condición a ese llamado a las armas.
Resulta sin embargo difícil imaginar a ese segundo Gandhi promocionando la participación de sus compatriotas en la represión de una rebelión como la de los zulúes (pueblo cruelmente oprimido por el colonialismo). A partir de la Revolución de Octubre y de la represión de Amritsar el movimiento independentista indio se convierte en parte integrante del movimiento de liberación de los pueblos oprimidos. Y Gandhi se identifica plenamente con ese movimiento, sin hacer ningún tipo de distinción entre violentos y no violentos.
En junio de 1942, Gandhi expresa su «profunda simpatía» y su «admiración por la heroica lucha y los infinitos sacrificios» del pueblo chino, decidido a defender «la libertad y la integridad» del país. Se trata de una declaración contenida en una carta dirigida a Chiang Kai-Shek, por entonces aliado del Partido Comunista Chino. Todavía en septiembre de 1946 –o sea cuando ya Churchill había comenzado la guerra fría con su discurso de Fulton– Gandhi expresa su simpatía por el «gran pueblo» de la Unión Soviética, dirigido por «un gran hombre como Stalin».

Marie-Ange Patrizio: Usted hace un juicio muy positivo sobre el segundo Gandhi, pero se muestra muy crítico con respecto al Dalai Lama, tan celebrado en nuestra época como heredero de la tradición no violenta.

Cuadro de texto:     Tenzin Gyatso y Barack Obama.   Domenico Losurdo: Yo cito en mi libro a un ex funcionario de la CIA que declara tranquilamente que la no violencia era una «pantalla» que el Dalai Lama utilizaba para las relaciones públicas de la revuelta armada que él mismo estimulaba en el Tibet, gracias al financiamiento y las armas provenientes de los arsenales estadounidenses [1]. Pero esa revuelta fracasó porque carecía del apoyo de la población. Este ex funcionario de la CIA agrega que, a pesar de su fracaso, aquella operación arrojó, para Estados Unidos, una serie de enseñanzas posteriormente aplicadas «en lugares como Laos y Vietnam», o sea en guerras coloniales que clasifican entre las más bárbaras del siglo 20.
Mientras que el Dalai Lama era recompensado en Washington con reconocimientos y homenajes, Martin Luther King organizaba la oposición contra la guerra de Vietnam y acababa muriendo asesinado precisamente por esa causa.
No menos clara resulta la total contradicción entre Gandhi y el Dalai Lama. El primero habla de «métodos hitlerianos» y de «hitlerismo» al referirse al bombardeo atómico contra Hiroshima y Nagasaki. Abramos ahora el Corriere della Sera del 15 de mayo de 1998. Junto a una foto del Dalai Lama, en la que aparece con las manos unidas como para rezar, encontramos un pequeño artículo muy claro desde el propio título: «El Dalai Lama se pone del lado de Nueva Delhi: “Ellos también tienen derecho a la bomba atómica”», para que sirva de contrapeso –según se precisa después– ante el arsenal nuclear chino. Por supuesto, no aparece [en ese artículo] ni una palabra sobre la amenaza que representa el arsenal nuclear de Estados Unidos, frente al cual se concibió el modesto arsenal chino.
Y así pudiéramos seguir citando ejemplos similares...
Marie-Ange Patrizio: ¿Existe algún otro factor?
Domenico Losurdo: La identificación de Gandhi con el movimiento anticolonialista es tan fuerte que el 20 de noviembre de 1938, al denunciar la barbarie de la Noche de los Cristales Rotos y las «persecuciones antijudías» que «parecen no tener precedente en la historia», Gandhi no vacila en condenar la colonización sionista en Palestina como «incorrecta e inhumana» y contraria a todo «código moral de conducta».
No creo que el Dalai Lama haya expresado nunca simpatía por las víctimas de la colonización sionista, y no puede ser de otra manera ya que los protectores estadounidenses de «Su Santidad» son los principales responsables, junto a los dirigentes israelíes, del interminable martirio impuesto al pueblo palestino.

