Anteriormente hemos publicado diversos boletines sobre algunos aspectos del fraude de la conspirativa versión oficial del 11S (1). Este boletín es la segunda parte de un trabajo más extenso. Está dedicado al análisis de los principales fraudes contenidos en el informe elaborado por la comisión oficial sobre el 11S. En una primera parte ya tratamos extensamente los aspectos más técnicos del hecho, documentándolos con más de 100 referencias y enlaces a fuentes originales (ver detalle del contenido en la nota 1). En una tercera parte de este trabajo trataremos quién fue (y quién no fue) así como el creciente movimiento disidente en todo el mundo que ha llevado a que una encuesta de la CNN concluya que nada menos que el 84% de la población estadounidense cree que el gobierno de los EE.UU. ha ocultado los verdaderos acontecimientos del 11/9. (2) Para entender los orígenes de Bin Laden y Al Qaeda hay que saber que los grupos fundamentalistas de los que provienen, fueron creados por los servicios secretos de EEUU, de Pakistán y de Arabia Saudí. Es algo fundamental sobre lo que he insistido extensamente en anteriores boletines (3) y en un libro (4) resaltando que la intervención de los servicios de inteligencia en Afganistán es anterior a la invasión Rusa. Como he documentado esto, no es una opinión y está reconocido por el ex director de la CIA y por Brezinsky experto en geoestrategia del es presidente Carter y fundador de la comisión Trilateral con Rockefeller. Esto lo trataremos más extensamente en la 4ª parte de este trabajo. Una quinta parte establecerá los antecedentes históricos de los autoatentados para fomentar el miedo y las guerras. Las investigaciones oficiales El gobierno de Bush tardó 441 días en formar una comisión investigadora de los acontecimientos del 11-S y lo hizo a regañadientes presionado por las familias de los muertos. En el caso de Pearl Harbor y el asesinato de J. F. Kennedy, la comisión de investigación sólo tardó una semana en formarse, lo que no es especialmente relevante pues en ninguno de los 3 casos hubo investigación independiente de lo sucedido, y las comisiones oficiales fueron un fraude para encubrir la responsabilidad de ciertos sectores del gobierno y de la oligarquía que lo maneja en los crímenes. Aquí la Administración hizo todo lo que pudo para retrasar la investigación y cuando ya no tuvo más remedio que aceptarla le otorgó un presupuesto insignificante: tres millones de dólares, cuando para investigar el accidente del Challenger (el transbordador espacial que estalló al salir) se le había dado 50 millones de dólares. Luego hubo retrasos y obstrucciones de todo tipo como explica Griffin en la conclusión de su libro (7) En un primer momento se propuso a Kissinger como director pero esta opción impresentable suscitó numerosas protestas. Se pidió que Kissinger diese a conocer los nombres de los clientes de sus negocios. Pero Kissinger prefirió dimitir. Es comprensible, ya que en su cartera de negocietes se encontraba curiosamente UNOCAL (7). Y recordemos que UNOCAL es la compañía que estaba encargada del oleo-gasoducto que iba a atravesar Afganistán desde antes de la invasión. La comisión de investigación del 11S, finalmente fue dirigida por Kean y Philip Zelikow, de la administración Bush e íntimo amigo de Condoleeza Rice (escribieron un libro juntos). Kean era miembro del consejo de administración de la petrolera Amerada, miembro del consorcio Cent Gas que también tenía intereses en Afganistán. El resto de los individuos que la compusieron tenían relaciones con las compañías petroleras, los servicios secretos o el complejo militar-industrial (6). El historial de cada uno de ellos está en el libro de Webster G. Tarpley “La terreur fabriquée made in USA” (4). También el libro del investigador Peter Lance “Cover up” La gran simulación: lo que el gobierno aún nos oculta sobre la guerra del terror, contiene importantes datos sobre ellos. (16) y demuestra que casi la mitad de los 75 miembros de la comisión tenían relaciones con las agencias que se suponía debían examinar. Como todo el mundo sabe ser juez y parte no es lo más adecuado para emprender una investigación mínimamente creíble. La Comisión Nacional de Investigación de los ataques del 9/11, presentó su informe de 567 páginas el 22 de julio 2004. El informe es básicamente una cortina de humo que excluye hechos esenciales para ocultar la responsabilidad de algunos sectores del gobierno y del ejército en la organización de los atentados. La comisión elaboró un documento fraudulento y se negó a examinar las pruebas que señalaban la complicidad del gobierno y de ciertas empresas que se beneficiaron como hemos visto en el boletín anterior (1). En contraste Ben Laden cuya responsabilidad en los atentados nunca se demostró, aparece citado más de 800 veces en el informe oficial de la comisión (5). Se ha publicado un libro muy bien documentado que examina críticamente el informe oficial. Es el libro del profesor de filosofía y teología norteamericano David Ray Griffin "Omisiones y manipulaciones de la Comisión de encuesta sobre el 11/9." se demuestra que el informe de la Comisión contiene al menos 115 mentiras por omisión o manipulaciones (7). Por supuesto también ha habido informes de “expertos” científicos en apoyo de la versión oficial. A través de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias FEMA, del Instituto Nacional de Tecnología (NIST, National Institute of Standard of Technology) y de la revista Popular Mechanics han intentado apoyar la teoría oficial y desacreditar a los disidentes. El profesor Griffin ha publicado recientemente otro libro de crítica con últimos informes (8) La reputación de estos expertos ha quedado por los suelos tras las críticas de científicos independientes que han demolido sus informes. “El informe del NIST (National Institute of Standard of Technology) y el de la revista Popular Mechanics están hechos por varios científicos que trabajan o dependen de subvenciones o gracias del gobierno federal; publicaron opiniones pero no evidencias en apoyo de la teoría oficial. Justo antes del 11-S, Cathleen P. Black, que tiene conexiones con la CIA y el Pentágono y es presidente del emporio revisteril Hearst Magazines, propietario, a su vez, de la revista Popular Mechanics, despidió al editor jefe y viejos miembros del staff e instaló a James Meigs y a Benjamín Chertoff, sobrino del capo de la administración Bush Michael Chertoff director del nuevo departamento de seguridad interior (Homeland Security). Fueron Meigs y Chertoff los que produjeron el informe que el profesor Griffin se ocupó de destripar en su libro” (9). Además está claro que todos estos organismos dependen de la administración del gobierno y no son independientes. Peor aún, son piezas esenciales en la ocultación de fraudes, actividad en la que está especializada la FEMA (Agencia Federal de Gestión de Emergencias) cuya historia oculta analicé en un trabajo anterior (10)
Dos sondeos de opinión realizados en Estados Unidos por el prestigioso instituto Zogby International muestran como se está acelerando la desconfianza en la versión oficial. Sondeo de mayo 2006 : El 42% de los norteamericanos piensan que "el gobierno y su comisión han ocultado ... pruebas determinantes que refutan las explicaciones oficiales sobre los atentados del 11 S" Solo un 48% están convencidos de que no hubo camuflaje de los hechos, un 10% dijeron que no estaban seguros de nada. (11) Nótese que esto representa que unos 70 millones de norteamericanos en edad de votar quieren una nueva investigación. (12) Otro sondeo posterior realizado por Zogby entre el 23 y el 27 de agosto de 2007 arrojó a las siguientes preguntas resultados peores. (13) (14)
“Teniendo en cuenta lo que usted sabe ya sobre esos hechos, ¿piensa usted o no que el Congreso debe investigar sobre la conducta del ejecutivo antes, durante y después de los atentados del 11 de septiembre?” • Respuesta: Debe investigar: 50,7% “El edificio n°7 del World Trade Center era una torre de 47 pisos, a una cuadra de las Torres Gemelas, en la que se encontraban el Centro de gestión de crisis de la alcaldía de New York y las oficinas de la Comisión de Operaciones de la Bolsa (SEC), del Servicio Secreto y de la CIA. Durante los atentados del 11 de septiembre, ningún avión tocó ese edificio que, a pesar de ello, se desplomó 8 horas después. La Agencia Federal de Manejo de Crisis (FEMA, siglas en inglés) no ha dado explicación alguna sobre su derrumbe, la Comisión investigadora presidencial ni siquiera lo tomó en cuenta y el estudio del caso prometido oficialmente hace 2 años no ha tenido lugar. ¿Piensa usted que la Comisión presidencial sobre el 11 de septiembre tuvo razón en concentrar sus investigaciones únicamente en el derrumbe de los edificios directamente golpeados por los aviones o cree usted que tendría que haber estudiado también el derrumbe del edificio n°7?” •Respuesta: Debería haber investigado sobre el edificio 7: 67,2% Si estos datos te parecen impresionantes hay encuestas todavía más fuertes. En octubre de 2006, un sondeo del diario New York Times / CBS mostró que sólo el 16% de los estadounidenses cree que se haya dicho toda la verdad sobre lo que el gobierno sabía de antemano con respecto a los atentados del 11 de septiembre. (14) En agosto de 2006 una encuesta de Scripts y la Universidad de Ohio mostró que un 36% de los norteamericanos creen que “las autoridades federales intervinieron en los atentados contra el World Trade Center o no hicieron nada para prevenirlos.” Y lo más importante es que los encuestados creen que los motivos de ello son “por que querían que los Estados Unidos se lanzaran a la guerra en Oriente Medio” (15). Es decir establecen la conexión entre el complot de los atentados y la guerra. Además es preciso recalcar que las encuestas se realizan en la población general, convenientemente desinformada por los medios. Pero cuando la población tiene una mínima información sobre los hechos ocultados las encuestas arrojan que una aplastante mayoría cuestiona la versión oficial. Un buen ejemplo es lo sucedido el 22 de marzo de 2006 cuando, a la hora de máxima audiencia, el popular show de la CNN Showbiz Tonight dejó intervenir a Charlie Sheen, un famoso actor de Hollywood, que ha participado en películas como Platoon, Wall Street, Los tres mosqueteros, Scarie Movie, y series para televisión proyectadas en España. Su padre Martin Sheen es el protagonista de la popular “El ala oeste de la Casa Blanca donde interpreta nada menos que el papel del presidente de los Estados Unidos!!!!...... Sheen expuso algunas de sus dudas sobre el informe oficial y apoyó las averiguaciones de los independientes en dos puntos fundamentales: no hubo avión en el Pentágono y las torres no se derrumbaron por el impacto de los aviones, sino por cargas de demolición. Charlie Sheen Al final, la emisión propuso un sondeo con la pregunta: “¿Piensan como Charlie Sheen que el gobierno de los EE.UU. ha ocultado los verdaderos acontecimientos del 11/9?” Resultado el 23 de junio 2006: 84% de la audiencia respondió sí. Y la CNN desplazó rápidamente el show a una hora de menor audiencia de 19 h a 23 h. (18) Esto es esperanzador, ya que a pesar de la masiva ocultación de los hechos practicada por todos los grandes medios de desinformación una proporción creciente de norteamericanos están cuestionando la hipótesis conspiradora oficial e incluso algunos están entendiendo que los atentados fueron la coartada para iniciar las guerras y ocultar sus verdaderos motivos. De hecho el 11 de septiembre ha servido ya para justificar las guerras de Afganistán, Iraq, e intervenciones en Somalia. Y lo más importante. Se trata de guerras radiactivas que no sólo contaminan a los habitantes de estas regiones, sino a todos. Cuanto antes se desvela la conspiración oficial más posibilidades tendremos de detener esta locura y a eso podemos contribuir todos. Notas: 1- Respecto al 11 de septiembre ver boletines anteriores: Índice de boletines donde se ha tratado el tema del 11- S * Boletín armas contra las guerras nº 38 Andreas Von Bülow ex Ministro de Defensa alemán, ex Ministro de Investigación y Tecnología en el gabinete de Helmut Schmidt y parlamentario por el SPD durante 25 años ha confirmado en febrero de 2004 la implicación de la CIA en los atentados terroristas a las torres gemelas del 11 de septiembre de 2001. Fueron ignoradas las claras advertencias recibidas por las autoridades norteamericanas antes de los atentados del 11 septiembre y que provenían de 11 servicios de inteligencia o gubernamentales * Boletín armas contra las guerras nº 35, 38. Se nos ha ocultado la opinión de varios ex ministros internacionales coincidentes en que la explicación oficial no se sostiene y que los atentados eran una operación interna en la que estaba implicada la CIA. * Boletín armas contra las guerras nº 40 El departamento de detección de terremotos detectó ANTES de que se cayeran los 3 edificios del WTC, ondas sísmicas mayores que la que originó su impacto en el suelo. ¿Cómo es que los expertos del gobierno encontraron charcos de acero fundido provenientes de las vigas en los cimientos de las torres a unos 30 metros de profundidad? * Boletín armas contra las guerras nº42 Más elementos para cuestionar la hipótesis oficial del atentado a las torres del 11 de septiembre. 