Marie-Ange Patrizio: Además del Dalai Lama, usted expresa también bastantes críticas sobre las «revoluciones de colores», cuyo origen sitúa usted en los incidentes de la Plaza Tiananmen.

Domenico Losurdo: Los documentos hoy disponibles, y que fueron publicados y celebrados en Occidente como la revelación final de la verdad, los llamados Tienanmen Papers, demuestran sin que quede sombra de duda que las manifestaciones que se desarrollaron en Pekín (y en otras ciudades de China) durante la primavera de 1989 fueron cualquier cosa menos pacíficas. Los manifestantes utilizaron incluso gases asfixiantes y disponían de medios técnicos tan sofisticados que les permitieron falsificar la edición del Diario del Pueblo. Fue claramente un intento de golpe de Estado [2].
Las sucesivas «revoluciones de colores» [3] han explotado aquel fracaso creando técnicas más sofisticadas, que se exponen y se enseñan con pedagógica paciencia en un manual estadounidense traducido a los diferentes idiomas de los Estados a los que se pretende desestabilizar y que se divulga gratuita y masivamente [4]. Este manual es una especie de «Instrucciones para el golpe de Estado», que se ponen en práctica con ayuda de las embajadas y de ciertas fundaciones estadounidenses y occidentales. En mi libro lo analizo minuciosamente.
Yo me interrogo –en referencia también a los recientes acontecimientos de Irán [5], y utilizando siempre mayoritariamente fuentes y testimonios occidentales– sobre el significado estratégico que han adquirido actualmente, en el marco de la política de los cambios de regímenes, herramientas como Internet, Facebook, Twitter, la telefonía móvil, etc. [6]

Marie-Ange Patrizio: En su libro usted analiza también el debate teológico y filosófico sobre la violencia, debate que viene desarrollándose desde el siglo 20 y cuyos protagonistas son grandes teólogos, como Reinhold Niebuhr y Dietrich Bonhoeffer, y grandes filósofos, como Hannah Arendt y Simone Weil. Da la impresión que las simpatías de usted van hacia los teólogos...

Cuadro de texto:     Dietrich Bonhoeffer.   Domenico Losurdo: Sí, reconozco el encanto de Dietrich Bonhoeffer quien, a pesar de haber sido por un tiempo admirador y discípulo de Gandhi, al enfrentar el horror del III Reich conspira para organizar un atentado contra Hitler, lo cual lo llevará al patíbulo. A quienes tratan de tildar de orgía de sangre el episodio histórico que comenzó en Octubre de 1917 y que prosiguió con las otras grandes revoluciones del siglo 20, yo quisiera sugerirles que reflexionen sobre la polémica Bonhoeffer con aquel que «prefiere el asilo de la virtud privada».
En realidad, es solamente «engañándose a sí mismo [que puede uno] mantener pura su propia irreprochabilidad privada y evitar que esta se manche al actuar de forma responsable en el mundo». Esa es la actitud –afirma el teólogo cristiano– del «fanático» que «se cree capaz de oponerse al poder del mal con la pureza de su voluntad y de su principio». En realidad, «está poniendo su propia inocencia personal por encima de su responsabilidad para con los hombres».

Marie-Ange Patrizio: Partiendo del Dalai Lama y de las «revoluciones de colores», usted denuncia la transformación del lema de la no violencia en una ideología de la desestabilización, del golpe de Estado y, a fin de cuentas, de la guerra. Pero, ¿contiene su libro un mensaje positivo?