1- Un experto en accidentes aéreos cuestiona la segunda explosión del avión que impactó contra el WTC y la califica de imposible. 2- Hubo contaminación radiactiva en Nueva York el 11 de septiembre. ¿De donde proviene? 3- La estrategia de la cortina de humo en las noticias. De la ocultación de la investigación sobre el 11 S a las "torturas amateur". * Boletín armas contra las guerras nº90 La teoría conspiradora presentada como versión oficial de los atentados del 11 de septiembre crecientemente cuestionada en USA.2º parte. * Boletín armas contra las guerras nº98 La Conferencia Eje para la Paz denuncia el fraude de la versión oficial del 11 de septiembre y de la guerra contra el terrorismo. Red Voltaire. * Boletín armas contra las guerras nº 162 El complot gubernamental del 11S se desmorona 7 años después (primera parte): 2- Gerhard Wisnewski “Les dessous du Terrorisme Qui dirige le monde par la peur ?Editions demilune, París 2007. www.editionsdemilune.com 3- Respecto a la guerra de Afganistán y los orígenes de AlQaeda ver los boletines: * Boletín armas contra las guerras nº 35. Los muyaidines islámicos fueron creados por la CIA antes de que los rusos intervinieran en Afganistán y especialmente el siguiente. * Boletín159: Algunas mentiras sobre Afganistán: Afganistán siempre ha sido un país islámico retrógrado. La CIA intervino tras la invasión soviética de Afganistán. Afganistán siempre ha sido un país dedicado a cultivar opio. La intervención de la CIA y de Estados Unidos acabó cuando los soviéticos abandonaron Afganistán. El gobierno de los talibanes no fue reconocido por EEUU. La invasión de Afganistán se realizó para luchar contra el terrorismo. La guerra contra Afganistán fue una respuesta al los atentados del 11 de septiembre. No hubo posibilidades de negociar. La invasión fue decidida por la ONU. Fuimos informados del desarrollo de la guerra por los medios de comunicación. No se utilizaron armas radiactivas en Afganistán. Estados Unidos apoyó a la Alianza del Norte con objeto de fomentar un gobierno democrático en el país. * Boletín160: Los auténticos motivos de la guerra de Afganistán. Robar sus recursos y construir una autopista energética. Convertirlo en el primer productor de droga del mundo. Aprovechar su situación geoestratégica para las nuevas guerras. (4) - Webster G. Tarpley “el terror fabricado” Editión demi lune. París 2007. pgna. 83 y siguientes. (5) - Les dossiers du 11 septembre 2001. Colectivo ReOpen911.info (7) - "The 9/11 Comission report, Omissions and distorsions." Olive branch press Northampton, Massachussets 2007. Edición francesa. « Omissions et manipulations de la comission d´enquete sur le 11 septembre. » Ed. Demi Lune 2007. http://www.editionsdemilune.com/omissionsetmanipulationsdelacommissiondenqute-p-5.html (8) - "Debunking 9/11: An Answer to Popular Mechanics and Other Defenders of the Official Conspiracy Theory". Edición francesa. “11 septembre, la faillite des medias. La conspiration du silence.». Ed. Demi Lune 2007. www.editionsdemilune.com (9) - Paul Craig Roberts. 100 investigadores independientes niegan la versión oficial. «Desenmascarando el 11-S» 23 de Mayo 2007. Voltaire. http://www.voltairenet.org/article148373.html (10) Sobre la FEMA ver boletines anteriores: 91. Algunas mentiras sobre el huracán Katrina. 1ª parte: se trata de una catástrofe natural accidental. Se hizo todo lo posible por prevenirla. Bush no entendió inicialmente la magnitud de la catástrofe. Se hizo lo posible para evitar la rotura de los diques. La FEMA ha actuado eficazmente. La intervención militar es para proteger a los ciudadanos. 92. Algunas mentiras sobre el huracán Katrina. 2ª parte: La FEMA (Agencia Federal de Gestión de Emergencias) no tiene como función asistir a la población en las catástrofes.¿Quién gana? Las mismas multinacionales que se enriquecen con el desastre son las que se enriquecen con el genocidio de las guerras radiactivas. Algunas cosas que no mostró la TV sobre las manifestaciones del 24.09.05 en USA. Alfredo Embid. 11- www.zogby.com/features/features.dbm?ID=231 12- www.911truth.org/article.php?story=20060522022041421 13- http://www.voltairenet.org/IMG/pdf/ZogbyPoll2007-2.pdf 14- La raison l’emporte sur la propagande. La majorité des États-Uniens souhaite une enquête sur le rôle de MM. Bush et Cheney dans les attentats du 11/9. Voltaire. 7 SEPTEMBRE 2007. 15- Thomas Hargrove, Guido H. Stempel III. “La reprobación antigubernamental atiza la sospecha de complot a propósito del 11/S” 2 Agosto 2006. http://newspolls.org/article.php?story_id=55 16- Peter Lance “Cover up” N.York Harper Collins/Reagan books, 2004. 17- PRWEB Mar 27, 2006 http://www.prweb.com/releases/2006/3/prweb363995.htm 18- Op cit nota 2:
115 mentiras sobre los atentados del 11 septiembre. David Ray Griffin. Introducción: David Ray Griffin es un eminente profesor universitario retirado. Ha enseñado teología y filosofía de las religiones en la prestigiosa Universidad de Claremont en California. Ha publicado unos treinta libros, los últimos sobre el 11S. (Ver bibliografía y contactos al final.). Foto: David Ray Griffin Es uno de los fundadores del grupo llamado «Científicos por la Verdad del 9/11» (Scholars for 9/11 Truth) que en enero de 2006 llamó a una investigación internacional sobre los ataques y acusó el gobierno de EE UU de un encubrimiento masivo. En conclusión Griffin afirma que “los ataques del 11-S fueron utilizados para comenzar las guerras de Afganistán e Iraq, el plan para atacar Irán, para eliminar las protecciones constitucionales y recortar las libertades civiles en Estados Unidos, para expandir ferozmente el presupuesto militar, el poder del Ejecutivo y para enriquecer muy bien atrincherados intereses”. El siguiente texto es un resumen de su penúltimo libro “Omisiones y manipulaciones de la Comisión investigadora del 11S” (ver bibliografía), que es una crítica de la versión gubernamental recogida en el informe presentado por la comisión presidencial. A. Embid. 115 mentiras sobre los atentados del 11 septiembre. David Ray Griffin. 1. Omisión de la prueba de que por lo menos 6 de los supuestos secuestradores aéreos (entre ellos Waled al-Shehri, acusado por la Comisión de haber apuñalado a una azafata del vuelo UA11 antes del choque del avión contra la torre norte del World Trade Center) están vivos actualmente (19-20). 2. Omisión de pruebas sobre Mohamed Atta (como su pronunciada inclinación por la bebida, por la carne de puerco y las exhibiciones eróticas privadas o lap dances) que contradicen las afirmaciones de la Comisión de que Atta se había convertido en un fanático religioso (20-21). 3. Confusión voluntariamente creada alrededor de las pruebas que demuestran que Hani Hanjur era tan mal piloto que nunca hubiera sido capaz de lograr estrellar un avión de pasajeros contra el Pentágono (21-22). 4. Omisión del hecho que las listas de pasajeros que se hicieron públicas no contenían ningún nombre árabe (23). 5. Omisión del hecho de que nunca, ni antes ni después del 11 de septiembre, se ha visto que un incendio haya provocado el desplome total de un edificio con estructura de acero (25). 6. Omisión del hecho de que los incendios de las Torres Gemelas no fueron ni extremadamente extensos ni especialmente intensos y que ni siquiera duraron mucho tiempo comparados con otros incendios ocurridos en rascacielos (con estructuras) similares sin que estos últimos se desplomaran (25-26). 7. Omisión del hecho de que, dada la hipótesis que el incendio provocó los derrumbes, la torre sur, que fue golpeada después de la torre norte y afectada por un incendio de menor intensidad, no debería haber sido la primera en desplomarse (26). 8. Omisión del hecho de que el edificio n°7 del World Trade Center (contra el cual no se estrelló ningún avión y que sólo sufrió pequeños incendios muy localizados) también se desplomó, hecho sobre el cual la Agencia Federal para el Manejo de Situaciones de Emergencia (FEMA) confesó que no podía ofrecer ninguna explicación (26). 9. Omisión del hecho de que el derrumbe de las Torres Gemelas (y el del edificio n°7) presenta al menos 10 características de haber sido producto de una demolición controlada (26-27). 10. Afirmación según la cual el núcleo de la estructura de cada una de las Torres Gemelas era «un pozo de acero vacío», afirmación que niega la presencia de 47 columnas de acero macizo que eran en realidad el centro de cada torre. Según la teoría del «apilamiento de pisos» (the «pancake theory») que explica los derrumbes, varias decenas de metros de esas columnas de acero macizo debieran haber quedado en pie (27-28). 11. Omisión de la declaración de Larry Silverstein [el propietario del WTC], declaración según la cual el propio Silverstein en coordinación con los bomberos decidió «demoler» –en lenguaje técnico (to «pull»)– el edificio n°7 (28). 12. Omisión del hecho de que el acero de los edificios del WTC fue rápidamente recogido del lugar de los hechos y enviado al extranjero por vía marítima ANTES de que pudiera ser analizado en busca de huellas de explosivos (30). 13. Omisión del hecho de que el edificio n°7 había sido evacuado antes de su derrumbe, lo que implica que la razón que se dio oficialmente para acelerar lo más posible la recogida del acero [en aquel lugar] (porque podía haber sobrevivientes bajo los escombros) no tenía ningún sentido en el caso de este edificio (30). 14. Omisión de la declaración del alcalde R. Giuliani quien dijo que se le advirtió de antemano que el WTC iba a derrumbarse (30-31). 15. Omisión del hecho de que Marvin Bush, hermano del presidente estadounidense, y su primo Wirt Walker III eran los directores de la compañía encargada de garantizar la seguridad del WTC (31-32). 16. Omisión del hecho de que el ala oeste del Pentágono, [la misma que fue impactada el 11 de septiembre], era precisamente, por diversas razones, la que menos posibilidades tenía de ser blanco de los terroristas de al-Qaeda (33-34). 17. Omisión de toda discusión tendente a determinar si los daños que sufrió el Pentágono correspondían realmente con los daños que podría haber provocado el impacto de un Boeing 757 desplazándose a varios cientos de kilómetros por hora (34). 18. Omisión del hecho de que existen fotos que demuestran que la fachada del ala oeste no se derrumbó hasta 30 minutos después del impacto y que el orificio de entrada es demasiado pequeño para el diámetro de un Boeing 757 (34). 19. Omisión de todo testimonio contradictorio sobre la presencia o la ausencia de pedazos visibles de un Boeing 757, ya sea dentro o fuera del Pentágono (34-36). 20. Ausencia total de discusión tendente a determinar si el Pentágono disponía de un sistema de defensa antimisiles capaz de derribar un avión de pasajeros, aún cuando la Comisión sugirió que los terroristas de al-Qaeda decidieron no atacar una central nuclear precisamente porque pensaron que esta dispondría de ese tipo de defensa (36). 21. Omisión del hecho de que las imágenes provenientes de diferentes cámaras (incluyendo las de la gasolinera que se encuentra frente al Pentágono, confiscadas por el FBI inmediatamente después del impacto) podrían ayudar a determinar qué fue realmente lo que impactó el Pentágono (37-38). 22. Omisión de la alusión del secretario de Defensa D. Rumsfeld a «un misil [utilizado] para golpear [el Pentágono]» (39). 23. Aprobación aparente de la respuesta, totalmente insatisfactoria, a la pregunta tendente a saber por qué los agentes del Servicio Secreto permitieron que el presidente Bush permaneciera en la escuela de Sarasota cuando, según la versión oficial, deberían haber pensado que un avión secuestrado podía tener esa misma escuela como blanco (41-44). 24. Fracaso en explicar por qué el Servicio Secreto no pidió una escolta de aviones de caza para [el avión presidencial] Air Force One (43-46). 25. Afirmaciones según las cuales en el momento en que el cortejo presidencial llegó a la escuela [de Sarasota], ninguno de los asistentes sabía que varios aviones habían sido secuestrados (47-48). 26. Omisión del informe según el cual el secretario de Justicia John Ashcroft había recibido una advertencia para que dejara de viajar en líneas aéreas comerciales antes del 11 de septiembre (50). 27. Omisión de la afirmación de David Schippers de que, basándose en informaciones provenientes de agentes del FBI sobre posibles ataques en el sur de Manhattan, él había tratado infructuosamente de transmitir dicha información al secretario de Justicia John Ashcroft durante las 6 semanas anteriores al 11 de septiembre (51). 28. Omisión de toda mención sobre el hecho de que agentes del FBI afirmaron tener conocimiento de los blancos y fechas de los ataques [terroristas] mucho antes de los hechos (51-52). 29. Afirmación, mediante una refutación circular que da la cuestión por resuelta, de que el desacostumbrado volumen de compras de acciones en baja antes del 11 de septiembre no implica que los compradores supieran de antemano que los ataques iban a producirse (52-57). 30. Omisión de los informes según los cuales el alcalde [de San Francisco] Willie Brown y ciertos responsables del Pentágono fueron advertidos de que no debían tomar el avión del 11 de septiembre (57). 31. Omisión del informe según el cual Osama ben Laden, que ya en aquel entonces era el criminal más buscado por Estados Unidos, fue atendido en julio de 2001 por un doctor estadounidense en el hospital estadounidense de Dubai y que recibió allí la visita de un agente local de la CIA (59). 32. Omisión de los artículos que sugieren que, después del 11 de septiembre, el ejército estadounidense permitió deliberadamente la fuga de Osama ben Laden (60). 33. Omisión de informes, entre ellos el que reportaba la visita del jefe de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita a Osama ben Laden en el hospital de Dubai, que entran en contradicción con la versión oficial de que la familia de Ben Laden y su país han renegado de este (60-61). 34. Omisión del resumen de Gerald Posner sobre el testimonio de Abu Zubaydah, según el cual tres miembros de la familia real saudita (que murieron los tres misteriosamente con sólo 8 días de intervalo) estaban financiando a al-Qaeda y conocían de antemano la realización de los ataques del 11 de septiembre (61-65). 35. Desmentido de la Comisión sobre el descubrimiento de una prueba de la financiación de los sauditas a al-Qaeda (65-68). 36. Desmentido de la Comisión sobre el descubrimiento de una prueba que demuestra que dinero perteneciente a la esposa del príncipe Bandar, la princesa Haifa, fue entregado a agentes de al-Qaeda (69-70). 37. Desmentido, que simplemente ignoró la diferencia existente entre vuelos privados y vuelos comerciales, sobre el hecho que el vuelo privado en el que varios sauditas viajaron el 13 de septiembre desde Tampa hasta Lexington violó los reglamentos sobre el espacio aéreo establecidos en aquella fecha (71-76). 38. Desmentido sobre la autorización extendida a varios sauditas para que salieran del territorio de Estados Unidos poco después del 11 de septiembre sin que esas personas fuesen sometidas a una investigación apropiada (76-82). 39. Omisión de la prueba que demuestra que el príncipe Bandar obtuvo una autorización especial de la Casa Blanca para los vuelos de los sauditas (82-86). 40. Omisión de la afirmación de Coleen Rowley según la cual responsables del Cuartel General del FBI habían visto el memo de Phoenix del agente Kenneth Williams (89-90). 41. Omisión del hecho que el agente del FBI en Chicago Robert Wright afirma que el Cuartel General del FBI cerró su investigación sobre una célula terrorista y trató posteriormente de intimidarlo para impedir que publicara un libro en el que relata sus experiencias (91). 42. Omisión de la prueba que demuestra que el Cuartel General del FBI saboteó el intento de Coleen Rowley y de otros agentes [del FBI] de Minneapolis de obtener una orden de búsqueda para conseguir la computadora de Zacarias Moussaoui (91-94). 43. Omisión de las tres horas y media de testimonio que prestó ante la Comisión la ex traductora del FBI Sibel Edmonds que, según una carta que ella misma hizo pública y que dirigió al presidente [de la Comisión] Kean, revelaba serias ocultaciones por parte de responsables del FBI en relación con el 11 de septiembre y dentro del propio Cuartel General del FBI (94-101). 44. Omisión del hecho de que el general Mahmud Ahmad, jefe del ISI [los Servicios de Inteligencia paquistaníes], se encontraba en Washington una semana antes del 11 de septiembre y que se reunió allí con el director de la CIA, George Tenet, así como con otros altos responsables estadounidenses (103-04). 45. Omisión de la prueba que demuestra que Ahmad, el jefe del ISI [los Servicios de Inteligencia paquistaníes] ordenó el envío de 100 000 dólares a Mohamed Atta antes del 11 de septiembre (104-07). 46. Afirmación de la Comisión de que no encontró prueba alguna de que algún gobierno extranjero, incluyendo al de Pakistán, haya financiado a agentes de al-Qaeda (106). 47. Omisión del informe según el cual la administración Bush presionó a Pakistán para que Ahmad fuese destituido de su cargo de jefe del ISI después de la divulgación de la información que revelaba que éste había ordenado el envío de dinero del ISI a Mohamed Atta (107-09). 48. Omisión de la prueba de que el ISI (y no sólo al-Qaeda) se encontraba detrás del asesinato de Ahmad Shah Massud (el comandante de la Alianza del Norte en Afganistán) que se produjo precisamente después de un encuentro que duró una semana entre responsables de la CIA y del ISI (110-112). 49. Omisión de la prueba que demuestra que el ISI está implicado en el secuestro y posterior asesinato de Daniel Pearl, periodista del Wall Street Journal (113). 