Domenico Losurdo: El libro concluye con un llamado a imprimir un nuevo impulso a la lucha por la paz a través de la reactualización de la gran tradición del movimiento antimilitarista. Posiblemente nunca, a través de la historia, el homenaje a la no violencia haya sido tan insistente como en nuestros días. Rodeado de una aureola de santidad, Gandhi goza de una admiración y de una veneración indiscutidas y universalmente reconocidas.
Los héroes de nuestra época reciben la consagración en la medida en que, en base a motivaciones reales o a cálculos de realpolitik, se les incluye en el panteón de los no violentos. Pero la violencia no ha disminuido por ello y se manifiesta no sólo en las guerras y en las amenazas de guerra, sino también a través de bloqueos, embargos, etc. La violencia sigue expresándose, incluso bajo sus formas más brutales.
Recientemente pudimos leer en el Corriere della Serra a un ilustre historiador israelí que mencionaba tranquilamente la posibilidad de «una acción nuclear preventiva por parte de Israel» contra Irán. La paradoja reside en que, para ser eficaz, la lucha por la paz tiene que ser capaz de desenmascarar la transformación, promovida por el imperialismo, de la no violencia en una ideología llamada a justificar la prevaricación y la ley del más fuerte en las relaciones internacionales y, finalmente, en guerra.

Domenico Losurdo
Filósofo e historiador comunista, profesor en la universidad de Urbino (Italia). Última obra publicada en francés: "Nietzsche philosophe réactionnaire: Pour une biographie politique".

Los artículos de esta autor en Red Voltaire

 

Cuadro de texto:  Entrevista realizada en italiano.
El libro de Domenico Losurdo, La non-violenza. Una storia fuori dal mito, sólo existe actualmente en italiano. Puede ser adquirido por correspondencia a través de la casa editora
Laterza (287 p., 22 euros).

 

[1] «El Dalai Lama y Obama: encuentro entre dos Premios Nóbel de la mentira», por Domenico Losurdo, Red Voltaire, 5 de febrero de 2010.
[2] «Tienanmen, 20 ans après», por Domenico Losurdo, Réseau Voltaire, 9 de junio de 2009.
[3] «La technique du coup d’État coloré», por John Laughland, Réseau Voltaire, 4 de enero de 2010.
[4] «La Albert Einstein Institution: no violencia según la CIA» e «Impérialistes de droite et impérialistes de gauche», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 4 de junio de 2007 y 25 de agosto de 2008.
[5] «La CIA y el laboratorio iraní» y «¿Por qué tendría yo que repudiar la voluntad de los iraníes?», por Thierry Meyssan; «Las elecciones iraníes: el timo del robo electoral», por James Petras, Red Voltaire 17, 19 y 21 de junio de 2009.

[6] «La "revolución de color" fracasa en Irán», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 24 de junio de 2009.

 

 

Fuente: La no violencia: mito y realidades por Domenico Losurdo *  8 de marzo de 2010.
http://www.voltairenet.org/article164393.html#article164393
Original
en francés: http://www.voltairenet.org/article164337.html

Bibliografía:

En Español:


El lenguaje del imperio: léxico de la ideología americana
s.l. Escolar y mayo editores , 2008

La comunidad, la muerte, Occidente : Heidegger y la "ideología de la guerra" Buenos Aires : Losada, 2003

Contrahistoria del liberalismo. De El viejo topo. Barcelona.



En italiano:

  • La comunità, la morte, l’Occidente. Heidegger e l’« ideologia della guer­ra », Bollati Boringhieri, Turin, 1991, 2001.
  • Hegel e la libertà dei moderni, Editori Riuniti, Rome, 1992, 1999.
  • Democrazia o bonapartismo. Trionfo e decadenza del suffragio universale, Bollati Boringhieri, Turin, 1993, 2001.
  • La Seconda Repubblica. Liberismo, federalismo, postfascismo, Bollati Boringhieri, Turin, 1994.
  • Marx e il bilancio storico del Novecento, Bibliotheca, Rome 1993, et Utopia e stato d’eccezione. Sull’esperienza storica del “socialismo reale”, Laboratorio politico, Naples, 1996.
  • Hegel e la Germania. Filosofia e questione nazionale tra rivoluzione e reazione, Guerini (Italian Institute of Philosophical Studies), Milan, 1997.
  • Civiltà, barbarie e storia mondiale : rileggendo Lenin, in R. Giacobini & D. Losurdo (éd.), Lenin e il Novecento, La Città del Sole (Italian Institute of Philosphical Studies), Naples, 1997.
  • Antonio Gramsci dal liberalismo al « comunismo critico », Gamberetti, Rome, 1997.
  • Introduzione e Nota biografica, in K. Marx, F. Engels, Manifesto del partito comunista, édité par D. Losurdo, Laterza, Rome-Bari, 1999, p. VII-LXXIII.
  • La sinistra, la Cina e l’imperialismo, in Per la critica dell’ideologia borghese, Domenico Losurdo (dir.), n° 1, La Città del Sole, Naples, 1999.
  • Ipocondria dell’impolitico. La critica di Hegel ieri e oggi, Milella, Lecce, 2001.
  • « Destra » e « sinistra hegeliana » tra logica-metafisca e questione sociale, in F. Fanizza & M. Signore (éd.), coll. « Filosofia in dialogo », Pellicani, Rome, 1998, p. 311-28.
  • Nietzsche, il ribelle aristocratico. Biografia intellettuale e bilancio critico, Bollati Boringhieri, Turin, 2002, 2004.
  • Fuga dalla storia? La rivoluzione russa e la rivoluzione cinese oggi, La Città del Sole, Naples, 2005.
  • Controstoria del liberalismo, Laterza, Rome-Bari, 2005, 2006.
  • Il linguaggio dell’Impero. Lessico dell’ideologia americana, Laterza, Rome-Bari, 2007.
  • Autocensura e compromesso nel pensiero politico di Kant, Bibliopolis (Italian Institute of Philosophical Studies), Naples, 1983, 2007.
  • Stalin, Storia e critica di una leggenda nera, Carocci, Milan, 2008.

En francés

2.


Gramsci : Du libéralisme au de Domenico Losurdo (Broché - 2 septembre 2005)  Syllepse, Paris, 2006


3.


Le péché originel du XXe siècle de Domenico Losurdo et Jean-Michel Goux (Broché - 17 mars 2007) Aden, Bruxelles, 2007

4.


Le révisionnisme en histoire : Problèmes et mythes de Domenico Losurdo et Jean-Michel Goux (Broché - 4 janvier 2006)  Albin Michel, Paris, 2006

5.


Hegel et la catastrophe allemande de Domenico Losurdo Albin Michel, Paris, 1994

6.

7.


Nietzsche philosophe réactionnaire : Pour une biographie politique de Domenico Losurdo (Broché - 10 septembre 2008) Delga, Paris, 2007
 

8.


Fuir l'histoire ? : La révolution russe et la révolution chinoise aujourd'hui de Domenico Losurdo (Broché - 13 septembre 2007)  Editions Delga et Le Temps des Cerise, Paris, 2007
 

9.


Hegel et les libéraux de Domenico Losurdo (Broché - 1 février 1992) PUF, Paris, 1992 

10.


Autocensure et compromis dans la pensée politique de Kant de Domenico Losurdo (Broché - 1 janvier 1998)

11.


Fuir l'histoire ? : Essai sur l'autophobie des communistes de Losurdo Domenico (Broché - 2000)
Agotado

12.


Démocratie ou bonapartisme : Triomphe et décadence du suffrage universel de Domenico Losurdo et Jean-Michel Goux (Broché - 1 mai 2005) Le Temps des Cerises, Pantin, 2003
Agotado

Heidegger et l'idéologie de la guerre de Domenico Losurdo (Broché - 2 décembre 1998) PUF, Paris 1998 Agotado.
Traducido al castellano como La comunidad, la muerte, Occidente : Heidegger y la "ideología de la guerra" Buenos Aires : Losada, 2003

14.


Fuir l'Histoire ? : La révolution russe et la révolution chinoise aujourd'hui de Domenico Losurdo (Poche - 15 septembre 2007) Agotado

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d.losurdo@uniurb.it