50. Omisión del informe de Gerald Posner según el cual Abu Zubaydah afirmó que un oficial militar paquistaní, Mushaf Ali Mir, que mantenía estrechos vínculos con el ISI y con al-Qaeda sabía de antemano de los ataques del 11 de septiembre (114). 51. Omisión de la predicción que hizo, en 1999, Rajaa Gulum Abbas, agente del ISI, de que las Torres Gemelas «se derrumbarían» (114). 52. Omisión del hecho de que el presidente Bush y otros miembros de su administración se refirieron repetidamente a los ataques del 11 de septiembre como «oportunidades» (116-17). 53. Omisión del hecho de que el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano («The Project for the New American Century»), muchos de cuyos miembros se convirtieron en figuras claves de la administración Bush, publicó en el año 2000 un documento que decía que un «nuevo Pearl Harbour» ayudaría a conseguir fondos para una rápida transformación tecnológica del aparato militar estadounidense (117-18). 54. Omisión del hecho de que Donald Rumsfeld, quien fue presidente de la comisión del US Space Command y había recomendado aumentar el presupuesto destinado a éste, se valió de los ataques del 11 de septiembre, en la tarde de ese mismo día, para garantizar esos fondos (119-22). 55. No se mencionó que las tres personas responsables del fracaso de los esfuerzos por prevenir los ataques del 11 de septiembre (el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el general Richard Myers y el general Ralph Eberhart) eran también los tres principales promotores del US Space Command (122). 56. Omisión del hecho que Unocal había declarado que los talibanes no podían garantizar la seguridad adecuada para emprender la construcción de sus pipelines (para petróleo y gas) a partir de la cuenca del Caspio y a través de Afganistán y Pakistán (122-25). 57. Omisión del informe según el cual representantes de Estados Unidos dijeron durante un encuentro, en julio de 2001, que ya que los talibanes rechazaban su proposición de construir un oleoducto, una guerra contra ellos comenzaría en octubre (125-26). 58. Omisión del hecho que en su libro, publicado en 1997, Zbigniew Brzezinski escribía ya que para que Estados Unidos pueda mantener su predominio global es necesario que ese país controle el Asia central, con sus vastos recursos petrolíferos, y que un nuevo Pearl Harbour sería útil para obtener el apoyo de la opinión pública estadounidense a esos designios imperiales (127-28). 59. Omisión del hecho de que miembros clave de la administración Bush, entre ellos Donald Rumsfeld y su delegado Paul Wolfowitz, se esforzaron durante muchos años por desatar una nueva guerra contra Iraq (129-33). 60. Omisión de los apuntes de las conversaciones de Donald Rumsfeld correspondientes al 11 de septiembre que demuestran que éste estaba decidido a utilizar los ataques como pretexto para desatar una guerra contra Iraq (131-32). 61. Omisión de la declaración que aparece en el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, según la cual «la necesidad de una fuerte presencia estadounidense en el Golfo va más allá del tema del régimen de Sadam Husein» (133-34). 62. Afirmación según la cual el protocolo de la FAA (Federal Aviation Agency) sobre lo sucedido el 11 de septiembre requería un largo proceso de aplicación que tenía que pasar por varias etapas de la cadena de mando cuando el propio Informe Oficial [de la Comisión] cita pruebas de lo contrario (158). 63. Afirmación según la cual en aquellos días sólo dos bases de la fuerza aérea estadounidense del sector noreste del NORAD (North American Aerospace Defense Command o Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte) mantenían cazas en alerta y, en particular, que no había aviones de combate en alerta en las bases de McGuire y de Andrews (159-162). 64. Omisión del hecho que la base Andrews de la fuerza aérea estadounidense tenía varios aviones de caza en alerta permanente (162-64). 65. Aceptación de la doble afirmación según la cual el coronel Marr, del NEADS (North East Air Defense Sector), tenía que comunicarse telefónicamente con un superior para que este lo autorizara a enviar aviones de caza desde [la base] de Otis y que necesitó 8 minutos para realizar esa llamada (165-66). 66. Aprobación de la afirmación según la cual la pérdida de la señal del transpondedor de un avión hace prácticamente imposible la localización de la nave por los radares militares estadounidenses (166-67). 67. Afirmación según la cual la intercepción de Stewart Payne no demostró que el tiempo de respuesta del NORAD en el caso del vuelo AA11 fue extraordinariamente lento (167-69). 68. Afirmación según la cual los cazas de la base de Otis se mantuvieron en tierra durante 7 minutos después de haber recibido la orden de despegue porque no sabían adónde volar (174-75). 69. Afirmación según la cual las fuerzas armadas estadounidenses no sabían del desvío del vuelo UA175 hasta las 9h30, momento exacto en que este vuelo se estrelló contra la torre sur del WTC (181-82). 70. Omisión de toda explicación sobre (a) la razón por la cual un informe anterior del NORAD, según el cual la FAA notificó a los militares el desvío del vuelo UA175 a las 8h43, se considera ahora como falso y (b) cómo fue que ese informe, si era falso, pudo ser publicado y se mantuvo como válido durante cerca de 3 años (182). 71. Afirmación según la cual la FAA no estableció la teleconferencia si no a partir de las 9h20 de aquella mañana (183). 72. Omisión del hecho que un memo de Laura Brown, de la FAA, afirma que la teleconferencia se estableció sobre las 8h50 y que trató precisamente sobre el desvío del vuelo UA175 (183-84, 186). 73. Afirmación según la cual la teleconferencia del NMCC, (Centro de Mando Militar o National Military Command Center) no comenzó antes de las 9h29 (186-88). 74. Omisión, en la afirmación de la Comisión de que el vuelo AA77 no se desvió de su trayectoria antes de las 8h45, del hecho que la hora mencionada en informes anteriores fue las 8h46 (189-90). 75. Fracaso en mencionar que el anuncio de la caída de un jet en Kentucky, poco después del momento en que el vuelo AA77 desapareciera del radar de la FAA, fue tomada lo bastante en serio por los responsables de la FAA y de la unidad antiterrorista del FBI como para que estos la enviaran a la Casa Blanca (190). 76. Afirmación según la cual el vuelo AA77 voló durante cerca de 40 minutos por el espacio aéreo estadounidense en dirección a Washington sin ser detectado por los radares militares (191-92). 77. Fracaso en explicar, si el anterior informe del NORAD según el cual se le informó a este –a las 9h24– que la trayectoria del vuelo AA77 era «incorrecta», cómo fue que ese informe erróneo pudo salir a la luz, o sea que se trata de saber si los responsables del NORAD mintieron o si fueron «embaucados» durante cerca de tres años (192-93). 78. Afirmación según la cual los aviones de combate de Langley, que según dijera primeramente el NORAD fueron enviados a interceptar el vuelo AA77, fueron realmente desplegados como respuesta a un informe erróneo de un controlador (no identificado) de la FAA de las 9h21 de que el vuelo AA11 se encontraba aún en vuelo y que se dirigía hacia Washington (193-99). 79. Afirmación según la cual los militares no fueron contactados por la FAA sobre el probable secuestro del vuelo AA77 antes del impacto contra al Pentágono (204-12). 80. Afirmación de que Jane Garvey no se sumó a la videoconferencia de Richard Clarke hasta las 9h40, o sea después del impacto contra el Pentágono (210). 81. Afirmación de que ninguna de las teleconferencias logró coordinar la FAA y las respuestas de los militares a los secuestros porque «ninguna [de las mismas] incluía a los responsables adecuados en el seno de la FAA y del Departamento de Defensa », aunque Richard Clarke dice que su propia videoconferencia incluía a la directora de la FAA Jane Garvey, al secretario de Defensa Donald Rumsfeld y al general Richards Myers, jefe interino de las Fuerzas Armadas (211). 82. Afirmación de la Comisión según la cual ésta no sabía qué miembros del Departamento de Defensa participaron en la videoconferencia con Richard Clarke, cuando el propio Clarke afirma en su libro que se trataba de Donald Rumsfeld y del general Myers (211-212). 83. Aprobación de la afirmación del general Myers de que él se encontraba en el Capitolio durante los ataques sin mencionar el informe contradictorio de Richard Clarke, según el cual Myers estaba en el Pentágono y participó en la videoconferencia con Clarke (213-17). 84. Fracaso al mencionar la contradicción entre el testimonio de Clarke sobre los movimientos de Rumsfeld de aquella mañana y las declaraciones del propio Rumsfeld (217-19). 85. Omisión del testimonio del secretario de Transporte Norman Mineta ante la propia Comisión, testimonio según el cual el vicepresidente Cheney y las demás [personas presentes] en el refugio subterráneo habían sido advertidas a las 9h26 de que un avión se acercaba al Pentágono (220). 86. Afirmación según la cual los responsables del Pentágono no sabían que un avión se estuviera acercando a ellos antes de las 9h32, las 9h34 o las 9h36, o sea sólo minutos antes que el edificio fuera impactado (223). 87. Aceptación de dos versiones que se contradicen entre sí sobre el aparato que impactó el Pentágono: una que describe la ejecución de una espiral de 330 grados hacia abajo (un «picado a gran velocidad») y otra en la que no se menciona esa maniobra (222-23). 88. Afirmación según la cual los cazas provenientes de Langley, que supuestamente recibieron la orden de despegar rápidamente para proteger Washington del «vuelo fantasma AA11», no estaban en lo absoluto cerca de Washington porque fueron enviados hacia el océano por error (223-24). 89. Omisión de todas las pruebas que sugieren que lo que impactó en el Pentágono no fue el vuelo AA77 (224-25). 90. Afirmación según la cual la FAA no informó a los militares sobre el desvío del vuelo UA93 antes de que este se estrellara (227-29, 232, 253). 91. Doble afirmación de que el NMCC no monitoreó la conferencia iniciada por la FAA y no pudo por consiguiente conectar a la FAA con la teleconferencia iniciada por el NMCC (230-31). 92. Omisión del hecho de que el Servicio Secreto dispone de medios que le permiten tener conocimiento de todo lo que hace la FAA (233). 93. Omisión de toda investigación sobre las razones que llevaron al NMCC a comenzar su propia teleconferencia si, como dijo Laura Brown –de la FAA–, eso no forma parte del protocolo standard (234). 94. Omisión de toda investigación sobre por qué el general Montague Winfield no solamente fue reemplazado por un «bisoño» (a rookie), el capitán Leidig, como director de operaciones del NMCC, sino que abandonó además el mando cuando estaba claro que el Pentágono se encontraba ante una crisis sin precedente (235-36). 95. Afirmación según la cual la FAA notificó (de forma errónea) al Servicio Secreto, entre las 10h10 y las 10h15, que el vuelo UA93 se encontraba todavía en vuelo y se dirigía hacia Washington (237). 96. Afirmación según la cual el vicepresidente Cheney no dio la autorización para disparar hasta las 10h10 (varios minutos después de la caída del vuelo UA93) y que esa autorización no fue transmitida a la fuerza aérea hasta las 10h31 (237-41). 97. Omisión de todas las pruebas que indican que el vuelo UA93 fue derribado por un avión militar (238-39, 252-53). 98. Afirmación según la cual [el zar del contraterrorismo] Richard Clarke no recibió la petición de autorización de fuego hasta las 10h25 (240). 99. Omisión del testimonio del propio Clarke, que sugiere que éste recibió la petición de autorización de fuego hacia las 9h50 (240). 100. Afirmación según la cual Cheney no bajó al refugio subterráneo del PEOC [o CPOU (siglas correspondientes a Centro Presidencial de Operaciones de Urgencia]) hasta las 9h58 (241-44). 101. Omisión de los múltiples testimonios, entre ellos los de Norman Mineta [secretario de Transporte] ante la propia Comisión, testimonios según los cuales el [vicepresidente] Cheney se encontraba en el CPOU antes de las 9h20 (241-44). 102. Afirmación según la cual la autorización para derribar un avión civil tenía que ser otorgada por el presidente (245). 103. Omisión de informes según los cuales el coronel Marr ordenó derribar el vuelo UA93 y el general Winfield indicó que él mismo y otros [oficiales] esperaban en el NMCC que un caza alcanzara el vuelo UA93 (252). 104. Omisión de informes que indican que había dos aviones de caza en el aire a varios kilómetros de New York y tres a sólo 320 kilómetros de Washington (251). 105. Omisión del hecho que había por lo menos 6 bases militares con cazas en estado de alerta en la región noreste de Estados Unidos (257-58). 106. Aprobación de la afirmación del general Myers de que el NORAD había definido su misión solamente en términos de defensa contra amenazas dirigidas [hacia Estados Unidos] desde el extranjero (258-62). 107. Aprobación de la afirmación del general Myers de que el NORAD no había previsto la posibilidad de que un grupo de terroristas pudiera utilizar aviones de pasajeros secuestrados como misiles (262-63). 108. Fracaso en poner en perspectiva la significación del hecho, presentado en el propio Informe, o en mencionar otros hechos que prueban que el NORAD sí había efectivamente previsto la amenaza que podía representar la posible utilización de aviones de pasajeros secuestrados como misiles (264-67). 109. Fracaso en explorar la implicaciones de la cuestión de saber cómo pudieron influir la maniobras militares («war games») programadas para aquel día en el fracaso de los militares en los intentos por interceptar los aviones de pasajeros secuestrados (268-69). 110. Fracaso en discutir la posibilidad de que el desarrollo de la Operación Northwoods haya favorecido los ataques del 11 de septiembre (269-71). 111. Afirmación (presentada para explicar por qué los militares no recibieron la información sobre los aviones secuestrados con tiempo suficiente para lograr interceptarlos) según la cual el personal de la FAA falló inexplicablemente unas 16 veces en la aplicación de los procedimientos normales (155-56, 157, 179, 180, 181, 190, 191, 193, 194, 200, 202-03, 227, 237, 272-75). 112. Fracaso en mencionar que la proclamada independencia de la Comisión se vio fatalmente comprometida por el hecho que su director ejecutivo, Philip Zelikow, era prácticamente miembro de la administración Bush (7-9, 11-12, 282-84). (ndt: era colaborador cercano de Condoleeza Rice) 113. Fracaso en mencionar que la Casa Blanca trató primeramente de impedir la creación de la Comisión [Oficial de Investigación sobre los Ataques Terroristas del 11 de Septiembre] y que obstaculizó después el trabajo de esta, como lo hizo al asignarle un presupuesto extremadamente restringido (283-85). (ndt: Presupuesto estimado en 15 millones de dólares cuando el film de ficción «Vuelo 93» de Paul Greengrass costó 18 millones y «World Trade Centre» de Oliver Stone costó cuatro veces más, o sea 60 millones de dólares. En lo tocante al primer punto, la creación de la Comisión no se produjo hasta después de 441 días de los ataques y el presidente Bush propuso que fuera presidida por Henry Kissinger… para luego retractarse ante las violentas críticas de la opinión pública contra esa proposición.) 114. Fracaso en mencionar que el presidente de la Comisión, la mayoría de los demás miembros de la Comisión, y por lo menos la mitad del personal de la misma tenía serios conflictos de intereses (285-90, 292-95). 115. Fracaso de la Comisión, la cual se vanagloriaba de que la presentación de su informe final había tenido lugar «sin disensión», en mencionar que esto fue posible únicamente porque Max Cleland, el miembro de la Comisión más crítico en cuanto a la actuación de la Casa Blanca –juró incluso «que no sería cómplice de un tratamiento parcializado de las informaciones»–, tuvo que renunciar a su puesto dentro de la Comisión para poder aceptar un cargo en el Banco Export-Import y que la Casa Blanca dio a conocer su nombramiento para ese cargo únicamente después que las críticas emitidas por Cleland se hicieron especialmente directas (290-291). Terminaré precisando que concluí mi estudio del texto que he dado en llamar «el informe Kean-Zelikow» escribiendo lo siguiente: Finalmente, el Informe de la Comisión Investigadora sobre el 11 de septiembre, lejos de evacuar mis dudas en cuanto a una complicidad oficial, no hizo más que confirmarlas. ¿Qué podría llevar a los responsables encargados de la redacción de ese informe final a montar una superchería de tanta envergadura si no el intento de enmascarar enormes crímenes? (291). Fuente: 115 mentiras sobre los atentados del 11 septiembre Notas: Las cifras que aparecen entre paréntesis se refieren a las páginas de la edición original estadounidense del libro "Omisiones y manipulaciones de la Comisión Investigadora" publicado en francés por las ediciones Demilune, París. “Omissions et manipulations de la Commission d’enquête sur le 11 Septembre. » http://www.editionsdemilune.com/omissionsetmanipulationsdelacommissiondenqute-p-5.html Bibliografía y contactos: Profesor David Ray Griffin : - "The new Pearl Harbor" Olive Branch press Northampton, Massachussets 2004. Edición francesa: - "Le Nouveau Pearl Harbor" Ed Demi Lune. - “9/11 and American Empire: Intellectuals Speak Out, en colaboración con Peter Dale Scott (Olive Branch, Northampton, Massachussets, 2006). - "The 9/11 Comission report, Omissions and distorsions." Olive branch press Northampton, Massachussets 2007. Edición francesa. « Omissions et manipulations de la comission d´enquete sur le 11 septembre. » Ed. Demi Lune 2007. http://www.editionsdemilune.com/omissionsetmanipulationsdelacommissiondenqute-p-5.html - "Debunking 9/11 Debunking: An Answer to Popular Mechanics and Other Defenders of the Official Conspiracy Theory" Edición francesa. “11 septembre, la faillite des medias. La conspiration du silence.». Ed. Demi Lune 2007. www.editionsdemilune.com La traducción al francés de sus títulos estuvo a cargo del comandante Pierre-Henri Bunel . “Desenmascarando el 11-S” es el último libro de David Ray Griffin que tiene 385 págs, divididas en 4 capítulos y como todos los anteriores está ampliamente documentado, (este tiene 1209 notas). La editorial Demi Lune se ha especializado en la importante tarea de denunciar el fraude en su colección resistencias en la que se encuentran otros títulos importantes: Collection resistances, editions Demi Lune. París. Estos libros pueden obtenerse en la librería de la Red Voltaire: www.voltairenet.org.fr Contactos con el grupo: Scholars for 9/11 Truth, http://st911.org
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